Entrevista sincera a J.A. Bayona por ‘La sociedad de la nieve: “Nadie nos enseña cómo morir”

El director ha presentado en el Festival de San Sebastián esta gran producción de Netflix, después de clausurar Vencia y de ser elegido como representante para los próximos Oscar

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Tráiler de 'La sociedad de la nieve', la nueva película de J. A. Bayona que se estrenará en Netflix el 4 de enero de 2024.

Cuando hablas con un director en un encuentro de diez minutos, el discurso por su parte está muy aprendido y condicionado. J.A. Bayona confesó en Infobae España su necesidad de narrar esta historia, La sociedad de la nieve, así como su relación con los supervivientes y su manera de abordar el relato. Pero dentro de la vorágine de entrevistas, parte de la esencia del discurso de un director se pierde por el camino. Aquí reproducimos esos momentos en los que el autor se aleja de la promoción de la película para hablar desde un lugar mucho más íntimo.

Pregunta. ¿Cuál fue el planteamiento a la hora de contar este relato?

Respuesta. De una forma visceral. Quería plasmarlo como lo sentía y trasladarlo a la cámara de la misma manera. Había momentos en los que la realidad no alcanza a expresar todo lo que contenía la historia. Por eso, muchos de los supervivientes tuvieron experiencias reveladoras cercanas a la muerte que eran de carácter casi místico.

P. Has mencionado antes a Kubrick, que era un director muy visceral y que, sin embargo, declaró que lo importante de una historia era la emoción

R. Para mí el planteamiento de esta historia fue siempre muy físico. El frío, el hambre, la soledad. Y desde ahí, había que llegar a un estadio emocional. Yo creo que no hay una cosa sin la otra. La técnica va al servicio de la historia, si no, sería todo una mentira.

P. ¿Por qué te interesa tanto el sufrimiento en tus películas?

R. La primera vez que me emocioné en el cine fue viendo un plano de Superman volando. Ese sentido de la maravilla, del asombro. Cuando empecé a hacer cine siempre tuve en cuenta ese recuerdo, pero lo que más me ha interesado ha sido cómo se pasa de un estadio a otro, cuál es la fractura. Y, en todos los casos, me doy cuenta de que hay un punto de inflexión en el que los personajes han de experimentar cómo la vida puede cambiar de un instante a otro, en un segundo.

P. ¿Te refieres al punto de inflexión entre la vida y la muerte, por ejemplo?

R. Ayer veíamos El chico y la garza, de Hayao Miyazaki, en el Festival de San Sebastián. Sabes que en algún punto ese animal se va a convertir en malvado. ¿Por qué? Porque es una proyección de la psicología del niño y, al final, trabajarán juntos para vencer a los monstruos. Es la narrativa clásica de los cuentos de hadas y que se queda ahí incrustada cuando eres pequeño. Pero ese monstruo es la solución, y al final se convierte en un elemento luminoso.

P. Y eso es de lo que trata la película y en el resto de tu obra

R. Creo que esta es la película más luminosa que he hecho, porque conecta con cosas muy atávicas que interpelan. Ahí está la idea de aprender a morir, que es un tema muy fuerte. Nadie nos enseña cómo se muere. Y de pronto te encuentras viendo en pantalla esa experiencia. A mí me interesa esa sacudida. Pero nunca desde la oscuridad.

P. Es la primera vez que haces una película sin un niño

R. Pues es verdad, nadie me lo había dicho hasta ahora. Pero el protagonista lo veo como tal, con esa inocencia, porque tiene que romper con los lazos familiares para hacerse mayor, tiene que romper con las creencias que había aprendido, en su caso, reinventar la identidad de Dios.

P. ¿Te consideras una persona religiosa?

R. No, en absoluto. Pero sí que hay algo espiritual en esta película, como si hubiera una experiencia trascendente.

P. ¿Entonces?

R. Me lo planteé como si se volviera a la Prehistoria, como si los personajes se retrotraerán a ese estadio. Y eso era muy interesante a nivel psicológico, porque no se trata de ser bueno o no. Aquí no hay héroes. Se trata de entregarse, de adaptarse y de reconfigurar todo en lo que habías creado.

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