Daniel Calparsoro paraliza la Gran Vía y enseña cómo gestionar un atentado en ‘Todos los nombres de Dios’

Hablamos con el cineasta que dirige a Luis Tosar e Inma Cuesta en este thriller sobre terrorismo yihadista

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Luis Tosar y Daniel Calparsoro durante el rodaje de 'Todos los nombres de Dios'
Luis Tosar y Daniel Calparsoro durante el rodaje de 'Todos los nombres de Dios'

Muchas personas son las que pasan cada día por la Gran Vía de Madrid, quizá una de las calles más famosas de toda la capital. Muchos son los que pasean por sus aceras, compran en sus tiendas y quedan anonadados con su majestuosidad al tiempo que agobiados con la de gente que se puede arremolinar en tanto espacio. Lo que es menos común es ver la Gran Vía vacía, incluso a altas horas de la noche. Y lo que es aún más raro, lo que solo está al alcance de unos pocos, es poder rodar allí, poder inmortalizar en la gran pantalla una de las grandes señas de identidad de toda una gran ciudad como Madrid.

Grandes nombres de nuestro cine como Edgar Neville (El último caballo), José Luis Garci (El crack), Álex de la Iglesia (El día de la bestia) o Alejandro Amenábar (Abre los ojos) han tenido la suerte y el honor de poner sus cámaras sobre la ilustre avenida, en unas estampas difíciles de olvidar para cualquier espectador que viese aquellas películas. Un honor y una responsabilidad que ahora ha caído en manos de Daniel Calparsoro, al que no solo no le ha pesado la presión, sino que ha sabido hacer de ella una fortaleza más para una película que va precisamente de hacerse grandes frente a las adversidades de la vida.

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“He tenido el privilegio de poder hacerlo, pero hemos tenido muy poco tiempo, el gran reto no solo era la parte técnica sino cómo combinar eso con el acting de los actores. Están las conversaciones por pinganillo de Luis con Inma, las de Patricia Vico y Lucas Nabor sin estar en el set… la clave estaba en, dentro de ese estrés, conseguir la tranquilidad para centrarte en hacerlo bien”, nos explica relajado Daniel Calparsoro, quien atiende a Infobae España con motivo del estreno de Todos los nombres de Dios. El único hombre que, en palabras de esos tales Luis e Inma, que no son otros que los grandes Luis Tosar e Inma Cuesta, podría hacer la proeza de rodar una secuencia tan compleja en tan poco tiempo, haciendo que el ruido de los coches policiales y el de su propia voz en plena Gran Vía pudiera confundirse con el de “un golpe de estado”, según Tosar.

Pero al hablar con él poco se denota en su voz de agitación y mucho menos de golpismo, sino todo lo contrario, una tranquilidad y templanza propias de quien lleva ya varios años en el oficio y quien ha llegado a esta película después de un largo proceso de preparación. “La película surgió de un guion de Gemma Ventura que me llega a través de Tripictures en 2018 y en cuanto lo leo ya me imagino la Gran Vía, pero sobre todo lo que me llamaba la atención era el potencial de combinar el cine espectáculo con el elemento emocional y humano. Estaba pensada para hacerse antes de la pandemia y yo acabé haciendo Hasta el cielo, pero yo creo que el tiempo nos vino bien para ir puliendo esos aspectos”, matiza Calparsoro, quien finalmente ha hecho de esa versión primigenia la película que ya está en cines.

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La Gran Vía de Madrid, cerrada para el rodaje de 'Todos los nombres de Dios'
La Gran Vía de Madrid, cerrada para el rodaje de 'Todos los nombres de Dios'

Una historia humana detrás de un gran thriller

Todos los nombres de Dios arranca en el taxi de Santi (Luis Tosar), un conductor visiblemente apático y deprimido por unos problemas que arrastra desde casa, y que durante su ronda habitual de llevar pasajeros al aeropuerto, se acaba dando de bruces con un atentado en Barajas y convirtiéndose en rehén de Hamza (Nourdin Batan), uno de los terroristas yihadistas que pretende huir de incógnito en el coche de Santi. Comienza entonces una marcha atrás por parte de los servicios de inteligencia nacional por identificar a los terroristas y encontrar a Santi al tiempo que la familia de este (Patricia Vico y Lucas Nabor) comienzan a temer por su vida. Pero Santi, magníficamente interpretado por un sobrio Tosar, está lejos de verse superado por las circunstancias.

