La soledad, una pandemia silenciosa que genera monstruos: “Es un factor de riesgo enorme para la depresión”

Un 9,9% de la población joven española sufre de soledad no deseada de manera muy frecuente, síntoma de una sociedad que genera seres humanos cada vez más aislados

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La soledad, una pandemia silenciosa que genera monstruos: "Es un factor de riesgo enorme para la depresión"

“No es un chico problemático, pero está siempre solo”. Con esas palabras, los alumnos del IES Elena García Armada definían al menor que este jueves ha apuñalado a varios de sus profesores en Jerez de la Frontera (Cádiz), que también era víctima de bullying en su centro. La soledad no deseada, un mal que afecta sobre todo a gente mayor, gana cada vez más espacio en una sociedad invadida por la prisa, la premura y la inmediatez, términos sobre los que el aislamiento construye imperios.

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos define la soledad como “sentirse solo independientemente de la cantidad de contactos sociales” y hay investigaciones que relacionan la soledad no deseada con mayores cifras de presión arterial, alteraciones del sistema inmune y un aumento de riesgo de muerte prematura, tal y como muestra un estudio publicado en 2016 por la British Medical Journal (BMJ).

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El Observatorio español de la soledad no deseada, en uno de los primeros acercamientos a esta pandemia silenciosa, revelaba datos como que más de un 9% de las personas no tienen a nadie que les pueda ayudar cuando tienen problemas. En cuanto a los periodos de soledad, la generación Z y los millennials son las que más han sentido soledad no deseada: un 9,9% se ha sentido solo sin desearlo de manera frecuente o muy frecuente y un 29,6% lo ha hecho ocasionalmente.

“La soledad es un factor de riesgo enorme para la depresión, sobre todo en la gente mayor, pero hemos normalizado el aislamiento en la tercera edad”, asegura Eduard Vieta, jefe de psiquiatría y psicología en el Hospital Clínic De Barcelona. “La soledad no deseada es tanto causa como consecuencia de una mala salud mental. Cuando trae consecuencias, pueden aparecer ciertas enfermedades como psicosis o demencia. Pero puede ser una causa fruto de que a esa persona le cueste interaccionar con los demás. La soledad no deseada puede producirse como consecuencia de un sufrimiento mental”, alega el psiquiatra.

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Además, pasar demasiado tiempo solo daña poco a poco ciertas funciones básicas. Nacho Peña, psicólogo y profesor de la Universidad Alfonso X El Sabio, asegura que “la gestión emocional se ve dañada”. “Las interpretaciones de las normas sociales también se pueden deteriorar y todo eso puede generar ansiedad o ataques de pánico”, asegura el psicólogo.

En el caso del joven que ha intentado apuñalar a sus profesores, donde también ha aflorado presunto bullying de varios compañeros hacia el menor, el contexto agrava la situación: “Si encima tu contacto es a través de la violencia, complica todo aún más. Si solo conoce la violencia, pues por ahí te puede salir la reacción. En general, cada vez es más común pasar tiempo solo y no es lo mejor para la salud mental”, asegura. La soledad no deseada es eso, no deseada, porque invertir tiempo con uno mismo sí es sano y necesario: “Es importante para la intimidad y procesar muchos eventos, el tiempo solos tiene que existir y tiene su función. El problema es que se vuelva desmedido”.

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Soledad no deseada en menores

La soledad no deseada en gente joven, un dato menor que en personas mayores, sí refleja ciertas conductas de la sociedad, cada vez más habituada a dinámicas propias de otras culturas como la estadounidense. “Convergemos a modelos sociales y culturales que tienen esos inconvenientes, pero aún tenemos la red familiar que ayuda mucha. En EEUU, la gente tiene una gran movilidad, un divorcio puede ser un impacto mayor porque no hay tanta red cercana que te apoye”, sostiene Eduard Vieta, que tiene claro que el exceso de soledad en personas jóvenes es causa de problemas mayores: “En jóvenes, el aislamiento suele ser una consecuencia de que algo va mal”. Sin embargo, el exceso de naturalidad con el que se asume la soledad de una persona mayor también revela una forma de tapar problemas que requerirían medidas estructurales: “Hay gente mayor deprimida que no se diagnostica porque se da por hecho que está solo y por eso llora y está como está. Y es una pena, porque eso tiene tratamiento, no hay que negligir en mayores”, asegura Vieta.

Las nuevas tecnologías, los smartphones y las redes sociales también son potenciales generadores de soledad bajo la apariencia de sociabilización. Vieta zanja el asunto con una advertencia en torno a estas plataformas: “Es una vertiente del aislamiento generada por ciertas adicciones. Si la adicción es grave, aísla a la persona. O incluso su núcleo son gente también sola. Hay jóvenes que están en soledad no deseada sin ser demasiado conscientes de ello porque la vía para comunicarse es puramente telemática. E incluso a veces las redes son la solución para quienes sufren de soledad, pero es una solución imperfecta, las redes sociales son un sucedáneo de la sociabilidad”.

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