El centro religioso concertado Sagrada Familia-Pureza de María de Granada ha eliminado de sus aulas la falda de cuadros y pliegues vinculada a la imagen de sus alumnas durante años. Se trata de una modificación aprobada por “necesidades pedagógicas” que no ha gustado a los padres y madres de las escolares, pues han recogido firmas para oponerse al cambio y exigir así “libertad de elección” en la vestimenta de sus hijas. La medida, que obliga a las niñas de primero de Primaria a llevar pantalón a clase, también ha modificado el polo o la chaqueta de los uniformes.
El colegio ha manifestado su “desconcierto” ante la repercusión que ha generado la medida y ha explicado en un comunicado que el cambio en la uniformidad se debe a una decisión que se tomó con carácter general en la congregación en 2019. El objetivo de la medida, indica el colegio, es “suprimir estereotipos” y recuerda que la decisión fue fruto de “un estudio y análisis de la realidad en los centros por parte de sus equipos directivos” y que las familias fueron informadas debidamente.
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Eliminar la falda en el uniforme responde “a la normativa educativa vigente, tanto en el ámbito nacional como autonómico” en la materia, añaden, y va en sintonía con las recomendaciones sobre “la eliminación de los estereotipos de género en la Unión Europea”.
En este contexto, el colegio detalla que para el curso 2023-2024 es obligatorio el uso del nuevo uniforme en primero de Primaria, “tal y como se informó a las familias cuando formalizaron su matriculación en el curso 2019/20 en el nivel de Infantil de tres años”. El nuevo uniforme se implanta, por tanto, con carácter obligatorio “tras un periodo de coexistencia de la uniformidad anterior y la nueva durante tres cursos escolares” y, en la etapa de Infantil, “el alumnado usa solo el chándal como parte del uniforme”, siendo en primero de Primaria cuando se suprime la falda.
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Recogida de firmas
Sobre la recogida de firmas de los padres y madres que se oponen a la medida, el colegio asegura que no tiene constancia “de que se hayan presentado hasta 500 firmas”, aunque sí reconoce haber recibido a seis familias que habían solicitado una reunión con la dirección. “Nuestro fin último es educar al alumnado de nuestros centros y así queremos que siga siendo, evitando distracciones externas a las que dedicamos esfuerzos en vano”, ha destacado en el comunicado.
El portavoz del colegio religioso, Manuel Montes, ha explicado a la agencia Efe que el cambio de uniforme “no es una rebelión, sino un sentir minoritario”, y ha considerado que la protesta responde a la añoranza por el uso de la falda del uniforme. De momento, en el centro conviven los dos uniformes, el nuevo con pantalones para ellas y ellos y el antiguo, que permite faldas que ya no están a la venta.