El futuro del espectáculo está cada vez más cerca. Las pantallas horizontales se han convertido en el equivalente de las pinturas de Atapuerca en lo que a recintos se refiere. Los conciertos ya no son una simple entrada a la experiencia de la música en directo, sino una invitación al porvenir. Más allá de la teoría y de las palabras pretenciosas, la ciudad de Las Vegas tiene la llave.
El recinto The Sphere de la ciudad estadounidense de las ruletas y los casinos ha desvelado su puesta en escena con un concierto de U2. Los asistentes formaron parte de un huevo cocido de 16.000 pantallas de luces LED de alta definición y 160.000 altavoces en el que la música era el elemento menos llamativo de la puesta en escena de la banda estadounidense (que celebrará un total de 25 conciertos hasta el mes de diciembre).
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U2 opened the $2.3 billion Las Vegas Sphere last night and the visuals are incredible 🤯pic.twitter.com/szKa5DobRd
— Joe Pompliano (@JoePompliano) September 30, 2023
El objetivo es que el recinto no sólo albergue conciertos, también eventos deportivos y otro tipo de espectáculos musicales. Las posibilidades son infinitas. En los últimos meses, la expectación que ha generado The Sphere ha sido apabullante. Su figura esférica ha parado a todos los conductores y pasajeros del Strip de Las Vegas. En su exterior, también compuesto por pantallas LED, se han proyectado todo tipo de imágenes, desde cascos espaciales gigantes, pasando por caras de bebés e incluso la luna.
Una imagen holográfica de 15 metros de altura, un avatar de 360º grados y una cascada de imágenes que desborda a un público incapaz de mirar hacia un único lado. Cuando no haya conciertos o eventos especiales, The Sphere también se puede visitar y la entrada incluye, no sólo el acceso a las mejores tecnologías, también una experiencia cinematográfica de cargo de Darren Aronofsky (Cisne Negro, Mother!, La ballena). Postcard from Earth, la película inmersiva del cineasta, es un retrato de nuestro planeta reimaginado como una experiencia de ciencia ficción.
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No exento de críticas
Mucha gente se opone a la mercantilización visual de los conciertos, pues creen que, con The Sphere, la audiencia deja de prestar atención a la música en directo y deja que sus sentidos abracen la parafernalia lumínica del recinto. Entre fondos que se suceden y pantallas en constante cambio, ¿es el concierto de U2 lo menos importante de la experiencia?
En España, el Motomami World Tour de Rosalía o el Sin Cantar Ni Afinar Tour de C. Tangana supusieron un antes y un después en la forma de consumo de un evento musical. El de la artista catalana puso sobre la mesa la idea de interactuar con una steadycam y con unas pantallas virtuales que convertían el concierto en un TikTok inagotable. El de Antón Álvarez convirtió el escenario en una orquesta flotante con mesas y sillas, simulando un tablao flamenco con infinidad de invitados.
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Dichas tendencias han evocado una corriente que convierte el sonido en espectáculo, en sorpresa constante, en interacción perpetua. El consumo digital actual lleva a todas las