Zapatillas de casa y móviles con teclas para meter droga en las cárceles: “Muchas veces son peores los familiares que los presos”

Los teléfonos tipo Nokia, también prohibidos en prisión, se han convertido en el dispositivo estrella para introducir hachís y otras sustancias burlando los controles de seguridad

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Zapatillas de casa y móviles con teclas para meter droga en las cárceles: “Muchas veces son peores los familiares que los presos”

La eterna pregunta: ¿Cómo entra la droga en las cárceles? A los tradicionales sobornos y pases en los vis a vis se han unido nuevos métodos que burlan los controles de seguridad de las prisiones. Los funcionarios descubren a diario bellotas de hachís, la sustancia más habitual entre rejas, escondidos en dobles fondos de prendas de ropa como zapatillas de casa o abrigos. Pero el dispositivo estrella para introducir droga en la cárcel es otro elemento prohibido: los móviles. Los antiguos modelos con teclas y hechos de plástico, que los presos también utilizan para comunicarse, se han convertido en el objeto más incautado en los centros penitenciarios españoles.

Sergio García, delegado de CSIF Prisiones en las cárceles madrileñas de Valdemoro y Estremera y portavoz del sindicato, explica a Infobae España que este tipo de dispositivos, así como la droga que se oculta en ellos, son “difíciles de detectar” en los escáneres de los controles de seguridad, por lo que suelen ser descubiertos en cacheos a presos y familiares. Solo en 2022 se incautaron un total de 2.733 aparatos en las prisiones españolas, el récord histórico con una media de 7,5 al día y un 21 % más que en 2021.

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Pese a que los familiares y allegados que acuden a visitar a los presos también pasan los controles de seguridad, los vis a vis continúan siendo una de las principales vías de entrada de sustancias estupefacientes en los centros penitenciarios. Incluso algunas mujeres que van a encontrarse con sus parejas sentimentales introducen la droga oculta en sus órganos genitales. “Muchas veces son peores los familiares que los presos”, señala Sergio García.

Amenazas y sobornos

Otro de los métodos que utilizan los presos para conseguir droga son los permisos penitenciarios. Los propios encarcelados que disfrutan de estas salidas temporales de las prisiones aprovechan para intentar introducir las sustancias. Los que no gozan de este régimen “amenazan y sobornan” a los anteriores para que traigan droga del exterior.

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Todo aquel al que se le descubran sustancias estupefacientes en la cárcel se enfrenta a sanciones disciplinarias. Además, los funcionarios trasladan el aviso a la Guardia Civil, que es quien se encarga del análisis de la sustancia. Si se trata de una incautación superior a los 25 gramos, se imputa al tenedor un delito contra la salud pública. En caso de una cantidad inferior, se le castiga con una sanción administrativa (multa económica).

Dos bellotas de hachís tras ser descubiertas en la suela de unas zapatillas de casa. (CSIF Prisiones)
Dos bellotas de hachís tras ser descubiertas en la suela de unas zapatillas de casa. (CSIF Prisiones)

Cabe mencionar que para tratar de interceptar el mayor número de entradas de droga posibles, las prisiones madrileñas de Soto del Real, Valdemoro y Estremera cuentan con una unidad canina especializada en detección de estupefacientes que realiza controles y rastreos en varias dependencias de dichos centros penitenciarios.

De los lanzamientos a los drones

Preguntado por los lanzamientos de pelotas de tenis y otros objetos -con droga en su interior- a los patios de las cárceles, Sergio García señala que es un método en desuso ya que el aislamiento de las prisiones de los núcleos urbanos y los perímetros de seguridad impiden que se produzcan estas situaciones. Sí que se ha detectado en algunos penales el uso de drones para hacer llegar a los presos droga y otros objetos prohibidos.

Desde CSIF reclaman que se reconozca la condición de agentes de la autoridad a los funcionarios de prisiones, así como una mayor formación y dotación de recursos.

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