La ministra de Hacienda en funciones y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, ha justificado la expulsión del histórico dirigente socialista Nicolás Redondo del partido en un “acto de coherencia” porque es alguien que “ha hecho de forma reiterada faltas de respeto a las siglas de este partido”.
El PSOE expulsó el pasado lunes al que fuera secretario general del PSE por “reiterado menosprecio a las siglas del PSOE”, una decisión que, a ojos de Ferraz, “no es difícil de justificar porque está negro sobre blanco en la prensa de todo el país”, en referencia a las críticas vertidas sobre una posible ley de amnistía, entre otras cuestiones.
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Según la dirección del partido, el propio Redondo “no hizo alegaciones para defenderse durante el proceso”. En esta línea, la número dos de Pedro Sánchez en el partido ha recalcado que esta decisión se ha tomado “siguiendo todos los procedimientos”, además de defender que es “algo habitual en todas las formaciones políticas”, solo que ha tenido más trascendencia por la “relevancia” del personaje.
Preguntada sobre si la expulsión es un aviso a navegantes, ante las críticas de la vieja guardia del PSOE con Felipe González y Alfonso Guerra al frente a las conversaciones de los socialistas con los partidos independentistas de cara a una eventual investidura de Sánchez, Montero ha aclarado que “en absoluto”, pero ha dejado claro que “los límites de la libertad de expresión son claros”.
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Contra la amnistía
La titular de Hacienda en funciones ha hecho una distinción entre mostrar “con respeto la discrepancia” y el “menosprecio”, y esto último “se ha puesto de manifiesto” en sus últimas apariciones públicas. “Así lo han entendido los órganos internos del partido y esta es la consecuencia”, ha zanjado. Redondo, entre otras declaraciones, reclamó a su partido que diera un “no” rotundo al líder de Junts, Carles Puigdemont, y no claudique de manera “genuflexa” ante un personaje que “no ha tenido el valor” de presentarse ante los tribunales.
También, ha cargado recientemente contra el PSOE, señalando que está “famélico” tras perder poder autonómico y municipal el pasado 28 de mayo, y ha rechazado la pretensión de Pedro Sánchez de querer reeditar el gobierno de coalición como “única forma de mantener el chiringuito” aunque esto sea “tirando por la borda la Transición”.
Este expediente de expulsión se inició hace varias semanas, pero no fue el primero, pues ya mayo de 2021 el PSOE se lo abrió tanto a él como al expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina, que acabó con la expulsión del segundo al entender el partido que ambos “habían pedido el voto” para Isabel Díaz Ayuso, la candidata del PP en las elecciones autonómicas de mayo de ese año.
Según ha trascendido, tanto Redondo como Leguina comieron este mismo miércoles, cuando se dio a conocer la expulsión del primero, con el expresidente del Gobierno José María Aznar. Precisamente, el exlíder del PP ha copado el foco esta semana al llamar a una “contienda democrática” por los posibles pactos que alcancen el PSOE con Junts y ERC, aunque todavía estas formaciones no se han sentado a negociar formalmente.
En el marco de las críticas de la vieja guardia del PSOE hacia la posibilidad de que los socialistas pacten con las fuerzas independentistas, Montero ha garantizado que “el PSOE no contempla un mal acuerdo”. Por ende, “en absoluto” está más cerca que se repitan las elecciones toda vez que ha reivindicado que la vocación de Sánchez siempre ha sido iniciar un proceso de “normalización institucional” con Cataluña tras los acontecimientos “tan dramáticos” de 2017 bajo la administración del PP