Un Sainz magistral gana en Singapur y rompe la hegemonía de Verstappen; Alonso acaba último

El español logra la segunda victoria de su carrera deportiva y se convierte en el primer piloto capaz de romper la tiranía de Red Bull esta temporada

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Carlos Sainz durante el GP
Carlos Sainz durante el GP de Singapur (REUTERS).

Tenía que ser en Singapur. Bajo la luz de la luna, ante más de 100.000 aficionados, cuando el imperio de Verstappen se hiciera añicos. Lo destrozó Carlos Sainz, el único mortal capaz de conseguirlo esta temporada. En una carrera que lideró de principio a fin y se corrió a lo que él quiso y cuando él quiso. “Esto es Ferrari” soltó por radio. Extasiado por el esfuerzo realizado que esta vez, sí finalizó con el mayor premio posible: la victoria. Después de 14 carreras dominadas por Red Bull, Sainz se convierte en el primer piloto no perteneciente a la escudería austríaca capaz de ganar una carrera esta temporada. Ya avisó hace dos semanas en Monza. “Alguien tiene que terminar con la racha de Red Bull”. Dicho y hecho.

“Es un fin de semana increíble, gracias a todo el mundo en Ferrari porque han trabajado muy duro para dar la vuelta al duro inicio de temporada. Se trataba de limitar nuestra degradación, pero hemos tenido que parar antes por el coche de seguridad, por lo que he tenido que bajar el ritmo. Le he dado el DRS a Lando para ayudarle en el tramo final de la carrera”, asegura Sainz ya bajado del monoplaza y con un triunfo, poco vistoso, pero efectivo en el bolsillo.

Dominador de principio a fin

De la misma manera que dirigió desde lo alto del podio los acordes del himno italiano en honor de Ferrari, dirigió la carrera sobre el asfalto. En todo momento inteligente. En todo momento se corrió al ritmo que él quería. Buscaba retrasar la degradación de sus neumáticos y para ello rodó más despacio y propuso una carrera lenta. Las 62 vueltas al trazado revirado de Singapur fue una guerra plácida.

Una partida de ajedrez en la que cualquier movimiento en falso costaba la carrera. Defendió la posición en la salida, sin dificultades ni problemas. Mientras Leclerc se merendaba a Russell y guardaba, hoy sí, la espalda a su compañero. Ferrari se posicionó: ordenó al monegasco que se distanciase de Carlos. Primero tres segundos. Luego, cinco. El muro quemó a Charles porque la mejor opción para luchar por el triunfo en Marina Bay era el coche ‘55′.

Así se estableció el orden de la carrera hasta que en la vuelta 19, Sargeant se dio con el muro y ensució la pista. Coche de seguridad y parada obligatoria para todos. La de Sainz fue limpia. Tras él, Leclerc, perjudicado en el cambio de ruedas por una mala parada. Le pasaron Russell, Norris y Hamilton. Verstappen no entró a boxes, se quedó fuera con sus duras usadas, pero el Red Bull fue más bien un ‘sparring’ para el resto y en pocas vueltas desapareció del camino.

Sainz durante la celebración de
Sainz durante la celebración de su triunfo en Singapur (REUTERS).

Presión y exhibición final; Alonso acaba último

La calma parecía volver a los monoplazas, pero, nada más lejos de la realidad, fue la tranquilidad que precede a la tempestad. Russell y Hamilton decidieron aprovechar el coche de seguridad virtual para montar gomas medias e intentar llegar hasta Carlos. Lo que parecía como un puerto complicado de coronar, pronto se vio que podía hacerse realidad. Ambos rodaron dos segundos por vuelta más rápidos que Sainz. Era cuestión de tiempo que llegaran. Leclerc no fue un obstáculo para ninguno y pronto se pegaron a Norris, pero Sainz, de nuevo inteligentemente, aminoró y dio DRS al de Mclaren para que recibiera el testigo de Leclerc como escudero.

La presión de Mercedes arreció, pero la cabeza de Sainz hizo el resto. Russell perdió los nervios y se fue contra el muro. Sainz podía respirar. Vio la bandera a cuadros y volvió a tocar el cielo. Volvió a cantar el “Smooth operator” antes de fundirse en un abrazo con su amigo Lando Norris. Ferrari volvió a ganar y Sainz dio el paso al frente que necesitaba. Maranello ya corea su nombre.

Diferente, muy diferente fin de semana ha vivido Fernando Alonso. El asturiano, sin ritmo en todo el gran premio, finalizó último tras verse perjudicado por los coches de seguridad y sufrir una sanción de cinco segundos en su última parada en boxes. El día que Verstappen falló, no pudo estar ahí para pescar, su monoplaza se lo impidió.

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