El Real Madrid afrontaba el derbi con sensaciones encontradas. Avalado por los resultados al contar por victorias todos los partidos de la temporada, pero supeditado al acierto de Bellingham para sacar adelante los partidos en el tramo final. Apareció en Balaídos para resolver un trabado encuentro, estuvo atento cuando Soria dejó el balón muerto para conseguir un agónico triunfo ante el Getafe y tumbó la resistencia del Unión Berlín una vez que el tiempo añadido se consumía. Así, sobre la bocina, había conseguido el equipo de Ancelotti tres de las últimas cuatro victorias.
En el Metropolitano no acudieron a su cita tardía con el gol, pero sí manifestaron una cualidad que se ha convertido en rutinaria cuando los futbolistas del Real Madrid afrontar un choque liguero: encajar un gol en los primeros diez minutos. Este domingo fue Morata quien prolongó dicha condición. Cabeceó, sin oposición y libre de marca, un gran centro lateral de Samu Lino ante la pasividad de una zaga blanca que ni siquiera le llegó a inquietar. Error de bulto que echó por tierra la controvertida idea inicial de Ancelotti basada en dejar a Joselu en el banquillo e iniciar el partido sin delantero referencia.
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Un traspié inicial rutinario
A los jugadores del Real Madrid no les dio tiempo a asentarse sobre el terreno de juego cuando se vieron en desventaja y con la obligación de remontar. Hecho para nada novedoso esta temporada, pues, contando el derbi, ya les ha sucedido hasta en cuatro ocasiones y casi cinco. Arribas adelantó al Almería en la segunda jornada, Larsen al Celta en la tercera -posteriormente anulado-, Borja Mayoral hizo lo propio con el Getafe en la cuarta jornada, Barrenetxea a la Real Sociedad en la quinta y Morata prolongó la maldición blanca en la sexta.
“Los tres goles han sido fotocopias, de centrales que no están bien colocados. Es algo que hemos hablado y seguiremos hablando. Muchas veces se nos adelantan pronto, pero en algunas remontamos. El esquema no ha sido el problema, sí la fragilidad defensiva. No estuvimos compactos y lo aprovecharon”, explicó Carlo Ancelotti tras el partido. El técnico italiano asumió la responsabilidad por las desconexiones de su equipo en los arranques de los partidos, que este domingo se repitieron también al inicio del segundo tiempo. Asume y carga con la responsabilidad, pero avisa: “Tengo las espaldas anchas”.
Nublados en ataque
El gol sigue siendo debate en el Santiago Bernabéu. Durante el último mercado de fichajes, Karim Benzema, referente goleador del equipo blanco desde la marcha de Cristiano Ronaldo, hizo las maletas rumbo Arabia Saudí. Y las complejidades del mercado, pocos delanteros y precios desorbitados, propiciaron que Joselu fuera la única llegada para la delantera. Toda vez que el culebrón Mbappé no se resolvió satisfactoriamente para el Real Madrid y la posición de Bellingham no es la de ariete puro. Cierto es que, pese a que el inglés ha tapado dicha carencia con el mejor inicio goleador de su carrera, las últimas tres victorias fueron por la mínima.
Y en el Metropolitano, a pesar de tener la necesidad de remontar, salvo el derechazo de Kroos y contados disparos lejanos, el peligro del club blanco brillaba por su ausencia. Aunque Ancelotti no lo considera como un problema y encuentra la explicación en la solidez defensiva rojiblanca. “El Atlético es uno de los equipos que mejor defiende, no solo de España. Son organizados, fuertes en los duelos y no es fácil encontrar espacio. Lo hemos buscado desde fuera del área, pero nos ha faltado efectividad. Pero creo que el problema no fue ofensivo, sino defensivo. Para Rodrygo, con espacios tan reducidos, era un partido complicado”, explicó tras el encuentro. El del Metropolitano fue el primer resbalón para los blancos que, cuando vuelva Vinicius recuperará electricidad en ataque.