Son las 8.30 horas y la Unidad de Subsuelo y Protección Ambiental de la Policía Nacional de Madrid ha citado a Infobae España en la comisaría del distrito de Moratalaz, su base de operaciones. Ya tienen preparado todo el material –botas, cascos, mascarillas y trajes de protección– para, como cada día, adentrarse en las profundidades de la capital, una ciudad con casi 5.000 kilómetros de túneles, galerías y colectores, unos 2.000 de ellos transitables. Ese es su “medio” y, salvo por los roedores e insectos que habitan allí, el de nadie más. “Conocemos mejor la ciudad por debajo de la tierra que por las calles”, dice el subinspector David Gómez mientras nos muestra el mapa de las profundidades de Madrid.
Con todo preparado, subimos a los furgones de la unidad para desplazarnos a pleno centro de Madrid. Allí descenderemos a una galería del Canal de Isabel II a través de una alcantarilla. Mientras, el subinspector Gómez nos explica el particular trabajo que desempeñan dentro de la Policía Nacional: “Damos seguridad a grandes eventos o a desplazamientos de personalidades, entre otras del Gobierno y Casa Real, pero desde el subsuelo”.
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Los agentes de la unidad, unos 50, se centran estas semanas en el dispositivo de seguridad de los eventos programados por la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea. Hace tan sólo tres meses, “sellaron” Madrid con motivo de la Cumbre de la OTAN. “Ha sido el mayor despliegue de nuestra historia”, que data de finales de los cincuenta, afirma el subinspector. Revisaron de arriba a abajo las galerías y colectores de la ciudad, especialmente de los puntos donde se hospedaban los representantes de otros países.
Hemos llegado a la ubicación. Bajamos equipados a la galería del Canal de Isabel II con sus imponentes tuberías. “Si hay una fuga, de aquí no salimos”, bromea David. Pese a la poca profundidad de este pasadizo, se percibe la humedad y lo inhóspito del medio. Antes de volver a la superficie, apagamos nuestras linternas y podemos ser testigos de la oscuridad más absoluta.
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Delincuencia bajo tierra
Además de verificar periódicamente que todo está correcto bajo tierra y hacer de escoltas de las profundidades a las más reputadas personalidades, los policías de subsuelo también persiguen delitos. Por ejemplo, han participado en operaciones contra butroneros que se colaban en bancos y otros establecimientos realizando túneles subterráneos, entre ellos el conocido como el ‘Robin Hood de Vallecas’. También pueden buscar armas o pruebas arrojadas al alcantarillado, aunque no es lo habitual.
Hemos llegado a nuestra última parada. Estamos en la zona de Huertas y vamos a descender a una profundidad de 30 metros para conocer cómo es un colector o, lo que es lo mismo, un conducto donde vierten las alcantarillas sus aguas. Mientras bajamos, observamos la marca en la pared que dejó la crecida del agua por las lluvias de la última DANA. “Cuando llueve así no podemos bajar aquí”, señala el subinspector.
En este descenso, además el Equipo de Protección Individual (EPI), el casco y las botas, vamos con una mascarilla FFP2. El agente Gómez nos alerta de la posible presencia de “gases tóxicos”, aunque el olor que desprenden las aguas fecales ya justificaría su uso. La cantidad de agua dificulta que nos topemos con los roedores que frecuentan estos túneles. Tras un exigente regreso al exterior, ha llegado a su fin nuestra aventura con los policías de subsuelo, los guardianes de las profundidades de la ciudad.