Volver al pueblo: los jóvenes urbanitas buscan viviendas en zonas rurales atraídos por su precio

La posibilidad de teletrabajar y de vivir en plena naturaleza hace que el 62% de los demandantes de vivienda planeen mudarse a un entorno rural

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Santillana del Mar, municipio de la comunidad autónoma de Cantabria.
Santillana del Mar, municipio de la comunidad autónoma de Cantabria.

La pandemia del coronavirus supuso el inicio del éxodo de urbanitas a zonas rurales en busca de protección frente al virus y de un entorno natural para vivir. Este cambio ha cuajado y seis de cada diez demandantes de vivienda quieren irse a vivir a un pueblo atraídos por unos precios más bajos que en las capitales y la posibilidad de teletrabajar, recoge un informe de Fotocasa Research.

Y son los más jóvenes, de entre 18 y 24 años, los que en mayor medida se van a vivir al campo o planean trasladarse allí, seguidos por los de entre 25 y 34 años. Al contrario que los más mayores, que son menos proclives al cambio. El 45% de demandantes de vivienda de entre 45 y 55 años asegura que no se iría a vivir a una zona rural en ningún caso. Mientras que el colectivo de entre 55 y 75 años es el que descarta con más rotundidad un traslado: uno de cada dos no daría el paso de mudarse a un pueblo de forma permanente.

“Tiene sentido que el colectivo más joven sea el que más atraído se sienta por vivir en un pueblo, ya que por ciclo vital es habitual que todavía están decidiendo su camino y que no cuenten con ataduras económicas o familiares”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.

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Teletrabajo e internet

Uno de los cambios que ha facilitado la vuelta al pueblo ha sido la posibilidad de teletrabajar y la mejora de la tecnología y la conectividad en las zonas rurales. Según el informe Una Visión a largo plazo para las zonas rurales de la UE: hacia unas zonas rurales más fuertes, conectadas, resilientes y prósperas antes de 2040, elaborado por la Comisión Europea, las nuevas demandas sociales, el desarrollo de las nuevas tecnologías y del teletrabajo o la economía verde están propiciando que las zonas rurales vuelvan a recibir atención como “lugares de bienestar, seguridad, vida ecológica y nuevas posibilidades para la renovación social y económica”.

No obstante, existe un claro desequilibrio en España entre la población de las ciudades y del campo. Datos de Eurostat de 2021 recogen que solamente un 13% de la población española residía en entornos rurales. Una cifra considerablemente más baja que la del conjunto de la Unión Europea, donde el 26% de los habitantes vive en estas zonas.

¿Qué tiene que tener el pueblo?

Los que están dispuestos a mudarse a un pueblo exigen que este cumpla una serie de requisitos, entre los que destacan que sea pequeño, pero no tanto –debe tener al menos 1.000 habitantes– y los acondicionamientos necesarios para poder teletrabajar. Otra de las exigencias es que esté a una distancia razonable de servicios esenciales como centros sanitarios, colegios o institutos.

También las infraestructuras de transporte y las conexiones son muy valoradas por los neorrurales a la hora de elegir pueblo. Dan mucha importancia a que tengan tren, autovía o autobuses y una buena conexión con una capital de provincia o cabecera comarcal.

Los requisitos van en función de la edad, mientras que en los más jóvenes, de entre 24 y 34 años, pesa más la existencia de conexión a internet y de opciones de ocio cercanas a la localidad, los de entre los de 55 y 75 años valoran más un buen clima, que esté cerca de servicios esenciales y a una distancia razonable de infraestructuras de transporte.

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Los pueblos con viviendas más baratas

El precio de la vivienda es uno de los principales requisitos que tienen en cuenta los urbanitas a la hora de decantarse por un pueblo y el que tiene las casas más baratas es Fuente Obejuna, situado en Córdoba, con el precio del metro cuadrado a 334 euros, según recoge un estudio de idealista.

Le siguen otros dos municipios cordobeses: Bélmez, con 340 euros el metro cuadrado, y Peñarroya-Pueblonuevo, donde el metro cuadrado se paga a 416 euros.

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