La contratación de hipotecas inversas ha crecido significativamente en los últimos meses, sin embargo, el número de operaciones todavía sigue siendo bajo. Los pensionistas, cuando quieren ampliar su margen de ahorros, pueden tirar de diferentes alternativas, muchas de ellas en el mercado inmobiliario. La nuda propiedad, el alquiler vitalicio o las hipotecas inversas son solo algunas de las opciones, que pasan casi desapercibidas para el grueso de la población.
Las hipotecas inversas se definen como un tipo de préstamo que actúa como vía de financiación para las personas de más de 65 años. No todo el mundo puede suscribir una hipoteca inversa y, además, es importante conocer en profundidad los detalles de este producto: cómo funciona, qué ventajas tiene y cuáles son sus condiciones. Los créditos no siempre son la mejor solución para cubrir la necesidad de capital, sin embargo, en ocasiones pueden ser un complemento perfecto para disfrutar sin preocupaciones de la jubilación.
El principal problema es que muchos pensionistas ni siquiera conocen el funcionamiento de este tipo de préstamos. Las hipotecas inversas son créditos firmados con un banco o una aseguradora que tienen como garantía una vivienda libre de cargas. La persona que la contrata recibe un capital por un importe inferior al que le correspondería de haber vendido el inmueble a precio de mercado y puede continuar viviendo en su domicilio, puesto que mantiene la propiedad.
El Banco de España, en su página web, ofrece una especie de guía para explicar cómo pueden acceder los usuarios a estos productos. El organismo explica que la devolución del préstamo no se puede exigir hasta la fecha de defunción del titular. En el momento de su fallecimiento, los herederos pueden pagar el crédito u optar por vender la vivienda. Los interesados en solicitar una hipoteca inversa tienen que cumplir una serie de requisitos, como superar los 65 años, sufrir algún tipo de dependencia o acreditar un grado de discapacidad igual o superior al 33%.
¿Cómo funciona una hipoteca inversa?
Las hipotecas inversas funcionan de forma radicalmente opuesta al modus operandi de los créditos habituales. En los préstamos para la adquisición de vivienda, la deuda inicial va menguando con el paso del tiempo —se liquida mensualmente—. En las hipotecas inversas sucede justo lo contrario, la deuda va creciendo —porque se van cobrando mes a mes los ingresos previstos—. De este modo, su funcionamiento se puede ver como una fuente de ingresos extra para las personas mayores, aunque existen otras alternativas y es importante estudiar la operación con detenimiento.
Para acceder a una hipoteca inversa, los interesados tienen que tener 65 años o más, aunque algunas entidades fijan el mínimo en los 70. Asimismo, pueden solicitar este producto las personas que acrediten un grado de discapacidad igual o superior al 33% y las personas con dependencia. Entre sus ventajas, destacan los beneficios fiscales y la protección del patrimonio. Los clientes también pueden mantener la propiedad de su casa hasta la fecha de su fallecimiento y no tienen que devolver el crédito, además, consiguen ingresos adicionales para complementar su nómina.