El documental No me llame Ternera ha dejado algunas frases que demuestran la incoherencia del discurso del ex líder etarra y que ponen de manifiesto su hipocresía. En la entrevista que le hace Jordi Évole las preguntas se suceden a modo de ametralladora y nunca es capaz de contestar de una manera coherente, justificando las acciones de la banda terrorista, para después contradecirse y hablar de ética y de moral. Aquí repasamos algunas de las sentencias más controvertidas de Josu Urrutikoetxea durante el transcurso de la película.
“Conmigo se ha hecho una especie de trofeo. Solo hay un relato posible y lo han deshumanizado. Yo soy una persona normal, como cualquier otra, con convicciones políticas, sociales y culturales”.
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Cuando se le pregunta por el terrorismo yihadista argumenta: “No comparto su forma de hacer las cosas ni es comparable con ETA porque sus atentados no son justificables, no todo ciudadano es un objetivo”. A lo que Évole contesta, ¿y todas las víctimas colaterales de sus acciones?
¿No sería lo mismo matar por Dios que por la Patria? “Una cosa son las creencias y otra la religión. Yo creo en la naturaleza y el ser humano”.
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Cuando la palabra se convierte en excusas sin sentido
“La violencia armada nunca ha sido un objetivo en sí de la banda”.
“El conflicto nos llevó a olvidarnos del aspecto ético, que ha quedado tapado por la espiral del violencia y que nos ha llevado a todos a la insensibilidad ante el sufrimiento de los demás. Cuando estás inmerso en esa vorágine no te das cuenta de nada”.
“Solo me he alegrado de una muerte: de la de Franco”
¿Fue Hipercor un error? “La culpa fue del Gobierno, por no cumplir con su función y desalojar cuando se le dijo. Nosotros no hacíamos terrorismo, el objetivo no era hacer víctimas, sino provocar daños”. ¿Y en los cuarteles de Zaragoza y Vic donde se sabía que había niños? “Que hubieran desalojado las casas cuarteles, porque ya habíamos dicho que eran objetivo directo”.
¿Qué le pareció el secuestro de Ortega Lara y el asesinato de Miguel Ángel Blanco? “No estoy en la cabeza de aquellos que hicieron esas acciones”.
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“La venganza no es algo que estuviera en nosotros, ni tampoco el odio, que es una cosa que ciega”.
En cuanto al impuesto revolucionario que tenían que pagar los empresarios vascos, Jordi Évole le pregunta: “¿Matar a quién no paga no es cosa de la mafia?”. No hay respuesta.
“Asumo mis responsabilidades. Matar no es un placer para nadie. Llevaré una mochila pesada para siempre”. ¿Ha tenido sentido todo esto? “He participado en la lucha con aciertos y con errores. Sería monstruoso decir que nada ha tenido sentido”.