Juan Antonio Bayona, Jota, para los amigos, no se lo pone nunca fácil. El título de su película Lo imposible, quizás sea lo que mejor le defina. Debutó con El orfanato, una obra que se ha convertido ya en un clásico del cine de terror contemporáneo. Su siguiente paso fue monumental, intentar plasmar la tragedia del tsunami ocurrido en Tailandia a nivel humano. Porque en el cine de Bayona se condensa una paradoja fundamental: la técnica impecable y la emoción. ¿Quién es capaz de hacer eso mejor que nadie? Steven Spielberg. Por eso, es nuestro Steven Spielberg particular, y a mucha honra. Un director que es capaz de hacerse cargo de la saga de Parque Jurásico, de la de El señor de los anillos, y siempre salir airoso del intento, poniendo en esos blockbusters su toque de personalidad.
La sociedad de la nieve, en ese sentido, es un Bayona en estado puro. Una película que, en el fondo, es de auténtico horror, en la que sentimos la fisicidad de lo que ocurre, que crea una atmósfera asfixiante y opresiva y, al mismo tiempo, profundamente emocional. Una película de éxito rotundo que acumula nominaciones tanto para los premios Goya como para los Oscar, donde aspira a la estatuilla de mejor película internacional y también tiene una nominación para el mejor maquillaje.
En los premios españoles cuenta con 13 nominaciones, solo por detrás de las 15 que suma 20.000 especies de abejas. La película, estrenada en Netflix, ha sido una de las grandes historias de los últimos años del cine español y aspira a convertirse en la reina de la ceremonia en la que cuenta con nominados en las principales categorías.
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La historia todos la conocemos. En 1972, el avión 571 de la Fuerza Aérea Uruguya se estrelló en la cordillera de los Andes. Entre su tripulación se encontraba todo un equipo de jóvenes que se dirigía a Chile a jugar un partido de rugby. En total había 45 pasajeros y 13 murieron de manera inmediata. El resto, es uno de esos relatos imposibles de contar con palabras. Los supervivientes, para intentar permanecer con vida, tuvieron que practicar la antropofagia, es decir, que se alimentaron de sus amigos, de sus restos, para poder seguir adelante.
En 1993, se estrenó la película ¡Viven!, que se basaba en esta historia real y que estaba protagonizada, entre otros, por Ethan Hawke y John Malkovich. Se escribieron muchos libros al respecto, y parecía estar todo contado hasta ahora.
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Más allá de lo imaginable
Antes de rodar Lo imposible, J.A. Bayona se obsesionó con lo que había escrito Paolo Vierzi en su libro. Incluso leía fragmentos de la novela a Naomi Watts y Tom Holland durante el rodaje para intentar transmitirles lo que era la supervivencia en condiciones extremas.
Para él, había una idea fundamental: que eran igual de importantes los que habían sobrevivido que los que había fallecido en esas circunstancias. Ese fue su punto de partida. “Me quedé muy tocado con la historia. El libro narraba los acontecimientos 36 años después de lo ocurrido, así que había pasado el tiempo suficiente para reflexionar sobre eso”, cuenta el director a Infobae España.
Entró en contacto con las personas que habían sufrido esa catástrofe y se dio cuenta de que, en realidad, no se había contado bien su historia. ¿Qué era lo que no se había contado? “Yo creo que no nada de lo que se escribió tenía en realidad que ver con aquellos que se quedaron en esa montaña y que eran igual de importantes que los que regresaron”, cuenta Jota Bayona.
En ese proceso de supervivencia, lo que mal llamamos canibalismo resultó fundamental. Se alimentaron los unos de los otros. Por eso, los titulares de los periódicos siempre van por ese lado truculento. Pero, no es lo importante. “La antropofagia siempre estuvo en segundo término. No era lo que me interesaba contar, porque creo que hay una mirada que está por encima de todo eso”, cuenta Bayona.
Porque al final, lo que queda es el miedo ante el abismo, tanto físico como existencial. Y eso es en realidad de lo que va la película. Porque sentimos la angustia, la asfixia, la impotencia frente a una inmensidad que es más grande que todo. En realidad, una película que nos enfrenta al abismo. “Es que el miedo era el motor de todo. El pánico que te paraliza, la imposibilidad de enfrentarte a lo que sucedía”.
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Y nos cuenta más. Cuando todo parecía ir mejor para los supervivientes, cuando se habían acostumbrado a a dormir a 30 grados bajo cero y tenían el “tema” de la comida solicitado, les sepultó un alud. Es una de las escenas más impactantes de la película y una de las que pasarán a la historia del cine contemporáneo. Cómo está rodado eso. ¿Y qué implica? “A veces la vida puede ser sádica”.
La sociedad de la nieve no lo es. Es una película que apela al sentido de comunidad cuando eso parece que eso se haya perdido. Y es además es apasionante, angustiosa, magnética, memorable. ¿Te consideras nuestro Spielberg español? No hay respuesta a eso.