Un cruel asesinato ha consternado a la ciudad de Alicante. La Policía Nacional ha detenido a una mujer de 81 años y su hijo de 40, ambos de nacionalidad argelina, por el crimen de un joven de 18 años al que presuntamente secuestraron y torturaron durante 15 horas. La víctima quedó en muerte cerebral tras sufrir numerosos golpes y puñaladas, y falleció un día después en el hospital al que fue trasladado. Detrás del asesinato, según ha informado la Policía Nacional, se encuentra una extorsión de 30.000 euros que madre e hijo pidieron a la familia del joven argelino para su rescate.
Las alarmas saltaron el pasado día 7, cuando el consulado de Argelia envió una comunicación en la que alertaba del posible secuestro de un ciudadano del país africano que residía en Alicante. Y es que la familia de la víctima, también argelina, había recibido varias fotos y vídeos del chico en grave peligro. Aparecía tendido en el suelo, boca arriba, con la cara tapada por una fregona y sangrando abundantemente.
El joven recibió en la vivienda donde ocurrieron los hechos múltiples golpes, cortes y puñaladas hasta quedar en muerte cerebral. Según la autopsia del cadáver, murió por un fuerte traumatismo en la cabeza provocado por un golpe con un objeto contundente, lo que le ocasionó una hemorragia cerebral y un edema que acabaron derivando en un fallo multiorgánico.
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Una vez recibidas las informaciones del consulado de Argelia, los investigadores se pusieron manos a la obra para localizar a la mayor brevedad posible el domicilio donde presuntamente había sido secuestrada la víctima. Pocas horas después, un equipo de asistencia sanitaria del SAMUR alertó a la Policía del hallazgo en una vivienda de un joven ensangrentado y con numerosos cortes y golpes por todo el cuerpo.
Los agentes llegaron al domicilio donde, junto a la víctima, se encontraban otras dos personas: una mujer de edad avanzada y su hijo. Desde un principio aseguraron a los policías conocer al herido, por lo que habían llamado a los servicios de emergencias. El hijo les contó que estaba de vacaciones en Alicante alojado en otra vivienda junto a su madre.
Sobre la víctima manifestó que era amigo suyo y que, junto con otras cinco personas, le habían robado el día anterior su dinero y otras pertenencias. Continuó relatando que tras reclamarle lo robado, quedaron esa madrugada en la vivienda donde se encontraban para devolverle todo. Sin embargo, dijo a los policías que no pudo recuperar sus pertenencias porque junto al herido había dos desconocidos. Por último, según su versión, a la tarde había vuelto al domicilio junto a su madre y se había encontrado a su amigo herido.
El principal sospechoso
En pleno inicio de la investigación, otros dos conocidos de la víctima, que no sabían de su estado, se presentaron en una comisaría para informar que habían visto fotos de un amigo en su propio perfil de redes sociales en las que aparecía desnudo, ensangrentado y con indicios de haber podido ser secuestrado. Además, comunicaron sus sospechas sobre su compañero de piso, que resultó ser el hombre con el que habían hablado previamente los agentes.
La Policía Nacional encajó rápidamente todas las piezas del puzle y procedió a la detención del principal sospechoso. A la llegada de las dotaciones de refuerzo a la vivienda, la madre del arrestado, que también fue detenida, estaba limpiando la sangre del suelo con la intención de eliminar pruebas que pudieran incriminar tanto a ella como a su hijo, quien había abandonado el domicilio.
Los investigadores creen que los dos detenidos, tras las torturas y al ver que la víctima no reaccionaba y estaba inconsciente, trataron de construir una coartada y llamaron a los servicios de emergencias.