Francia, Italia o Portugal: la Federación Española de Fútbol no es la única que ha tenido que sacar “la basura”

Racismo, machismo u homofobia han manchado muchas de las Federaciones europeas, aunque los responsables no siempre han dejado el cargo por estos motivos

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El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales (REUTERS)
El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales (REUTERS)

La Federación Española de Fútbol lleva un mes en el centro del huracán. Después de que las jugadoras de la selección llevaran a cabo la mayor gesta del fútbol femenino en España y se coronaran campeonas del mundo, las cosas comenzaron a torcerse y el desencadenante fue el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. A partir de ese momento, las jugadoras dijeron basta y dejaron claro que la RFEF debía tener “tolerancia cero ante personas que hayan escondido o incitado un abuso”, a la vez que reclamaba cambios estructurales. Y la institución se puso manos a la obra: Luis Rubiales, Jorge Vilda, Andreu Camps y Miguel García Caba, fueron destituidos de sus cargos, aunque podrían sumarse más personas a la lista. Sin embargo, la Federación Española de Fútbol no es la única que tiene que sacar “la basura” de su organismo.

En enero de este mismo año, la Federación Francesa de Fútbol (FFF) decidió suspender a Noël Le Graët, entonces presidente de la institución, después de que se abriera una investigación contra él por acoso sexual. Trabajadoras de la FFF o mujeres que trabajaban en mundo del fútbol decidieron hacer pública la situación y presentaron diversas denuncias contra el ya expresidente de la FFF. Hasta su entonces número dos, Florence Hardouin, presentó una denuncia por acoso moral y sexual, quien además acusó a Le Graët de “insultos humillantes y sexistas, comportamiento inapropiado e intimidatorio, a menudo ligado a un alcoholismo excesivo”.

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Entonces, la Inspección General de Educación, Deporte e Investigación (IGESR) elaboró un informe en el que se denunciaba “el ambiente sexista y violento” que existía en el organismo, cuyo principal culpable era Le Graët. El documento concluía que no contaba con la legitimidad necesaria para administrar y representar al fútbol francés, debido a una actitud “problemática hacia las mujeres que puede calificarse como mínimo de sexista”. Un mes después de hacerse público este informe, el 28 de febrero de 2023 Le Graët presentó su dimisión. Los casos de acoso sexual acabaron con él, pero su caída llevaba evidenciándose años por comentarios racistas: “El racismo en el deporte, sobre todo en el fútbol, no existe”; machistas: “Que se tiren de los pelos, a mí me da exactamente igual”, en relación a una polémica en la selección femenina francesa; u homófobos; “Fui una de las voces principales para que no se portara ese brazalete”, respecto al brazalete en solidaridad con el colectivo LGTBI+.

Rubiales afirma que el beso fue consentido: "yo le dije: '¿un piquito?' y ella me dijo, 'vale'"

El racismo salpicó a la Federación italiana

Los escándalos por racismo también salpicaron en su día a la Federación de Fútbol Italiana y, en concreto, a su entonces presidente, Carlo Tavecchio, quien fue sancionado durante seis meses por la FIFA. Corría el año 2015, cuando Tavecchio se quejó de que los equipos italianos estaban empezando a optar por jugadores extranjeros en vez de los locales y con un nombre inventado ‘Opti Poba’ se refirió a los jugadores africanos. “Inglaterra estudia si los futbolistas que llegan al país cumplen con la profesionalidad necesaria para poder jugar. Aquí, en cambio, llega un ‘Opti Poba’ que antes comía plátanos y ahora juega de titular en el Lazio”, afirmó el ya expresidente de la Federación italiana.

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“No tengo nada en contra de los judíos, pero es mejor mantenerlos controlados” o “mantengan a los homosexuales lejos de mí. Yo soy normal” fueron algunos de los comentarios discriminatorios que dejó Tavecchio a lo largo de su carrera. Sin embargo, esto no fue lo que provocó su salida al frente de la institución, sino que Italia no fuera capaz de clasificarse para el Mundial de Rusia 2018.

La Federación Lusa y Fernando Santos

En noviembre del año pasado, la Fiscalía de Portugal decidió abrir una investigación contra la Federación Portuguesa de Fútbol (FPF) y contra el entonces seleccionador Fernando Santos por un presunto fraude fiscal. Según se dio a conocer, estaban indagando sobre el sistema que empleaba la institución para pagar al técnico y descubrieron que la FPF pagaba a Femacosa, empresa propiedad del técnico, la cual se encarga de distribuir la cantidad entre Santos y el equipo técnico.

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Los investigadores sospechaban que la empresa era ficticia y denunciaron que el exentrenador luso estaba declarando un salario de 70.000 euros anuales, aunque había recibido 10 millones por parte de la Federación Portuguesa. Por este motivo, reclamaron al técnico el pago de 4,5 millones de euros atrasados por 2016 y 2017. Finalmente, fue en diciembre del año 2022, cuando Fernando Santos decidió presentar su dimisión, pero los motivos no tuvieron nada que ver con su pelea con la Justicia, sino con la eliminación de Portugal del Mundial de Qatar.

Fernando Santos, exentrenador de Portugal (REUTERS / Molly Darlington)
Fernando Santos, exentrenador de Portugal (REUTERS / Molly Darlington)

La Federación inglesa y su selección femenina

Las jugadoras españolas no son las únicas que reclaman una equiparación salarial. Las futbolistas de la selección inglesa cargaron contra su Federación por los bonos de rendimiento en el Mundial de Australia 2023. En concreto, fue Lucy Bronze, jugadora del FC Barcelona, quien se mostró especialmente critica y catalogó de “frustrantes” las negociaciones entre futbolistas y la Asociación Inglesa de Fútbol (FA).

Es frustrante, pero así ha sido predominantemente el fútbol femenino. Siempre hemos presionado como equipo, pero antes lo hacíamos en segundo plano y ahora se ha hecho más público. La gente es más consciente de ello ahora, pero siempre hemos tenido que hacer trabajo entre bastidores”, explicó la internacional. “Creo que el punto de las jugadoras y el de todos los involucrados en el fútbol femenino es llevarlo al siguiente nivel y empujar el techo; no querer que le pongan un techo a nuestro juego”, afirmó la defensa.

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