La juventud de Madrid no cree en la democracia: radiografía de una generación desencantada

Un estudio se adentra en las opiniones de la gente joven y se descubre que “dominan posiciones en las que se niega la desigualdad”, no se cree en las instituciones e incluso una dictadura sería una buena salida para casi el 16% de la juventud madrileña

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Turistas en la Puerta del
Turistas en la Puerta del Sol, en Madrid (España). (Eduardo Parra / Europa Press)

“Lo primero que tendría que hacer la juventud es no aceptar consejos”, proponía Eduardo Galeano. Cada nueva generación combate los relatos de sus predecesores y no se conforma con las conquistas de las que no fueron parte, que ya dan por asumidas. Nadie se conforma con los avances sociales de sus abuelos.

Un estudio del Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid saca a la luz algunos datos preocupantes sobre la población joven de la región, que también se extrapolan al resto del país y que responden a un contexto social atrapado en un bucle de crisis económicas y amenazas de guerras nucleares.

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Esta extensa investigación considera “difuso” el apoyo a la democracia entre la gente joven, ya que es “marcadamente más bajo que entre los adultos”. Los jóvenes que consideran la democracia como único sistema legítimo son un 15% menos que los adultos. Además, otro 16% cree que una dictadura puede ser un sistema político más legítimo o que la distinción entre democracia y dictadura da lo mismo.

Esa desafección y desencanto por la democracia viene hostigado por la falta de oportunidades que se brindan de estabilidad y de mirada hacia el futuro. La población entre 16 y 35 años considera que sectores como la sanidad pública han empeorado y que es mucho más complicado encontrar un trabajo bien remunerado ahora que cuando sus padres tenían su edad. El desencanto, además, viene acompañado por los datos, ya que la carencia material severa afecta a 1 de cada 12 españoles, la cifra más alta desde que se tienen registros. El 5,4% de los españoles no tiene recursos para comer carne o pescado y el 17% no puede mantener su casa caliente.

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“La juventud madrileña mira a su futuro desde la incertidumbre y la resignación por la imposibilidad de desarrollar un proyecto de vida autónomo como es independizarse o conformar una familia”, asegura Sergio López, presidente del Consejo de la Juventud de la Comunidad de Madrid (CJCM).

El informe concluye que “se está produciendo una brecha entre jóvenes y adultos en sus niveles de apoyo al sistema democrático”. De hecho, es una afirmación que se extrae de datos como que, entre los jóvenes de 16 a 24 años, casi el 50% de los españoles y el 42% de los madrileños están “poco satisfechos con la democracia a nivel general”. Y el siguiente escalón de edad está aún más descontento: entre la gente de 24 y 34 años, más del 20% están “nada satisfechos” con el funcionamiento con la democracia.

Desconfianza en las instituciones

Otro punto negativo, además de la pérdida de fe en las democracias, un sentir que tiene su réplica en todo el mundo, con elecciones que han aupado a movimientos ultraderechistas y conservadores al poder, es que la gente joven ha perdido la confianza en las instituciones. Los jóvenes (entre 16 y 24) que dicen no confiar nada en las instituciones ascienden hasta casi el 29 por ciento, mientras que la cifra sube casi diez puntos, hasta el 38 por ciento, para los jóvenes entre 25 a 34.

Aunque la desconfianza en los poderes públicos tiene una clara relación con las demandas políticas de la gente joven, que exige mejor sanidad pública, subidas del Salario Mínimo Interprofesional, regulación del precio de la vivienda e incluso implantar una renta básica universal. Los jóvenes no compran el relato de que bajar los impuestos generará riqueza y creen más en políticas como poner un tope a los alquileres.

Otro síntoma identificado entre la juventud es un importante desinterés por la política, aunque el informe no se preocupa demasiado por esto y lo atribuye a un “ciclo vital” por una cuestión de edad. “Es esperable que quienes hoy son jóvenes vayan interesándose e implicando políticamente más. La apatía política, como se ha interpretado el desinterés por la política normalmente, se corrige a medida que se tiene la oportunidad de participar en experiencias políticas y de interactuar con el sistema democrático”, sostiene el documento.

Sin embargo, la desafección política sí que es un síntoma que atraviesa a toda la población de la Comunidad de Madrid, un sentimiento que los expertos aseguran que desemboca en desmovilización. Sorprende que los actuales datos son peores que los de 2012, cuando España sufría las consecuencias de una crisis económica que colocó la tasa de desempleo en el 26%. “Si se compara con datos para la población española de 2012, se observa que en Madrid los niveles de desafección son ligeramente más altos que los que se veían entonces”, asegura el informe. Los individuos de entre 16 y 24 años cuentan con casi un 55% de desafectos, mientras que entre los jóvenes-adultos de 25 a 34 años baja levemente hasta el 52%.

Una juventud confundida en torno al feminismo

En materia de igualdad, tal vez el dato más llamativo sea que la población más joven es la más reaccionaria a ciertas políticas de igualdad y de lucha contra el machismo. El 33% de los hombres madrileños entre 16 y 24 años está en contra de políticas de autodeterminación de género, el dato más alto en cualquier franja de edad y muy diferente al de las mujeres, que en esas mismas edades baja hasta el 14,2%.

Una parte de la encuesta confirma una mirada confundida en torno al feminismo, ya que el 22% de estos hombres de entre 16 y 24 años cree que “la violencia no tiene género” si se da la situación de que una mujer ha sido abofeteada por su pareja después de una discusión. Directamente, el 11% no consideraría esa acción violencia machista, un dato superior al resto de hombres de otras edades.

Irene Sánchez Vitores, encargada de este apartado del informe y politóloga de la Universidad Rey Juan Carlos I, tilda estos datos de “agridulces”. “Hay algunos elementos que sugieren que hay una falta de referentes. Las tasas de apoyo a actitudes igualitarias en muchos casos son muy inferiores a las de las mujeres de su misma edad o dominan posiciones en las que se niega la desigualdad, como ocurría con los indicadores de sexismo moderno”, zanja la experta.

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