Berto Romero es uno de esos hombres en España que lo hace todo: es actor, es humorista, escribe, presenta, comunica y, sobre todo, crea.
Hace unos años demostró lo bien que se le daba la ficción televisiva en Mira lo que has hecho, una especie de falsa sitcom sobre su vida en la que se abordaban muchos temas de manera inteligente, desde la crisis de la masculinidad, a la de los cuarenta, pasando por la reflexión en torno a los límites del humor o el consumo de información a través de las redes sociales. En definitiva, un reflejo de nuestro tiempo en clave de sátira mordaz.
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Entre Iker Jiménez y Fernado Jiménez del Oso
Ahora cambia radicalmente de estilo, pero manteniendo su esencia y, lo que es más importante su libertad creativa. Porque El otro lado, tiene una de esas cosas tan difíciles de encontrar en la actualidad: personalidad, gracia natural y gusto por la diferencia, es decir, por apartarse de las tendencias y configurar un producto propio que no se parece a ningún otro.
En El otro lado Berto Romero es Nacho Nieto, un periodista especializado en fenómenos paranormales que se encuentra en horas bajas. Lo despidieron del programa de radio que conducía y ahora intenta montárselo por su cuenta a través de YouTube. Todo un desastre. Porque a Nacho Nieto no le sale básicamente nada bien mientras que, el que fuera su compañero en los inicios Gorka Romero (Nacho Vigalondo), no para de triunfar.
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Se siente tan fracasado que el día de su cumpleaños se intentará suicidar, pero volverá del otro lado acompañado de un fantasma, el de su mentor, el doctor Estrada (Andreu Buenafuente), un sabio comunicador, pero de la vieja escuela, que se convertirá en su sombra y en una especie de Pepito Grillo bañado en alcanfor.
Y ahí comenzará a cambiar todo. Se topará con su primer caso importante en años, el de un potergeist que no para de acosar a una madre viuda (María Botto) y a su hijo, en una casa de una comunidad de vecinos humilde, repleta de señoras mayores cotillas que le dan un aspecto costumbrista en el que late el humor castizo.
Mezcla de tonos ganadora
Berto Romero, acompañado en la dirección por Javi Ruiz Caldera y Alberto de Toro, que ya se asociaron para otra comedia atípica de terror, Malnazidos, componen una serie adictiva en la que la mezcla de tonos se convierte en fundamental. Hay terror, hay comedia, hay gags realmente brillantes, y todo a ritmo preciso en capítulos de una media hora. También hay dosis de patetismo, el que tanto le gusta atribuirse siempre a Berto Romero, como uno de esos personajes inadaptados o nulos para las relaciones sociales que borda a la perfección.
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Quizás los mejores momentos sean aquellos en los que lo terrorífico se vuelve cómico (el instante caniche carnívoro, una cima) y también su esencia a la hora de recuperar todo ese universo de lo paranormal dentro de nuestra tradición española que nos lleva del Grupo Hepta a Jiménez del Oso y a Iker Jiménez. En ese aspecto, también es una serie que habla de periodismo, de cómo la profesión se ha desvirtuado y solo parece triunfar el sensacionalismo, el amarillismo y los datos de audiencia frente a la verdadera y buena información. El viejo y el nuevo periodismo ya no tienen nada que ver y, de alguna manera, aquí se muestra en toda su triste verdad.