Alquimia, demonología, espiritismo, teosofía, chamanismo, sueños, oráculos, premoniciones y astrología. Todo lo anterior se esconde tras muchas de las obras que conforman la amplia colección del Museo Thyssen-Bornemisza, que ha prolongado hasta el 8 de octubre la exposición Lo oculto: una muestra en la que casi 60 pinturas de su catálogo pictórico se enfrentan a un examen anatómico para encontrar dobles sentidos, mensajes inadvertidos y secretos esotéricos.
El Thyssen recupera los saberes y los movimientos históricamente ocultos, que crecieron en un entorno hostil dominado por la religión hegemónica, para ahondar en los pensamientos que sobrevivieron gracias al camuflaje y a la infiltración. Muchos empleaban el arte, y en este particular caso la pintura, para destacar, presentar o mostrar las vías a dichos conocimientos.
Te puede interesar: Claude Monet: más allá de la fragilidad del nenúfar
Si eres fan del ocultismo, de las fuerzas poderosas, de las premoniciones o si cada vez que vas a un evento social preguntas a los asistentes por su carta astral, su ascendente y su signo solar, no te puedes perder Lo oculto. La exposición muestra al detalle muchos de los significados que dan vida a los cuadros y que, de verlos en cualquier otro contexto, seguramente pasaríamos por alto.
El mundo de lo simbólico encuentra en el universo de lo visual (además de en la literatura) un terreno idóneo para dar cabida a los mensajes cifrados: desde las alegorías del Renacimiento hasta su manifestación en el arte de vanguardia.
Te puede interesar: La exposición con la que el fotógrafo Sebastião Salgado pide concienciación sobre la deforestación de la Amazonia
Las pinturas de Wassily Kandinsky, Francis Bacon, Joan Miró, Pablo Picasso, Edvard Munch, Marc Chagall, Yves Tanguy, René Magritte, Salvador Dalí y otros artistas se posan bajo el foco de aquello que escapa a la simple vista. Mensajes tan escondidos como el que fue descubierto en el cuadro La piedad de José de Ribera (1633) por un vigilante del museo: un ojo entre los pliegues del sudario que puede ser desde una pupila diabólica al del propio artista.
También destaca la figura borrada de la hermana de Munch en el cuadro Atardecer (1888), pintor ligado al espiritismo. La técnica que emplea recuerda a las fotografías de doble exposición con las que experimentó y que servían para emular la captura de fantasmas.
Te puede interesar: Helmut Newton protagonizará la próxima exposición de la Fundación Marta Ortega en A Coruña
“Creo en las fuerzas que nos conducen oscuramente. Creo en la astrología. Soy un Tauro con ascendente Escorpio. Por eso, quizá, en muchos de mis cuadros se ven bolas, círculos que evocan los planetas regentes”, decía Joan Miró, de quien se incluyen dos pinturas en la exposición.
“Lo oculto recorre toda la historia del arte, todos los géneros y una colección como la nuestra, con tan amplio recorrido, es muy adecuada”, indicó Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza. La relación del arte con lo oculto fue considerado “un tema incómodo, cuando no francamente sospechoso”, hasta los años 80 del pasado siglo.