El cambio radical de Carlos Sainz en Ferrari: de sufrir las órdenes de equipo a romper el dominio de Red Bull

El español, que hasta hace poco era visto como segundo piloto de la escudería italiana, ha dado un paso al frente desde el parón de vacaciones. Sus 50 puntos en las últimas tres carreras, 26 más que su compañero de equipo, así lo corroboran

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Sainz durante la celebración de su victoria en el GP de Singapur. (Reuters)
Sainz durante la celebración de su victoria en el GP de Singapur. (Reuters)

“Es injusto lo que me estáis pidiendo”. “¡Vamos Fred, vamos Ricky! Mi primer Smooth Operator con Ferrari”. Las dos frases las pronunció el mismo protagonista, Carlos Sainz. La primera la realizó en julio, durante la clasificación en Silverstone, tras recibir desde el muro la misiva de dejar pasar a Leclerc para que realizara una vuelta más. La segunda, este pasado domingo después llevarse el GP de Singapur y poner fin a la hegemonía de Red Bull. Entre medias, dos meses y medio en los que Sainz ha conseguido cambiar su estatus dentro de Ferrari. Hasta hace no poco era visto como el segundo piloto de la escudería italiana y el equipo le hacía trabajar para el monegasco.

Las órdenes de equipo así lo reflejaban. Antes de Silverstone, Sainz ya había comprobado esta temporada la postura de Ferrari con sus pilotos. Ocurrió en Austria. Él partía tercero, Leclerc segundo y Verstappen líder. Las vueltas se sucedían en el trazado de Spielberg con el español pegado al alerón trasero del monegasco y el de Red Bull metiendo más terreno sin oposición alguna. Fue en ese momento cuando desde el muro le dijeron “Si tienes más ritmo, háznoslo saber”. A lo que Sainz respondió de forma contundente “¿De verdad hace falta que lo diga? Podemos alcanzar a Verstappen, dejadme intentarlo”. Poco importó, se hizo el silencio hasta que más tarde le comunicaron la decisión del equipo “no ataques por ahora”. Mensaje que frenó al español y sirvió a Verstappen para escaparse con total tranquilidad.

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El parón veraniego, punto de inflexión

Tras las vacaciones de agosto, Carlos ha protagonizado un indiscutible paso al frente ante Charles Leclerc, quien debió resignarse a un papel secundario en las intrincadas callejuelas del último gran premio en Singapur. Con la misma estrategia, el monegasco cedió en la meta 21 segundos frente al vencedor. Un abismo que evidencia un estado de gracia de Sainz iniciado en Monza, pese a los obstáculos que tuvo. No se llevó el GP de Italia, pero sí se ganó a Ferrari. Y lo hizo con todas las letras y solo, sin el trabajo colectivo que más beneficios podría haber dado al equipo.

El español realizó una tensa carrera de principio a fin. No pudo rodar tranquilo en ninguna de las 51 vueltas que tuvo que completar para conseguir su primer podio de la temporada. Cuando no tenía a Verstappen acechando su nuca, era Pérez y posteriormente Leclerc, su compañero de equipo. El monegasco, pasivo en su defensa con Pérez, fue combativo con Sainz en el tramo final de la carrera. En lugar de tratar frenar al mexicano para que su compañero abriera hueco, decidió reservarse las pocas ruedas que le quedaban para presionar a Sainz. La agresividad de Charles fue tan brutal como la protección del español, que se defendió hasta en seis ocasiones.

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Pasadas de frenadas, salidas de pista, toques… ambos se entregaron al máximo para defender sus intereses, mientras que Ferrari permanecía en silencio. “Tengo mejores ruedas”, comentaba Leclerc por radio esperando que el equipo le diera la orden a Sainz de dejarle pasar. Dicho mandato no se produjo, al igual que tampoco frenaron a Charles como si hicieron con el español en Austria y durante la clasificación en Silverstone. Ferrari solo se pronunció una vez y lo hizo dejándole al monegasco la puerta abierta para el adelantamiento. “Sin riesgo, pero corramos hasta el final”. El mensaje, individualista, choca con el de Sainz. “Chicos, llevemos estos puntos a casa”. A punto estuvieron de perderse por el camino. Leclerc atacó y asumió demasiados riesgos hasta el final, pero no pudo con el madrileño.

Sainz durante la celebración del podio en Singapur. (Reuters)
Sainz durante la celebración del podio en Singapur. (Reuters)

Singapur, el éxtasis de Sainz

Y para coronar y manifestar su gran estado forma, realizó una exhibición en Singapur. Gestionó la carrera de principio a fin con un último tramo en el que su improvisación fue de campeón. Los Mercedes, con más ritmo, amenazaban el triunfo del español, pero no contaban con una estrategia de última hora. Sainz decidió dejar que Norris se pegase él para que tuviera DRS y pudiera defenderse de los ataques de Russell. “Ha sido brillante. Ha dicho: ‘Quiero el ‘gap’ con Lando’, ha sido todo sangre fría. Pocos pilotos lo hubieran hecho”, indicó Gené, piloto probador de Ferrari, tan sorprendido como el resto del equipo.

“No lo habíamos hablado, pero ha entendido muy rápido que su mejor defensa era proteger a Norris, fue una gran gestión suya. Desde la primera hasta la última vuelta ha tenido total control sobre la carrera”, indicó Vasseur, jefe de Ferrari. En las tres últimas carreras, desde el regreso de las vacaciones, Sainz ha sumado 50 puntos, 26 más que su compañero, a quien ya aventaja en el Mundial con cierta comodidad (142-123). Si Red Bull, penalizado en Singapur por la nueva directiva de la FIA, sigue sufriendo en Suzuka, Ferrari aún puede luchar por más victorias en 2023. Y lo que es aún más importante: soñar con un monoplaza dominante para el próximo Mundial. Sainz ya lo está haciendo.

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