El campeón del mundo Scaloni hace ‘sufrir’ a Pedro Delgado en el Angliru: “Suave, Leo, que estás con un abuelito”

El entrenador de Argentina, exjugador del Deportivo de la Coruña o Mallorca, es un gran aficionado al ciclismo y soñaba con subir el puerto asturiano, uno de los más duros del mundo. Lo ha cumplido y este es el resultado

Leo Scaloni subiendo el Angliru con Pedro Delgado.

Lionel Scaloni es el entrenador de la Argentina campeona del mundo, bien conocido en España por su paso como jugador por el Deportivo de la Coruña o Mallorca. En esta última ciudad conoció a la que es su mujer, vive y disfruta de su otra gran “pasión” además del fútbol, que es el ciclismo. Estos días se disputa La Vuelta y este miércoles en particular, la etapa reina, que termina en lo alto del Angliru (Asturias), el puerto con las rampas más duras, sueño e infierno de todo aficionado, practicante o no, en nuestro país. Y Pedro Delgado, que acostumbra a coronar los finales en alto de la ronda española con alguna cara conocida, ha elegido en esta ocasión a Scaloni para mostrar a los espectadores de Televisión Española (TVE) y a sus seguidores la dureza de esta escalada. Lo que seguramente no esperaba el campeón del Tour de Francia 1988, desde hace largos años comentarista, es que el invitado se lo iba a hacer pasar ‘tan mal’ y, más sorprendente, sin parar de hablar. Delgado, en una extraordinaria forma física, tiene ya 63.

En el vídeo, de más de 23 minutos, Scaloni derrocha simpatía y fascinación por el entorno. “Qué bueno”, no deja de decir, incluso cuando pone la bicicleta en rampas del 12, 19 o 23,5%. Aunque no con el calzado más apropiado y sobre un modelo de gravel (a medio camino entre carretera y montaña), sube sin aparente sufrimiento mientras repasa con Delgado su carrera deportiva ya desde su infancia (”siempre tras una pelota”), qué supuso para él ganar el Mundial al frente de su selección (”ver a la gente ilusionada y a todo un país detrás te llena de orgullo”) o cuánto le dedica al ciclismo en su día a día: “Salgo, si puedo, todos los días. Corto, pero intenso; hora y media. Es una pasión”. Entretanto, solo muestra o expresa debilidad en un momento, en el que dice “me pesan hasta las gafas”, mientras se las quita. “A mí me pesa todo, creo que más los años que las gafas”, bromea Delgado, dos veces ganador de la Vuelta a España.

Y así, entre bromas (“qué día me estás dando” o “suave, Leo, que estás con un abuelito”, ruega Delgado), los protagonistas se adentran en la niebla, ya en los últimos kilómetros y hay lugar hasta para la polémica, tan futbolera. Lentos, en una de las peores cuestas, Scaloni está cerca de tirar a su compañero de aventura involuntariamente, que logra salvar la situación, poner pie en el suelo y retomar la marcha. “Me estoy arrepintiendo de haberte traído”, suelta ‘Perico’, como fue y es conocido el carismático comentarista de TVE, inseparable del periodista Carlos de Andrés en la transmisión de las grandes rondas en la televisión pública. “Todos los deportistas tendrían que subir a una bici, ver lo que se sufre”, sugiere Scaloni, que conversa también con su compañero sobre la forma de entrenar o física que se exige para la alta competición de unos años atrás hasta el presente, o la propia evolución de las bicicletas. Para Delgado, subir el Angliru habría sido imposible con una de su época en activo, pese a que usaban “las mejores”.

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Perfil del Angliru, en Asturias. (lavuelta.es)

Y es que el Angliru, sitio de peregrinación ciclista que La Vuelta popularizó en 1999, con una pendiente media por encima del 10%, tiene rampas próximas al 24% (la mítica Cueña les Cabres). Son 12,5 kilómetros de máxima exigencia. Su cima es el final de la etapa número 17 este miércoles, de 124,4 kilómetros que el pelotón ha recorrido en poco más de tres horas, con ascensiones también a los altos de la Colladiella y el Cordal. Ha sido una etapa no decisiva pero sí definitoria de las fuerzas de cada aspirante, con el liderato en un puño entre Sepp Kuss, Jonas Vingegaard y Primoz Roglic, los tres del equipo Jumbo-Visma, en modo apisonadora, gran dominador de la ronda a pocos días de llegar a Madrid. El Angliru no suele marcar demasiadas diferencias en la clasificación, pero deja algunas de las imágenes más épicas, con rostros de verdadero sufrimiento. El de Scaloni no lo fue tanto y se le vio disfrutar. Terminada la gesta, resumió: “Me lo imaginaba de esta manera, pero creo que ha sido mejor. Increíble, muy bonito”.

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