El Nápoles ha jugado 76 temporadas la Serie A y solamente ha sido tres veces campeón, dos de ellas bajo el liderazgo de Maradona y la tercera, el curso pasado, con Victor Osimhen al mando. “Es una máquina de hacer goles y de matar”, responde a Infobae España un aficionado del Lille, su antiguo equipo antes de dar el salto a Nápoles, cuando es preguntado por el delantero nigeriano. Esa es la imagen que sugiere Osimhen dentro de un terreno de juego. Sus 26 goles ligueros de la temporada pasada le encumbran como un ídolo y ponen en alerta al Real Madrid que este martes visita el Diego Maradona para enfrentarse al Nápoles.
La máscara con la que juega le define como futbolista. Tuvo que ser operado de múltiples fracturas tras un choque de trenes con Skriniar, exjugador del Inter de Milán y utiliza protección en los partidos. Sus condiciones físicas hicieron que el Nápoles invirtiera en 2020 cerca de 70 millones de euros para concretar su fichajes -más caro de la historia del club-, tras una sola temporada en el Lille, que a su vez se había hecho con sus servicios después de un curso en el Charleroi belga, que apostó por él cuando buscaba sin éxito una salida del Wolfsburgo, al que llegó tras haber superado una dura infancia vendiendo naranjas y limpiando cristales en los semáforos.
“Vivía en Olusosun, un lugar realmente pobre y en nuestra calle, mi familia era una de las más pobres. Crecí limpiando y vendiendo alimentos. Estoy muy agradecido por donde estoy hoy después de lo que he pasado”, desvela. Mientras luchaba por sobrevivir comenzó a dar sus primeras patadas a un balón y la academia de fútbol, Ultimate Strikers, se fijó en él. Pronto despuntó y se hizo un hueco en las categorías inferiores de la selección nigeriana hasta que en 2015 el Wolfsburgo se lanzó a por él.
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La malaria estuvo a punto de truncar su carrera
El club alemán le echó sus redes una vez acabado el Mundial Sub-17 de 2015 disputado en Chile. Osimhen fue el máximo goleador del torneo, con 10 goles en 7 partidos y pieza fundamental de aquella Nigeria campeona. Sin embargo, la temporada y media que pasó en Alemania no fue la deseada. “No todo funcionó bien, pero me ayudó a crecer y no hablaré mal de esa fase, que fue de aprendizaje. Los agradezco por haberme elegido. Fue traumático, me encontré solo allí y hace falta paciencia, sentí un vacío. A veces queremos ir demasiado rápido. Pasé de ser el máximo goleador del Mundial 2017 a un tío al que el teléfono nunca le suena”, explica Osimhen a medios italianos.
El poco protagonismo le obligó a buscar una salida que parecía factible, pues varios clubes seguían interesados en aquel veloz delantero, pero contrajo la malaria y las puertas se le fueron cerrando. Primero la del Zulte-Waregem y más tarde la del Brujas. “En verano de 2018 estaba enfermo, y luego se entendió que tenía malaria. Me llamaron del Zulte-Waregem y explicamos que no habría superado el reconocimiento médico. Dijeron que habríamos firmado de todos modos, pero llamaron de repente y la operación se rompió. Pasó lo mismo con el Brujas, el presidente me dijo que si el Zulte no me quiso, no podía arriesgarse él representando a un club más grande. Fue otro trauma. Luego apareció el Charleroi y no me lo creía. Siempre les estaré agradecido, allí renací”, confiesa.
Del amor a la risa con el Nápoles
Marcó 20 goles y dio el salto al Lille y más tarde al Nápoles, donde ha vivido una historia de amor y odio a partes iguales. “Fichar por el Nápoles fue como entrar en otro mundo, nunca había visto una hinchada así. Viven por el club, es parte de su cuerpo, de su corazón. En el vestuario les pregunté si lo que había vivido en mi llegada era real. Mertens y Koulibaly dijeron que aún no había visto nada... Su energía, Maradona, la ilusión que hay... Todo se nota”. Sus 26 goles le valieron al Nápoles para romper una sequía de 33 años sin ganar el Scudetto.
Sin embargo, como en toda historia de amor, hay momentos turbulentos y Osimhen los está atravesando ahora. Ha visto puerta en los dos últimos encuentros, pero anteriormente, ante el Bolonia, erró un penalti que extendió a cuatro el número de partidos sin anotar y originó su distanciamiento con el Nápoles. Diez minutos después del fallo, Rudi García decidió sustituir al atacante, lo que provocó el enfado de un Osimhen que le recriminó su decisión. Pero la cosa no iba a quedar ahí. Todo saltó por los aires el pasado martes, cuando la cuenta en TikTok del Nápoles subió un polémico vídeo en el que se burlaban del delantero centro por su error desde los once metros. Después de su publicación, pese a que posteriormente fue eliminado del perfil, el agente del jugador, Roberto Calenda, fue muy contundente con el club.
Y vuelta al amor
“Lo que ha ocurrido hoy en la cuenta oficial del club en la plataforma TikTok no es aceptable. Un vídeo burlándose de Víctor se hizo público primero y luego, tardíamente, se eliminó. Un hecho grave que provoca daños gravísimos al jugador y se suma al maltrato que está recibiendo el chico en los últimos tiempos entre juicios mediáticos y fake news. Nos reservamos el derecho de emprender acciones legales”, avisó su representante. Aunque una semana después, parece que las aguas revueltas han vuelto a su cauce tras lanzar el delantero un comunicado en sus redes sociales.
“Venir a la ciudad de Nápoles en 2020 fue una decisión maravillosa para mí. El pueblo de Nápoles me ha mostrado mucho amor y amabilidad y no permitiré que nadie se interponga entre nosotros. La pasión del pueblo de Nápoles alimenta mi fuego para jugar siempre con el corazón y el alma, y el amor por la insignia es inquebrantable mientras la llevo con orgullo. Las acusaciones contra el pueblo de Nápoles son falsas”, expresó.
Ante un Real Madrid con la defensa de circunstancias debido a las bajas por lesión de Alaba y Militao, el ariete nigeriano busca seguir agrandando su leyenda en Nápoles. Lo hará tras haber superado un sinfín de obstáculos, pero con el mismo hambre que le ha llevado a convertirse en ‘la máquina de matar’.