Aunque Jordania comprase sólo un único A400M la transacción supondría un gran alivio para el Ministerio de Defensa, que precisa, antes de 2025, encontrarle destino a diez de estos aviones que se comprometió a adquirir con la empresa Airbus, pero que hace tiempo anunció que no incorporará a la flota del Ejército del Aire y del Espacio y, en su lugar, los revenderá a otros países. No obstante, el Gobierno de España hasta el momento no ha tenido éxito en su afán de colocar estas gigantes aeronaves de transporte en el mercado internacional y es que, como bien lo sabe su propio fabricante, vender una decena de unidades de este avión no es tarea sencilla.
Con este objetivo, consciente de que el reloj ya está corriendo, la secretaria de Estado de Defensa, María Amparo Valcarce, ha viajado esta semana a Jordania, donde ha mantenido una reunión con el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas jordanas, para reforzar las relaciones bilaterales de seguridad y defensa pero, sobre todo, explorar oportunidades comerciales para la industria de defensa española, con especial énfasis en el A400M.
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Durante su visita, Valcarce ha destacado que la industria de defensa española está plenamente capacitada para cumplir con las necesidades de Jordania en los programas industriales en los que su país pudiera estar interesado como, además del avión de transporte, nuevos sistemas de protección de fronteras. Asimismo, la secretaria de Estado ha trasladado a las autoridades jordanas el interés del Gobierno de España en dar continuidad e incrementar las excelentes relaciones en materia de seguridad y defensa existente entre ambos países.
Jordania ya ha mostrado interés en la aeronave, pero las requisito operativos de este país de Oriente Próximo distan mucho de las necesidades de España que, claramente, precisa negociar con otros estados para poder deshacerse de los aviones que no planea utilizar. Ante este escenario, la disyuntiva del Gobierno radica en el hecho de que concretar la venta de sus aeronaves supone, al mismo tiempo, quitar clientes nuevos a Airbus, con el consecuente detrimento para la industria aeroespacial española, dado que todos los A400M son ensamblados en la planta que la compañía posee en Sevilla.
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¿Cancelación del pedido?
Hace más de 20 años, el gobierno de José María Aznar acordó con Airbus adquirir 27 unidades de la aeronave. Al ser España uno de los países que integra el consorcio del gigante aeroespacial europeo, también fue de los que más dinero se comprometieron a aportar para el proyecto: más de 3.450 millones de euros, presupuesto que con el paso de los años se incrementó a casi 5.500 millones. Sin embargo, en 2013, otra vez con el Partido Popular en la Moncloa, el Ministerio de Defensa anunció que solo emplearía 14 de los aviones contratados e intentaría revender los restantes 13 a terceros países.
A finales de este abril, el Ejército del Aire recibió el decimocuarto A400M, el último que hasta entonces preveía operar, sin que se hubiese dado a conocer negociación alguna entre España y otro país para buscarle destino a las aeronaves sobrantes. Incluso, semanas antes, había trascendido la información de que la cartera de Margarita Robles sopesaba cancelar el pedido por los aviones restantes.
Sin embargo, en un movimiento sorprendente, Defensa anunció en mayo que incorporaría tres A400M más de los estipulados, hasta un total de 17 aeronaves, aunque la operación aún tiene que materializarse en un nuevo acuerdo con el fabricante. De todas formas, el hecho de incrementar el número de aviones a utilizar no ha hecho otra cosa que reforzar la idea de que España, ante las dificultades de encontrarles un nuevo destino, rechazará los A400M faltantes de su pedido original.