Feijóo, el barón al que arrancaron de Galicia para ser presidente y Sánchez plantó en la oposición

La mayor crisis de la historia del PP llevó al gallego al frente del partido. Una vez allí, hizo borrón y cuenta nueva y se puso una meta: llegar a La Moncloa. Pese a la derrota, ha conseguido cerrar filas dentro del partido en torno a su liderazgo

Guardar
El líder del Partido Popular y candidato presidencial, Alberto Núñez Feijóo abandona el hemiciclo tras la segunda votación de su investidura (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El líder del Partido Popular y candidato presidencial, Alberto Núñez Feijóo abandona el hemiciclo tras la segunda votación de su investidura (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Aunque siempre estuvo en las quinielas para liderar el Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (Os Peares, Ourense, 1961) apostaba en todas sus jugadas por Galicia. Pero a ese “tío normal”, tal y como lo definen los suyos, le llegó la hora y le robaron el mes de abril. El barón gallego fue “arrancado” de su tierra en primavera y alejado de las cuatro mayorías absolutas que allí había cosechado con el único propósito de llegar a La Moncloa. Lo que no sabía ni Feijóo ni el PP es que se iba a quedar por el camino.

29 de abril de 2022: “No importa donde, Galicia siempre”, escribe el presidente de la Xunta en su carta de dimisión. 13 años de capitanía de un barco muy cómodo, casi un crucero, que le alejaba de mareantes pactos y tormentosas coaliciones. La intención era que la travesía le llevase a puerto, a la Presidencia del Gobierno, pero Feijóo se dio de bruces contra el asfalto de Madrid este pasado viernes 29 de septiembre, casi un año y medio después de su marcha.

El barón gallego que huía de las siglas del PP

Feijóo era el líder indiscutible en Galicia, ni el PP gallego ni el PP nacional le tosían. Las urnas le eran favorables a nivel interno (reunía siempre una mayoría aplastante en los congresos del partido gallego), y también a nivel externo, con consecutivas mayorías absolutas desde 2009, tras suceder a Manuel Fraga al frente del partido en 2006.

Te puede interesar: El voto nulo de la discordia que el PP lee como un mal precedente de cara a la investidura de Sánchez

Además de un buen colchón de mayorías del PP en Galicia (15 años a sus espaldas), un truco infalible de Feijóo para ganar las elecciones era alejarse de las siglas de su partido cuando venían mal dadas. ¿La última vez? En el año 2020: la propaganda de esas elecciones consistía en unas enormes letras con su apellido como plato principal y unas reducidas siglas que no daban ni para el entrante. Convenía huir de las estridencias, así lo hizo en sus campañas, donde sobraban perfiles como el del expresidente José María Aznar, o el de Cayetana Álvarez de Toledo. Con la última, las discrepancias vienen de lejos, y aunque la rescató de diputada en sus listas, la tensión persiste.

Feijóo tenía su nicho, de hecho, ya había rechazado liderar el PP en el año 2018 tras la moción de censura de Mariano Rajoy, alegando “coherencia” con su compromiso con los gallegos. De aquello salió Pablo Casado, aunque mal parado, pero esa historia requiere de una introducción.

El Congreso rechaza otra vez la investidura de Feijóo

Por mucho que Feijóo quisiese huir de las luchas internas de Génova, Génova no podía huir de sí misma, lo que se corroboró en febrero de 2022. Después de que el PP ganase las elecciones de Castilla y León y tras meses de tensión muy mal disimulada entre Isabel Díaz Ayuso y la Dirección Nacional del PP, saltó la liebre. Se publicó el espionaje orquestado desde los despachos de Génova al hermano de Ayuso por una comisión de un contrato de mascarillas durante la pandemia. El PP acabó reconociendo que tenía constancia, aunque no pruebas, de que esa comisión existía, rompiendo ‘de facto’ sus relaciones con Isabel Díaz Ayuso.

“Nunca podría imaginar que la dirección nacional de mi partido iba a actuar de un modo tan cruel y tan injusto contra mí”, fue la respuesta de la presidenta, que sentenció el final de la historia, y también de la ‘era Casado’. Feijóo se pronunció para pedir al presidente de su partido que frenase la “hemorragia” ocasionada por esta crisis. Las miradas se enfocaron en el barón gallego como solución al conflicto, y así es como se puso al frente del PP, casi obligado, arrancado de Galicia por una crisis en Madrid.

Te puede interesar: El Rey inicia este lunes la segunda ronda de consultas antes de proponer a Sánchez como candidato

Ya había vivido unos años en la capital, “lo cual fue una ventaja”, explican desde su equipo. Con todo, la vuelta se hizo difícil, no solo por dejar la comodidad de las mayorías en la Xunta, también por su familia, “el niño no llevó bien el cambio”, recuerdan quienes le conocen de cerca. A todo esto se sumaba la presión de sacar a flote un barco totalmente hundido como era el PP, que estaba en su peor momento. Pero Feijóo hizo borrón y cuenta nueva y se puso una meta: La Moncloa.

Feijóo fracasa en su investidura y se retira a la oposición

El resto ya es historia. Gana por goleada las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, lo que provoca que Pedro Sánchez convoque elecciones anticipadas que, a su vez, se convierten en la peor pesadilla para la meta del dirigente gallego: las expectativas no tenían nada que ver con la realidad y le proporcionaron su primer fracaso. Ya no podía volver a casa, allí estaba su gran amigo Alfonso Rueda supliendo su vacío en la Xunta, y el expresidente había perdido ya unas elecciones nacionales y eso desgasta. Con todo, desde el PP no creen que la investidura vaya a afectar a ningún resultado en Galicia, aunque está por ver.

Feijóo es aplaudido por la bancada popular tras la segunda votación de su investidura. EFE
Feijóo es aplaudido por la bancada popular tras la segunda votación de su investidura. EFE

Pero ese varapalo muestra a Feijóo la dureza y la crueldad del asfalto madrileño: Ayuso amenaza, los barones fiscalizan y Pedro Sánchez aprieta. Este viernes ha perdido su investidura, lo que le ha relegado, por primera vez, a la oposición, una situación desalentadora e incómoda para un barón que se fue de su tierra con el único objetivo de llegar a La Moncloa. La realidad es que se ha quedado a las puertas.

Guardar