El misil Valverde sacude Nápoles y sella el triunfo del Real Madrid en otra exhibición de Bellingham

Un zapatazo del uruguayo cuando el partido entraba en la recta final culmina otro gran encuentro del inglés en el que vio puerta, asistió a Vinicius y se echó el equipo a la espalda

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Bellingham celebra su gol ante
Bellingham celebra su gol ante el Nápoles en Champions (REUTERS).

El Real Madrid fue un volcán y arrasó Nápoles. Se han empeñado los de Ancelotti en demostrar que son más fuertes que las circunstancias. Sin centrales disponibles en el banquillo, con un lateral reconvertido y sin delantero referencia, los blancos erupcionaron (2-3) en el Diego Maradona liderados por un Bellingham que tiene licencia para ser agente triple. Cae a banda para defender lo que deja pasar Vinicius, se convierte en el cerebro para dar salida a su equipo y aun así tiene tiempo para actuar de falso nueve y ver puerta. Un gol suyo, otro de Vinicius, asistido por inglés, y el zapatazo de Valverde neutralizaron los tantos de Ostigard y Zielinski.

De Diego Armando Maradona se conocía todo. Su pasión por el balón, las milanesas de su madre, el gusto por los asados y su animadversión a los ingleses debido a la guerra de las Malvinas. Ante Inglaterra anotó el gol más famoso de la historia y se convirtió en el héroe nacional. Este martes, en su estadio, ante su Nápoles, un inglés le homenajeó. Su nombre es Jude y apellido Bellingham. Lo hizo con una conducción de 40 metros recorridos en nueve toques de potencia y calidad que acabaron en gol. Ningún jugador del Nápoles pudo detenerle.

Un inglés homenajeó al argentino más grande

Ancelotti, sabedor de su potencial, ha hecho todo lo posible por encontrarle acomodo. Ha cambiado su dibujo sin importar que una leyenda como Luka Modric, de nuevo suplente, sea damnificado. El croata no acaba de encajarle al técnico italiano en su rediseñado esquema del que Bellingham es piedra angular. Volvió a multiplicar sus esfuerzos para ocupar lo ancho del centro del campo. Rodrygo y Vinicius fueron la pareja ofensiva y Tchouameni formó en el mediocentro acompañado de Kroos y Valverde.

Fiel a la costumbre de esta temporada, el Real Madrid concedió un gol en los primeros compases. Esta vez no fue la defensa, sino el portero quien se pasó de generoso. No había generado demasiado peligro el Nápoles más allá de los desmarques al espacio de Osimhen, pero en el primer saque de esquina se desencadenaron los acontecimientos. Kepa se tragó el centro con efecto de Kvaraskhelia, Natan cabeceó al larguero y el rechace lo mandó a la red el otro central, Ostigard, también de cabeza. Al Nápoles, empujado por la caldera del Diego Maradona, le estaba funcionando el plan inicial.

Misil uruguayo

Los de Rudi garcía entraron en erupción. Detectaron el problema aéreo de Kepa y comenzaron a enviar balones al área madridista hasta que Bellingham levantó la mano, recuperó un balón en el centro del campo y dijo basta. Emprendió rumbo a la meta napolitana y cedió a Vinicius que maniobró exquisitamente antes de acomodar el cuerpo y enviar un pase a la red. El empate despertó al Madrid, de nuevo con el inglés a los mandos. Esta vez, sin precisar de ningún compañero. Fue dejando rivales atrás a su paso, se plantó en el área, buscó el hueco entre los centrales y perforó la meta de Meret.

El partido, controlado por los de Ancelotti, volvió a dar un giro VAR mediante, por una mano de Nacho después de que el balón rebotase en su pie. Involuntaria hace años, controvertida hoy en día. Ya saben, fútbol moderno. Zielinski aprovechó el nuevo reglamento FIFA y devolvió el empate y la locura a la grada. De nuevo despertó el Nápoles, aunque sin éxito. Aculó al Real Madrid en su campo, pero no aprovechó las ocasiones que tuvo. Mientras que Valverde, si lo hizo en el otro área. Se sacó un misil marca de la casa para desnivelar definitivamente el choque y certificar que lo del derbi se trató de un traspié puntual.

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