Los trabajadores digitales aportan más a la economía de lo que reciben: su productividad crece un 35%, pero los salarios solo un 12%

Un estudio de Cotec e Ivie detecta que la causa principal de la pérdida de peso del factor trabajo en la economía digital es una menor inversión en los salarios de los ocupados digitales en comparación con la inversión en activos digitales, ya que el número de empleados sí ha crecido notablemente

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Una trabajadora realizando labores de
Una trabajadora realizando labores de programación. (Freepik)

España ha acelerado su digitalización en la última década y la economía digital supone ya el 15% del PIB nacional. No obstante, este proceso no está sucediendo de manera “neutral”: las rentas destinadas al capital (software, hardware, comunicaciones e I+D) están ganando peso en detrimento de las destinadas al factor trabajo. Una tendencia que no se observa en la economía no digital y que podría desembocar en un problema de “cohesión social y educativa”.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio La economía digital en España, publicado este miércoles por Cotec y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). El informe pone cifras al mencionado vuelco en los factores productivos, señalando que la remuneración del capital digital supuso un 19,4% del total de la economía en 2021, mientras que las rentas del trabajo solo alcanzaron el 12,5%. Sin embargo, la remuneración del trabajo digital tuvo más peso que la del capital hasta 2016, año desde el cual se agranda la brecha.

Los trabajadores digitales contemplados para el estudio son los mismos que considera la OCDE y Eurostat: especialistas TIC (diseñadores de bases de datos, ingenieros eléctricos, desarrolladores de software, etc) y otras ocupaciones intensivas en TIC (directores financieros, de investigación y otros servicios profesionales).

Los economistas autores del informe, Eva Benages y Juan Fernández de Guevara, han detectado que la causa principal de la pérdida de peso del factor trabajo es una menor inversión en los salarios de los trabajadores digitales en comparación con la inversión en activos digitales, ya que el número de ocupados digitales sí ha crecido notablemente (un 34% en la última década). El problema recae en que los salarios de los trabajadores digitales han aumentado un 12,2% entre 2011 y 2021, mientras que la productividad de este colectivo lo ha hecho en un 35,2%.

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Fernández considera que esta situación supone “un reto para la cohesión social” porque “lo que los trabajadores están recibiendo por su aportación a la digitalización puede no verse compensado en términos de la remuneración que reciben”. Uno de los motivos que podrían estar detrás de un menor incremento de los salarios de los ocupados digitales es la aparición de grandes empresas tecnológicas que dominan el mercado con poca competencia, aunque se profundizará en este fenómeno en un segundo estudio con un concepto de productividad más perfeccionado, incluyendo la PTF (Productividad total de los factores).

El desacople se percibe aún más si se compara con los trabajadores no digitales, cuya productividad ha aumentado un 6% en la década objeto de estudio, pero sus salarios se han elevado un 24%. Según Fernández, esto se puede deber en parte a las “fuertes subidas” del salario mínimo interprofesional de los últimos años (un 47% desde 2018), que habrían impactado más en trabajos no digitales.

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Aunque la situación descrita hasta el momento es la general, no se cumple en el sector de información y comunicaciones, que es el más digitalizado y aporta el 19% del total del “PIB digital”. En este sector, el valor añadido bruto digital supone el 72% de lo que genera en total y la remuneración del factor trabajo tiene más peso (74%) que la destinada al capital (67%). En esta línea, la productividad de los trabajadores de este sector ha crecido un 8,6% entre 2011 y 2021, pero sus salarios han ascendido algo más, un 11,1%.

Según los autores, esto puede deberse a que es un sector que destina pocos recursos a capital y trabajadores no digitales por ser prácticamente al completo digital. Dentro de él se encuentran las actividades de: edición; actividades cinematográficas, programas de televisión y edición musical; telecomunicaciones; programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática y servicios de información, como los medios de comunicación.

Madrid, Cataluña y el País Vasco lideran la economía digital

El estudio constata que la pandemia ha actuado como “catalizador” de la digitalización, acelerándola en 2020 y 2021. Este efecto se ha producido en la mayor parte de los sectores, exceptuando el de las administraciones públicas, que tuvo que invertir ingentes recursos en capital y trabajadores no digitales (sobre todo sanitarios) para hacer frente a la COVID-19.

Donde más diferencias registra el avance de la digitalización es a nivel territorial. Madrid y Cataluña producen más de la mitad del “PIB digital” español, con un 30,7% y un 21,2%, respectivamente, y el País Vasco está sobrerrepresentado en la economía digital en comparación con su peso en el PIB, con un 6,5%.

Aunque las diferencias entre regiones son menores que hace una década, sigue habiendo CCAA muy rezagadas, especialmente en las que predominan los trabajos manuales: Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia. En ninguna de estas tres su PIB digital supera el 10% del total, mientras en Madrid supone el 23,7% y en Cataluña el 16,7%. Según el informe, son necesarias medidas para “descentralizar” e impulsar el desarrollo de otros polos de digitalización no centrados en las grandes áreas.

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