“Es un personaje que empieza cerrando la puerta a su familia, en una situación en la que no comparte su dolor y no es consciente de que el dolor no le pertenece a nadie y cuando alguien sufre todos sufrimos, es algo que hoy en día puede sonar idealista pero no deja de ser una realidad. Me parecía un reto interesante combinar el humanismo de Santi -el personaje de Tosar- con lo que es el thriller puro y duro”, explica Calparsoro, quien ya ha colaborado con el intérprete gallego en anteriores ocasiones y con fructífero resultado, ahí están Cien años de perdón o Hasta el cielo para probarlo.

Mientras el personaje de Tosar vive su viacrucis particular junto a su captor, la familia de este se implica de lleno en su localización, ayudados por los servicios de inteligencia que intentan al mismo tiempo desarticular la banda terrorista y prevenir el inminente nuevo atentado -en Gran Vía, para más señas-, al frente de la recién nombrada directora de operaciones de la Guardia Civil, Pilar (Inma Cuesta). Un papel más que interesante para comprender cómo se gestionan este tipo de situaciones desde dentro y para el que Calparsoro contó con la inestimable ayuda y asesoría de la propia Guardia Civil. “Podía ser la Guardia Civil o la Policía Nacional, ambos tienen estos departamentos, y al final nos decantamos por el cuerpo que nos daba más apoyo logístico, porque la Guardia Civil con los GRS -Grupo de Reserva y Seguridad- nos dio una ayuda total e iba a ser más interesante si estaban ellos mismos en el set, al igual que los TEDAX -Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos que aparecen en la película son auténticos”, desvela el director.

Daniel Calparsoro en el rodaje de 'Todos los nombres de Dios'
Daniel Calparsoro en el rodaje de 'Todos los nombres de Dios'

Terrorismo, pero también Inteligencia Artificial y ‘fake news’

La película no solo expone todo un detallado protocolo basado en la asesoría de la Guardia Civil, sino que también pone de relieve problemas y vicisitudes paralelas a todo esto. En un momento crucial de la película aparecen sendos comentarios a temas de rigurosa actualidad como el papel de los medios de comunicación y su importancia para combatir los bulos y las llamadas fake news, pero también el auge de la Inteligencia Artificial. No como una amenaza, como parece haberse convertido en los últimos meses y ya han plasmado otras películas recientes como Misión Imposible: Sentencia mortal, sino como una herramienta que puede ser muy útil en determinados casos.

“Esto se rodó el año pasado y cuando sale todo lo de la Inteligencia Artificial pensamos que había que meterlo sí o sí pero no de cualquier manera. Si me preguntas por qué opino yo de la Inteligencia Artificial, yo creo que al cine lo han matado muchas veces; primero con la radio, la televisión, los videoclubs, las plataformas… y sigue sin morir. Al final la Inteligencia Artificial habrá que utilizarla como una herramienta más y aprender a legislarla, que es lo más importante. Hay muchos agoreros de que es el fin del mundo, pero al final todo acaba saliendo adelante”, desgrana el cineasta.

Sobre si la película puede herir ciertas sensibilidades o ser malinterpretada en un clima de islamofobia como el que se vive desde hace tiempo en nuestro país, el director se muestra optimismo y ante todo defiende Todos los nombres de Dios como una película que no juzga sino que se limita a contar una historia humana, la de Santi. “No es una película maniqueísta y cuenta una historia humana, tampoco pretende redimir a Hamza ni mucho menos porque la responsabilidad de lo que ha hecho es ineludible. Eso no significa que no haya gente a su alrededor como su familia que no tiene nada que ver, que es una familia integrada en España. Esa es la realidad en la calle, luego está el tema de los medios o de que haya gente más polarizada, pero la película al final habla de las segundas oportunidades y de las personas, no creo que contraponga el islam con nada, ni que hable bien ni mal”, se defiende Calparsoro. Así habla el hombre capaz de paralizar la Gran Vía y rodar en ella en apenas horas, introducir un comentario humano pero con tensión y entretenimiento y sacar el máximo partido de dos grandes de la interpretación como Inma Cuesta y Luis Tosar, todo ello sin morir en el intento.

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