El gallego, el catalán y euskera se hablaron por primera vez en el Congreso sin interrupciones por parte de la Presidencia de la Cámara Baja. El Pleno se desarrolló con normalidad, pinganillos y pantallas mediante, pese a tratarse de un hecho “histórico”. Si bien, esta situación inédita hasta ahora no evitó momentos anecdóticos protagonizados principalmente por la bancada de Vox, pero también del PP.
Estos dos partidos, junto al diputado de UPN, fueron los únicos que rechazaron tramitar la proposición de ley para permitir el uso de las lenguas cooficiales en esta cámara. La propuesta legislativa, que extiende este uso a todos los ámbitos parlamentarios, incluido la presentación de escritos y las intervenciones en comisión, recibirá previsiblemente el visto bueno definitivo este jueves.
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El debate lo abrió el diputado socialista por Lugo, José Ramón Besteiro, que realizó casi toda su intervención en gallego. “Es una honra que me permite estrenar la traducción de mi lengua, que es símbolo de la riqueza cultural del país”, fueron las primeras palabras pronunciadas desde la tribuna. Segundos después, los diputados de Vox abandonaron el hemiciclo y dejaron los pinganillos y las petacas en el escaño vacío de Pedro Sánchez, que asiste en estos momentos a la Cumbre de la ONU en Nueva York.
Si bien, antes de que comenzara el debate, la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, había pedido a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, el retraso del uso de las lenguas cooficiales, ya que “no puede entrar en vigor esa ley en tanto no haya sido tomada en consideración, debatida, aprobada y publicada”. Esta petición fue desoída por la socialista al recordar que la Mesa dio el aval a poder emplear el euskera, el gallego y el catalán desde este martes.
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La sorpresa llegó cuando Borja Sémper, el diputado del PP encargado de intervenir en el turno en contra, pronunció varias frases en euskera a pesar de que justo este mismo lunes advirtió que el PP hablaría en castellano porque no iban a hacer “el canelo” ni “cosas raras”. Este hecho motivó que los diputados de Vox, que acababan de regresar al hemiciclo, volvieran a abandonarlo. “Durante demasiadas décadas no pudo haber libertad para expresarse como cada uno quería [...] No quiero que nadie se levante de su escaño y se vaya, quiero que debatan”, espetó Sémper.
Críticas al PP
La bancada popular ocupó el centro de la diana de la mayoría de las intervenciones desde la tribuna, especialmente del PSOE y Sumar, frente a una iniciativa “histórica”, que permite “acordar para avanzar”, como reflejó el diputado socialista Besteiro. “¿No merece la pena el esfuerzo de adaptarnos en el Congreso al plurilingüismo que el mismo Tribunal Constitucional defiende que es una riqueza cultural que debemos preservar solo por evitarnos un pinganillo? Mi grupo piensa que merece la pena, que tenemos que avanzar”, añadió a pesar de que el PSOE, hace un año, votó en contra de una medida similar.
De hecho, tanto la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, como el diputado del PNV Joseba Agirretxea criticaron la postura del PSOE defendida en junio de 2022 y lamentaron que “quizá entonces no era necesario; quizá la defensa de algunos del plurilingüismo es directamente proporcional a sus coyunturas y necesidades políticas”, como apostilló el representante jeltzale.
Por su parte, la portavoz de Sumar en la Cámara Baja, Marta Lois, abogó por seguir dando más pasos en el uso de las lenguas cooficiales, como que éstas se enseñen en los colegios de toda España. “La posibilidad de hablar una lengua no niega a las otras”, justificó Lois para defender su uso, además de acusar al PP de “mentir” sobre la realidad lingüística de España, ya que el empleo de los distintos idiomas “está más que normalizada”.
El representante de ERC Gabriel Rufián quiso hablar en catalán porque “es la lengua de mi país y porque es una lengua a la que amo, tanto que es la que escogí para hablar con la persona a la que más quiero [su hijo]”. En sus palabras no faltó una mención especial a su predecesor, Joan Tardà, quien se quedó “solo” en muchos momentos defendiendo el uso de este idioma.
Asimismo, frente a las quejas por el coste de la traducción (alrededor de 53.000 euros más los traductores), Rufián quiso poner esta cifra en contexto para demostrar que no es descabellada: “La bandera de Colón costó 400.000 euros, el nuevo velero con el que rey va a hacer regatas cuesta dos millones de euros y el hipódromo de la Zarzuela cuesta seis millones de euros”, resumió.
También, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, destacó este paso “simbólico pero importante”, que “pone de manifiesto una realidad que los vascos conocemos pero que este Estado niega, y es que somos una nación”. Y aprovechó el debate para pedir poder hablar en euskera “en toda Euskal Herria, también en las instituciones que dependen del Estado”. “El euskera es nuestra lengua y vivir en euskera nuestro derecho. Por eso corresponde a este Estado y a este Gobierno garantizarlo y respetarlo y hacerlo cuanto antes”, esgrimió.