El PP descuida sus relaciones con Vox en el tiempo de descuento de la investidura de Feijóo

Los ‘populares’ buscan erigirse como única alternativa a Pedro Sánchez en la investidura y en el escenario posterior a la misma, lo que les obliga a distanciarse de Vox

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El líder popular Alberto Núñez
El líder popular Alberto Núñez Feijóo consulta el reloj (EFE/ Juan Carlos Hidalgo)

El PP se centra en su entrada por las puertas del Congreso de los Diputados dentro de cuatro días, cuando su candidato se enfrenta a una sesión abocada al fracaso a la que quiere ir con un partido fuerte, unido y, sobre todo, alternativo al que plantea Pedro Sánchez. Ese será el marco que también busca Génova de cara a una eventual repetición electoral y que les sirve, de igual manera, para un PP en la oposición, señalan fuentes de la Dirección Nacional del partido. Y, aunque no tienen los apoyos necesarios para superar la investidura, tampoco pueden permitirse tener menos de 172, lo que les debilitaría aún más antes de encarar los escenarios que están por llegar.

Para ello, el PP necesita a Vox de su lado, sin embargo, están descuidando sus relaciones desde hace quince días, cuando Feijóo y Abascal se sacaron la esperada foto en el Congreso de los Diputados para sellar “una nueva etapa de entendimiento”, en palabras del líder del Vox. Aunque, pocos días después, la relación entre ambos se asemeja más al “si te he visto, no me acuerdo”.

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Todo comenzó con la convocatoria del acto contra la amnistía por parte del PP, al que Vox dijo que asistiría si no se trataba de un acto de partido. Los de Feijóo no tardaron en dejárselo claro: es un acto de partido. De esta forma, evitaban la ‘foto de Colón’ que les arrebataría parte de la atención mediática en un acto clave antes de la investidura de Feijóo. El gesto no sentó bien a los de Abascal, que intentaron desviar el foco a la manifestación del 8 de octubre contra la amnistía, a la que sí acudirán, y recomendaron al PP dejar de mirarse tanto al ombligo.

Encontronazos parlamentarios

La falta de acercamiento se ha hecho evidente en el primer pleno de la XV Legislatura, en el que se debatía la modificación del reglamento para el uso de lenguas cooficiales, que fue aprobada este jueves. La estrategia de Vox quedó patente en los primeros minutos, cuando todo el grupo abandonó el hemiciclo en cuanto escuchó la primera frase en gallego. Lo que no espera ni el PP ni nadie es que harían exactamente lo mismo durante la intervención del portavoz de los populares, Borja Sémper, que soltó tres frases en euskera, lo que también le ocasionó las críticas de su propia bancada.

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“Me sorprende que Sémper se llame canelo a sí mismo”, lanzó Santiago Abascal en cuanto puso el primer pie fuera del hemiciclo. “El PSOE, el separatismo y el PP han contribuido al sainete protagonizado en el Congreso y utilizan la lengua para dividir y confrontar”, lanzó, por su parte, el secretario general del partido, Ignacio Garriga.

El presidente del PP y
El presidente del PP y candidato a la investidura, y el líder de Vox se reúnen en el Congreso de los Diputados (Fotos: David Mudarra)

No quedó ahí la cosa, porque Vox no tardó en lanzar otra ofensiva pidiendo su apoyo a una iniciativa para que las lenguas cooficiales no se pudiesen utilizar en el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta y en su momento votó para que sí se pudiesen utilizar. Esta propuesta contempla la modificación del apartado 3 del artículo 20 del reglamento del Senado, que Vox quiere que obligue a los senadores a utilizar el español en el ejercicio de su actividad parlamentaria, tanto en sus intervenciones orales como en los escritos que presenten en la Cámara.

La respuesta llegó horas después de la boca de Borja Sémper, que avanzó el rechazo por parte de su grupo a esta iniciativa. “En el Senado se reformó el reglamento para permitir que, en supuestos tasados, las lenguas oficiales autonómicas tuvieran un papel, y es razonable que fuera así”, señaló durante su discurso de este jueves ante el pleno de la Cámara Baja.

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Pero no sería el único encontronazo de esa jornada. El PP se abstuvo en la enmienda a la totalidad presentada por Vox contra las lenguas cooficiales, lo que a Santiago Abascal no le ha sentado nada bien: “Se abstiene en nuestra enmienda contra los pinganillos del odio y no parece dispuesto a apoyar nuestra propuesta en el Senado (...) Señor Feijóo, hay que enfrentar la realidad. Su investidura no tiene otro sentido que el de visibilizar el ataque a la Nación y a la convivencia”, publicó en un mensaje en la red social X (antes Twitter) el líder de Vox, que acusó al PP de ser equidistante ante los golpistas y la unidad de España.

Además, en las autonomías y municipios también dieron rienda suelta a sus roces. En Extremadura, la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán, llegó a amenazar con romper el Gobierno de coalición si la presidenta extremeña, María Guardiola, no se retractaba de sus palabras menospreciando a su partido. Y en la ciudad de Madrid, Vox mete en el mismo saco al PP y a la izquierda para acusarles de votar en contra de eliminar las restricciones de las Zonas de Bajas Emisiones de los municipios de más de 50.000 habitantes, como es el caso de la capital.

Todo ello a cuatro días de la investidura de Feijóo, donde los populares tienen que hacer verdaderos equilibrios para no tensar de más la cuerda con los de Abascal para que sus 33 apoyos no salten por los aires, al tiempo que lanza su mensaje como única alternativa al bloque de la izquierda.

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