Los cubiertos también se comen: Voilà, la startup que tiene el reto de acabar con los plásticos desechables

Laura Gispert, fundadora del negocio, reconoce que la puesta en marcha ha sido todo un desafío. La compañía trabaja con firmas como Balearia, Manolo Bakes o Grandvalira

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La startup Voilà, con sede
La startup Voilà, con sede en Barcelona, se dedica a la fabricación de cubiertos comestibles. (Voilà)

El postre tiene nuevo sustituto como último plato del menú. La guerra contra los plásticos de un solo uso ha revolucionado el mercado gastronómico y, desde hace casi tres años, los cubiertos también se comen. Voilà BIO es una startup catalana que fabrica cucharas, tenedores y cuchillos comestibles con un sabor “neutro” y una textura similar a la de cualquier “galleta crujiente”. Las principales cadenas hoteleras y un largo etcétera de restaurantes, heladerías y cafeterías trabajan de forma rutinaria con este menaje, que espera llegar pronto a los supermercados españoles.

Laura Gispert es la diseñadora gráfica que se esconde detrás de un proyecto tan ambicioso como arriesgado. Todo empezó en el marco de su trabajo de fin de carrera (TFG), ese trámite con el que todos los alumnos tienen que lidiar para poder completar sus estudios universitarios. La escuela le pidió una propuesta innovadora y capaz de dar solución a un problema y ella lo tuvo bastante claro. “Me considero una amante de la naturaleza, me encanta ir de picnic y llevaba meses pensando qué hacer con los cubiertos después de comer. Así es como surgió esta idea”, cuenta la emprendedora.

Por aquel entonces, se tramitaba la norma europea para prohibir los plásticos de un solo uso. El entorno de la diseñadora vio en el texto legal la “oportunidad perfecta” para desarrollar el producto y lanzarlo al mercado. Sin embargo, nada ocurre por arte de magia. Los primeros pasos no fueron fáciles y los cubiertos han pasado por muchos horneados antes de adoptar la forma actual. “Un prestigioso chef vio mi proyecto y quiso darlo a conocer. Me tiré muchas horas en la escuela de gastronomía probando moldes y sabores, porque para conseguir el mejor resultado, te tienes que juntar con los mejores profesionales”, apunta.

Un producto que se adapta al paladar

La empresaria destaca que, cuando empezó a planificar la propuesta en términos comerciales, tuvo que simplificar el proceso y apostar por la fabricación en serie. “Este ha sido el reto más complicado. Lo primero que hicimos fue buscar un fabricante en España, para nosotros era importante que fuese un producto íntegramente local. La receta se tuvo que modificar, hubo que cambiar algunos ingredientes para conseguir el mismo resultado trabajando en cadena. El camino fue duro, pero ahora sacamos un millón de cubiertos al día”, detalla Gispert.

Los fundadores de la firma
Los fundadores de la firma en la fábrica de producción. (Voilà)

Las cucharas, cuchillos y tenedores están hechos con una base de harina de arroz, aunque la receta completa es todo un misterio. “Tenía que ser un producto apto para todo el mundo, libre de alérgenos, sin gluten y vegano. Además, tenía que ser resistente”, explica su creadora. “El consumidor tiene que poder cortar, pinchar y remover un café sin romperlo”, añade. La reacción de la gente al morder los cubiertos es digna de estampa. El sabor de los utensilios es “neutro”, para que no tengan capacidad de interferir en la degustación de la comida, pero la empresa se suele adaptar a las necesidades del cliente.

Una empresa con vistas a largo plazo

Laura Gisbert se encontró con dos grandes barreras de entrada en el mercado español: el precio y la necesidad de cambiar los hábitos de consumo. La startup trabaja por el momento bajo pedido, para no desperdiciar comida, pero tiene previsto aterrizar próximamente en los supermercados con distintas gamas de sabores y menajes. “Hemos arrancado hace tres años, todavía no es un negocio rentable, pero estamos cerrando cuentas importantes que nos pueden dar visibilidad y tenemos muchas ganas de seguir creciendo”, precisa la empresaria, que tiene entre sus clientes a Manolo Bakes, Balearia y Grandvalira. Voilà BIO despide el verano con las expectativas altas y la mirada puesta en el futuro: “La máxima satisfacción no es lo que facturamos, sino la cantidad de kilos de plástico que conseguimos reducir cada año”.

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