Las costas portuguesas son bien conocidas por ser una de las mejores para practicar surf, muestra de ello es Nazaré, un enclave donde se pueden encontrar las olas más grandes del mundo. Junto a ellas, se suceden pequeños pueblos marineros que son toda una belleza, pues guardan todo el encanto propio de estas villas. Una de las más relevantes es Ericeira, la cual es considerada como una de las mecas del surf en el país luso. Pero no solo esto, sino que en ella se encuentra uno de los secretos mejor guardados de la región.
¿Se imaginan una granja reconvertida en un espectacular hotel de lujo? Es algo sorprendente, pero Aethos lo ha conseguido. Se trata de un impresionante hotel con vistas al océano, “que reinterpreta el lujo para vincularlo a la vida relajada que da sentido a esta parte del país”, indican desde el portal web arquitecturaydiseno.es.
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El edifico es obra de Pedra Silva Arquitectos, con sede en Lisboa, la cual se ha asociado con el estudio de diseño Astet para construir esta maravilla. De esta forma, la marca de arquitectura se encargó del trabajo de construcción, el cual incluyó las fachadas, mientras que Astet se encargó del espacio interior, diseñando los interiores y su distribución espacial. Así, cuenta con 50 habitaciones inspiradas en su entorno, y combinando referencias al paisaje rural con elementos de la cultura del surf.
Todas las comodidades sobre un acantilado
Uno de sus aspectos más destacados es su emplazamiento, pues se incrusta sobre un acantilado a 40 metros de altura. Esto le otorga unas vistas impresionantes del mar que el viajero puede disfrutar desde una de sus habitaciones. A su vez, su fachada es de lo más particular, pues cuenta con grandes ventanales para que entre una mayor cantidad de luz. A esto se le suma una conexión única con el entorno, pues permite recorrerlo al completo, además de contar con accesos directos a la playa.
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A su vez, todos los servicios que incluye están a disposición del visitante. De estos destaca la piscina climatizada de agua salada, un gimnasio, una terraza para meditación y yoga, un spa con hammam y salas de tratamiento. En cuanto a la piscina, su construcción fue una parte fundamental del proyecto, pues para ello se tuvo que demoler de forma casi completa un sótano existente en el borde del área de la piscina, que contenía una sala subterránea de usos múltiples.
“Aunque esto significó una reducción significativa del área construida, permitió una conexión más amplia entre la piscina, que anteriormente había estado rodeada por altos muros, unque esto significó una reducción significativa del área construida, permitió una conexión más amplia entre la piscina, que anteriormente había estado rodeada por altos muros”, señalan desde la página web.
Modernidad y estilo
En cuanto a su estilo, tal y como explica el portal web, el desafío de los arquitectos fue integrar la apariencia del hotel en la belleza del paisaje. Todo ello por medio de tonalidades, formas y eliminando algunas cubiertas inclinadas y abriendo los balcones. A esto se le sumaron toques contemporáneos como la implantación de ventanas tipo casa que sobresalen en la fachada.
Igualmente, en la estructura destacan los arcos, a los cuales los arquitectos les otorgaron “proporción, textura, profundidad y masa para enfatizar la presencia de las paredes y proteger la habitación de la luz solar directa durante los meses más cálidos”. Por último, cabe destacar su restaurante, en el cual el viajero puede degustar platos típicos de la cocina portuguesa mientras contempla unas vistas inmejorables del mar.