Los sueños, los caprichos y una fantasía evocadora fueron los motivos por los cuales se construyó una de las obras más representativas del siglo XIX. En mitad de la cordillera de los Alpes, entre montañas y espectaculares lagos, se alza una fortaleza que está sacada de un cuento de hadas. Tanto es así, que no es raro encontrarse a la Bella Durmiente paseando por sus habitaciones y jardines, ya que Walt Disney se inspiró en su imponente y bella imagen para crear una de sus películas más famosas.
Estamos hablando del castillo de Neuschwanstein, una espectacular fortaleza situada en el estado federado de Baviera, en la localidad de Schwangau, cerca de Füssen, en Alemania. Se trata de uno de los destinos más populares del país, con alrededor de 1,4 millones de visitas al año. Y esto no es para menos, pues su fachada es única gracias a la mezcla de diferentes formas y tonalidades que hacen que sea una de las fortalezas más singulares y especiales de Europa.
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La locura de un rey
El castillo de Neuschwanstein no se puede entender sin la presencia del rey Luis II de Baviera. Este monarca, apodado el ‘Rey loco’, fue quien mandó levantar esta maravilla arquitectónica con la esperanza y el sueño de convertirse en un rey de cuento. Así, la fortaleza es la recreación de los sueños y el deseo de un hombre sumergido en un mundo de fantasía que quería convertirse en un héroe fantástico.
De esta forma, adoptó el nombre de Nuevo Palacio de Hohenschwangau, en honor al castillo donde pasó gran parte de su vida soñando con grandes héroes de la mitología germánica como Parsifal, Sigurd o, especialmente, Lohengrin (el ‘Caballero del Cisne’). En el año 1868 comenzó su construcción, aunque Luis II de Baviera no pudo ver completado su sueño, pues en el año 1886 falleció sin que las obras finalizaran. Esto supuso un cambio radical en la función con la que se había erigido, pues tras su muerte, sus herederos lo abrieron al público años después, adoptando el nombre actual de Neuschwanstein.
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Richard Wagner, una de las figuras más importantes de la época, fue uno de los mayores influyentes en la fortaleza, pues a través de sus óperas inspiró numerosas pinturas que se encuentran en su interior. A esto se le suma una arquitectura impecable que constituye uno de los mejores símbolos de la arquitectura romántica en el mundo. Todo ello adornado y representando los ideales y sueños de un mundo imaginario que era refugio de un rey.
200 habitaciones y un desfiladero
La estructura del castillo es el reflejo perfecto de lo que quería representar Luis II de Baviera. Se compone de varias edificaciones individuales a lo largo de alrededor de 150 metros de longitud. En ella destacan numerosas torres, torrecillas, gabletes, almenas y esculturas. No obstante, su aspecto más llamativo puede que sean sus 200 habitaciones. De todas las estancias sobresalen la Sala del Trono, con 13 metros de altura, la Sala de los Cantores, que a pesar de su gran tamaño y su escenario no estaba dedicada a acoger fiestas de la corte, o bien el dormitorio del rey y la capilla, realizados en estilo neogótico.
A su vez, todo el conjunto no se puede entender si el impresionante entorno natural que le rodea. Pues por si fuera poco, la fortaleza se enclava en mitad de un desfiladero rocoso, lo que hace que el paraje sea más mágico si cabe. Esta posición le otorga un punto privilegiado sobre todo el valle y ofrece una estampa al viajero que quita el aliento.
Horarios y precios
El castillo de Neuschwanstein solo admite visitas guiadas, las cuales se pueden reservar en el portal www.hohenschwangau.de. El precio es de 15 € la entrada general y 14 € la reducida, mientras que para niños y jóvenes hasta los 17 años inclusive la entrada es gratuita. En cuanto al horario, la fortaleza abre sus puertas de diariamente de abril al 15 octubre de 09:00 h a 18:00 h; y del 16 octubre a marzo de 10:00 h a 16:00 h.