Fernando Alonso es una leyenda de la Fórmula 1 por derecho. Hace tiempo que el bicampeón del mundo español se ganó esa condición por los éxitos cosechados a lo largo de toda su trayectoria en el Mundial, pero sigue empeñado, carrera tras carrera, en reivindicar que es un histórico de la competición. El piloto más veterano de la parrilla (42 años) es el mejor ejemplo personificado de que quien tuvo, retuvo. Y no duda en demostrarlo en cuanto tiene ocasión.
El asturiano tampoco pudo volver a subirse al podio en el Gran Premio de Japón. Tuvo que conformarse con un octavo puesto a los mandos de su Aston Martin, que ha ido perdiendo comba, durante la temporada, con respecto a Mercedes, Ferrari y McLaren. Los puestos de honor continúan lejos del alcance de su monoplaza, pero el pilotaje de Alonso nunca defrauda. Para muestra de que sus habilidades al volante permanecen intactas, lo que hizo nada más apagarse el semáforo en Suzuka. El que él mismo ha denominado su circuito favorito.
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La nueva salida para el recuerdo de Alonso
Uno de los momentos de cualquier prueba que se precie en lo que a Magic respecta es la salida. A lo largo de su periplo en el Gran Circo, a Alonso siempre se le ha dado especialmente bien el momento en el que se inaugura la acción los domingos. De ahí que no sorprenda que también arrancase de forma inmejorable en tierras japonesas. Eso sí, de una forma todavía más espectacular que de costumbre.
Fue así porque el dorsal 14 del campeonato tardó la friolera de 0.27 segundos (menos de tres centésimas) en ponerse en marcha en Japón. Fue el corto espacio de tiempo en el que maniobró cuando se apagaron los semáforos, acabó de soltar el embrague y pisó a fondo. No contento con eso, Alonso adelantó hasta a cuatro rivales al iniciarse su concurso en Suzuka: dos en la primera recta y otros dos en la primera curva.
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Los canales oficiales de la F1 ensalzaron sobremanera el momento. No era para menos, puesto que se ha comparado esta salida de Alonso con la más portentosa de la historia, protagonizada por Valtteri Bottas en el Gran Premio de Austria de 2017, cuando todavía corría en Mercedes: 0.201 segundos.
La cosa no se quedó ahí, ya que la F1 quiso poner en valor, además, lo poco que le costó a Alonso pasar de 0 a 100 kilómetros por hora (2.73 segundos) y de 0 a 200 (5.20). Lo segundo fue especialmente llamativo, porque el de Oviedo consiguió poner su bólido a una velocidad superlativa tras haber tenido que frenar y mientras superaba por el interior tanto a Checo Pérez como a Lewis Hamilton.
Al menos, Alonso sí pudo puntuar en esta ocasión, resarciéndose, de alguna manera, de las malas sensaciones con las que terminó en Singapur (fue último, lastrado por distintos problemas). “En la clasificación estábamos lejos de los mejores, pero en carrera yo creo que parando cuando todos pararon en la primera parada y teniendo dos duros a diferencia de McLaren y Ferrari, creo que hubiésemos podido acabar sextos o séptimos, seguro. Delante de George Russell. Así que ha sido un poco una sorpresa positiva la carrera”, comentó.