Ya son 16 días sin Anna Marín, la universitaria ilicitana de 21 años que ha sido supuestamente captada por una secta “pseudoreligiosa” en Perú. El pasado 29 de agosto, la joven dijo a sus padres que se iba unos días a la casa de una amiga para celebrar su cumpleaños, pero nunca volvió. Su entorno ha logrado contactar con ella, pero Anna no tiene intención de regresar. La Sección de Sectas Destructivas de la Policía Nacional ya está investigando el caso, según confirman a Infobae España fuentes próximas a la investigación.
Apuntan que la secta que habría abducido a la joven es GYC. Según Juantxo Domínguez, presidente de RedUNE, es una ramificación de la iglesia cristiana protestante Adventista del Séptimo Día. Desde su sede en España aseguran a Infobae España que GYC es una “asociación legal, estructural y financieramente independiente de la Iglesia Adventista”. Además, expresan su “solidaridad con la familia” de Anna Marín.
Juantxo Domínguez explica que sectas como la que habría captado a esta joven no presentan una especial “peligrosidad” porque se dedican a labores “de cooperación y ayuda al prójimo”, pero en ocasiones se aprovechan de los jóvenes captados como “mano de obra barata” en Latinoamérica.
Desde la marcha de Anna, sus familiares han echado la vista atrás y han situado el punto de partida de su “vida paralela” en el mes de noviembre de 2022. Aparentemente acudía cada tarde a la universidad, donde cursaba el grado de Historia, pero nada más lejos de la realidad. No acudía a clase y, ahora, su entorno ha descubierto nuevas mentiras, además de comprender las posibles razones del alejamiento de sus amistades.
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El punto de inflexión en este caso tuvo lugar el pasado 24 de julio, cuando Anna comunicó a sus padres que se iría dos semanas de viaje de fin de curso. Lo curioso era el destino elegido: Perú. A su regreso a España, el día 8 de agosto, la joven trajo consigo un regalo bendecido, pero nada que hiciera sospechar el preocupante desenlace.
Mensajes y llamadas sin contestar
El verano pasó con normalidad, pero el 29 de agosto Anna aseguró a su familia que se iba unos días a casa de una amiga para celebrar su cumpleaños. Durante esa semana pudieron contactar con ella sin inconveniente hasta que, el día 5 de septiembre, fecha prevista para su regreso, no lograban dar con ella. Finalmente, Anna conectó el teléfono y les dijo que iba de regreso, pero una hora después saltaron las alarmas: “He encontrado trabajo en Madrid y me quedo a vivir aquí”. Además, sus familiares encontraron en su armario una extraña nota con expresiones utilizadas en Latinoamérica.
Inmediatamente después, su móvil dejó de dar señal, por lo que la familia denunció su desaparición ante la Policía Nacional, que ya se ha puesto en contacto con las autoridades peruanas. También está colaborando en el caso la asociación SOS Desaparecidos, que ha asignado al abogado Juan Manuel Medina como letrado de la familia.
Según Juantxo Domínguez, la historia de Anna Marín, de cumplirse las sospechas, es “casi calcada” a la de Patricia Aguilar, otra joven de Elche que fue captada por la secta Gnosis en Perú con 18 años y rescatada posteriormente. El presidente de RedUNE cree que Anna también se pudo topar con una secta a través de Internet. “Es una captación en toda regla”, subraya. El caso de Patricia Aguilar protagonizó la serie documental ‘548 días: Captada por una secta’, disponible en Disney+.