Hace más de treinta años, Ken Follett (Cardiff, Reino Unido, 1949) publicó Los pilares de la tierra, la primera entrega de una saga que, afirma, ha llegado a su fin con La armadura de la luz. “Creo que tienes que dejar de hacer algo antes de que la gente se aburra”, ha indicado el autor galés en la presentación de su última novela en Madrid. La Real Fábrica de Tapices ha sido el escenario escogido para la rueda de prensa de una obra que narra un pasado que, sorprendentemente, resuena con la coyuntura actual.
El quinto libro, esta vez ubicado en el contexto de la Revolución Industrial y las guerras napoleónicas, cuenta con “tres paralelismos” con respecto a la actualidad. “Uno es la revolución tecnológica, otro es la actual guerra que se está desarrollando en Europa y el último es la subida de los precios”, indica.
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La única diferencia entre la realidad y la ficción es que, en La armadura de la luz, “sabemos lo que pasó en la Historia”: los hombres culparon a las máquinas del desempleo y robaron pan para poder alimentarse. “En mi libro la guerra se acaba, pero ahora no sé qué va a pasar”, afirma sobre la incertidumbre del presente.
Follett ha hablado sobre España y acerca de cómo nuestro país se ha reflejado en sus novelas. “Escribí sobre Sevilla en el siglo XVI. Me pareció muy interesante”, indica. También se acercó a la Guerra Civil Española en El invierno del mundo (2012). En su última obra, el británico vuelve a reconocer su idilio con la ciudad de Vitoria al hablar de la batalla que tuvo lugar en la localidad vasca. “Tengo un sentimiento especial por la ciudad, me interesé mucho por ella cuando estaban renovando la catedral”, indica.
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Esta es la segunda vez que el escritor se fija en Vitoria para inspirarse. La primera vez que la ciudad vasca apareció en las páginas de sus novelas fue en Un mundo sin fin, la continuación de Los pilares de la tierra. El escritor galés empleó la restauración de la catedral de Santa María como elemento narrativo en su obra, lo que generó, además de interés, mucha visibilidad por la arquitectura e historia del enclave. No en vano, la presentación de la novela (en su edición en castellano) tuvo lugar en Vitoria en el año 2008.
“Les ayudé un poco, no mucho, pero les ayudé a renovar el monumento”, dice Follett más de una década después. “Luego me hicieron una estatua”, comenta entre risas. Es la única escultura del británico en el mundo. “Está fuera de la catedral y a mis hijos les hizo mucha gracia. Cuando les dije que iba a haber una estatua mía en Vitoria, dijeron: ‘¿Vas a ir a caballo? ¿Vas a estar desnudo?’”, comenta jocoso. La obra de Casto Solano que él mismo presentó se encuentra situada en la plaza de la Burullería.
“Es una estatua muy bonita”, indica el autor, que no puede esconder la predilección y la unión que muestra hacia la localidad. “Tenía un sentimiento especial por la ciudad de Vitoria y así lo describí en La armadura de la luz”, relato en el que describe la Batalla de Vitoria, la última librada por los españoles, con ayuda de los británicos, para expulsar a los franceses. “Muy a menudo, España forma parte de mi historia”, concluye.