Feijóo elude su propia investidura y se aferra a la calle para tratar de parar los pies a un Sánchez dispuesto a negociar la amnistía para reeditar su Gobierno

La manifestación del PP en Madrid constata que los de Feijóo pasan a la siguiente pantalla a las puertas de la investidura del candidato popular

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Feijóo junto a algunos de
Feijóo junto a algunos de los barones del PP y los expresidentes Aznar y Rajoy en el acto contra la amnistía. (Europa Press)

La política española entra en otra etapa. La investidura de Alberto Núñez Feijóo, abocada al fracaso desde que hace poco más de un mes se le pusiera fecha, servirá a la derecha de escenario de confrontación para evitar que Pedro Sánchez revalide su Gobierno de coalición con Sumar. El PP se agarra a una hipotética repetición electoral como única vía de escape que le salve de la oposición otros cuatro años más.

Para forzar este escenario, los populares eluden ya la propia investidura de su candidato e intentan agitar la calle contra una posible ley de amnistía para los encausados por el pocés catalán, una de las principales exigencias de los partidos independentistas que el PSOE asume que tendrá que negociar para amarrar su apoyo de cara a una eventual investidura de Pedro Sánchez.

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A las puertas del debate de investidura, que comenzará este martes, Feijóo se dio este domingo un baño de masas para exhibir músculo y opacar la ausencia de una mayoría suficiente en el Congreso. Cuatro votos le faltan para ser presidente del Gobierno pese al poyo de los 137 diputados populares, los 33 de Vox y los parlamentarios de UPN y CC, ya que esta suma (172 síes) contrasta con los 178 previsibles noes del PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNV y BNG.

Consciente de la dificultad desde el primer momento de amarrar esos votos que le separan de la mayoría, Génova ha cambiado su estrategia en varias ocasiones, tratando de rellenar la agenda del candidato a la investidura con encuentros poco productivos con el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, los representantes de varias fuerzas políticas con presencia en la Cámara Baja, de los sindicatos y la patronal, y los líderes de otras comunidades, principalmente las gobernadas por el PP.

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En sus previsiones iniciales, Feijóo no contaba con pasar al ataque antes de su investidura. Si bien, la posibilidad de que el PSOE pacte con los de Carles Puigdemont una ley de amnistía ha servido al PP para articular su previsible derrota de esta semana en torno a la supuesta salvaguarda del régimen constitucional.

Para abanderar esta contienda, el líder popular ha cogido el testigo del sector más radical de su partido, liderado por el expresidente José María Aznar y la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, y cuenta con la connivencia de una parte de la vieja guardia del PSOE reacia a la política de pactos de Pedro Sánchez.

Así ha sido el discurso de Ayuso en el acto del PP contra la amnistía.

Ante unos 45.000 simpatizantes del PP, Feijóo tiró la toalla en la lucha por la Presidencia del Gobierno antes de que la votación se produzca este miércoles (si fracasa, se repetirá el viernes). “Voy a defender España aunque me cueste la presidencia del Gobierno”, promulgó en un mitin, precedido por José María Aznar y Mariano Rajoy, en el que la figura de Sánchez copó el centro de su discurso. “No tragaremos con esto. Lo que hace el PSOE solo tiene un nombre: indignidad, acusó.

Sánchez afila los cuchillos

A poco más de 600 kilómetros, el propio presidente del Gobierno se daba su particular baño de masas en Gavà (Barcelona). Mientras el PP celebraba su multitudinario acto de protesta, Pedro Sánchez tiró de ironía para echar por tierra la jugada de la derecha, que a dos días del arranque de “la investidura fallida de un candidato fallido”, se manifestó “contra un gobierno socialista”.

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“Pues lo siento, va a haber un gobierno socialista”, aventuró el presidente del Gobierno en funciones durante la Fiesta de la Rosa del PSC, que congregó a 15.000 militantes y la cúpula de los socialistas catalanes, con el primer secretario del PSC, Salvador Illa, a la cabeza. La cita tomó especial relevancia por el momento y el lugar en el que se llevó a cabo.

El presidente del Gobierno español
El presidente del Gobierno español en funciones y líder de los socialistas, Pedro Sánchez, en un acto de su partido en Barcelona. EFE/ Toni Albir

Por eso, desde el municipio barcelonés, el secretario general de los socialistas apostó una vez más por “la convivencia, la concordia y el reencuentro”, y dejó clara las líneas estratégicas cuando el rey le designe candidato a la investidura: “El método será el diálogo con los sindicatos y patronal, y los territorios y los partidos; y el marco, la Constitución española”, añadió al término de una semana en la que comenzó a abonar el terreno para abordar una posible amnistía.

A poco más de una semana para que se dé previsiblemente el pistoletazo de salida a las negociaciones formales de la investidura de Sánchez, la política española cambia de pantalla a pesar de la investidura de Feijóo. Pocas probabilidades hay de que esta cita prospere, pero por si acaso, en el PSOE alertan de los continuos llamamientos al transfuguismo agitados por algunos dirigentes del PP con el respaldo de Génova, “la peor de las corrupciones”.

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