El PP se da otra oportunidad para oponerse al uso de las lenguas cooficiales y saca a Sémper a la tribuna pese a las críticas internas

El grupo parlamentario popular presenta una enmienda a la totalidad con texto alternativo contra la reforma del reglamento para el uso de las lenguas cooficiales, que aumentará el tiempo de debate en la sesión de mañana en el Congreso

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El vicesecretario de Cultura y
El vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del Partido Popular y diputado, Borja Sémper (Eduardo Parra / Europa Press)

Parecía que todo estaba perdido para el Partido Popular a las tres de la tarde de este pasado martes, cuando sus 137 diputados salieron del pleno del Congreso tras una oposición de Borja Sémper al uso de las lenguas cooficiales, nada convincente para su propia bancada. La frase más repetida en los pasillos se trasladaba a los titulares: “Ha hecho el canelo”. Pero, este jueves, el partido contempla una nueva oportunidad, tras activar más tiempo para el debate parlamentario de este jueves a través de una enmienda a la totalidad a la reforma, con texto alternativo, que se debatirá hoy en el Congreso.

Se suma a la que Vox anunció la semana pasada, por lo que habrá tiempo suficiente para que la derecha vuelva a posicionarse contra las lenguas cooficiales. De hecho, serán sus diputados los que tengan más tiempo para defender sus iniciativas en contra de la reforma. Por ello, aunque el propósito de las mismas es frenar la modificación del reglamento de la Cámara Baja, el objetivo final de los populares es darse una nueva oportunidad para tomar la posición de ataque en esta batalla que el martes por la mañana aún daban por ganada.

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El PP argumentará que la reforma del reglamento para el uso del galego, el euskera y el catalán es una cesión al independentismo por parte de Pedro Sánchez, además de un “atentado” a “la lengua común” y, quizás, cargará contra el PSOE por haber votado “hasta 59 veces” en contra el uso de otras lenguas. Lo que falló este martes fue añadir que, además, ya se podían decir frases en otras lenguas cooficiales si después se traducen por el mismo diputado o diputada, para, a continuación, escenificarlo. Y esto fue lo que, precisamente, hizo caer la estrategia de oposición del grupo parlamentario popular.

Fue Borja Sémper el que salió a defenderlo a la tribuna, alegando que no era necesaria esa reforma para plasmar que ya formaba parte de las negociaciones de Pedro Sánchez con los partidos nacionalistas e independentistas. En este punto, introdujo varias frases en euskera, que levantaron un revuelo en el hemiciclo que se trasladó hasta los pasillos de la Cámara. Varios diputados de su propio grupo criticaron su discurso, porque, a su juicio, había desperdiciado una buena oportunidad para reforzar a Feijóo antes de su investidura.

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Génova respalda a Sémper

Desde la Dirección Nacional del partido respaldan a su vicesecretario de Cultura. Lo hacen en los corrillos con los periodistas, “lo que ha hecho Sémper ha servido para aclarar que el reglamento permitía decir frases en euskera, catalán y gallego sin necesidad del pinganillo”, y también en declaraciones públicas como la del coordinador general del partido, Elías Bendodo. Además de mantener ese argumento de la Dirección Nacional, Bendodo aseveró este miércoles que su partido no es “monolítico” como el PSOE, que “a quien discrepa, le echan”. “No sé si a alguno le habrá gustado más o menos, pero cada uno puede pensar y opinar lo que considere oportuno”, lanzó el coordinador del PP, refiriéndose a los diputados críticos, no a Borja Sémper.

A primerísima hora de la mañana, ya había salido Sémper para defender sus propias palabras. Aseguró que la Dirección Nacional del partido estaba al tanto de que algunas frases de su discurso iban a ser en euskera, lo que comentó en una reunión previa al pleno. Además, tildó de “brillante” su estrategia de discurso porque “desmontaba” los argumentos de los independentistas y el PSOE, aunque reconoció que la repercusión le pesaba.

No se sabe si Génova comparte este diagnóstico, pero lo que sí ha hecho es ofrecerle una nueva oportunidad para subirse a la tribuna este jueves y cargar contra la bancada de la izquierda, aunque con la esperanza de que, en esta ocasión, cuando baje de la misma, no se tropiece por su propia zancadilla.

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