Un total de 224 millones de niños, niñas y adolescentes sufren las consecuencias de los conflictos bélicos, el cambio climático, los desplazamientos forzosos y crisis prolongadas, lo que supone el 2,8% de la población mundial. De esa cifra, según ha destacado este martes la ONG Entreculturas en la presentación de su nuevo informe, 72 millones de menores en edad escolar no acuden al colegio, mientras que 43 millones se vieron obligados a huir de sus hogares por la fuerza y, de ellos, 17,5 millones son refugiados o solicitantes de asilo que corren el riesgo de no regresar a la escuela.
Es precisamente en esos contextos de crisis tan complejos que viven países como Filipinas, Camerún, Sudán del Sur, Kenia, Etiopía, Burundi o Colombia donde la educación juega un papel clave, pues las escuelas “son lugares de encuentro, juego y aprendizaje que ayudan a crear estabilidad y normalidad para la infancia”, por lo que garantizar la educación en emergencias “debe ser una prioridad” para los Estados, señala la ONG en su informe, que lleva por título Escuelas en crisis: cómo proteger el derecho a la educación en situaciones de emergencia.
En Colombia, por ejemplo, país que puso fin en 2016 a una guerra de más de 50 años entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno, la educación es más relevante que nunca porque es “una forma de comprender la reconciliación”, ha señalado en rueda de prensa Sabrina Burgos, de la organización Fe y Alegría en Colombia. “En contextos de crisis prolongadas, la escuela es el lugar propicio para la creación, para volver a soñar y tener otras posibilidades, porque la guerra lo daña todo y en la escuela se puede empezar a sanar”, ha indicado la activista.
La educación también es fundamental para los menores que se encuentran en campos de refugiados, sobre todo para las niñas, tal y como ha recordado Mary Grace Kakayo, profesora del Servicio Jesuita a Refugiados Internacional en Uganda, ya que en muchas ocasiones “sus familias quieren casarlas cuando aún son muy jóvenes” y, si permanecen en la escuela, tienen la oportunidad de “estudiar y alcanzar un nivel educativo”, que puede ayudar a cambiar su realidad. “Especialmente para las niñas, la escuela es sinónimo de protección y puede salvarlas de este tipo de riesgos”, ha asegurado ante la prensa.
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Llamamiento a la comunidad internacional
Por todo ello, Entreculturas pide a la comunidad internacional que adquiera un compromiso con la educación y destine recursos económicos “para que las escuelas sean seguras y los alumnos puedan aprender en paz” en países que sufren situaciones de emergencia y crisis prolongadas, ha indicado en rueda de prensa Macarena Romero, responsable del departamento de incidencia política de Entreculturas.
“La cooperación, la acción al desarrollo y ayuda humanitaria es fundamental y pueden ser una solución fiable y duradera para los menores”, ha señalado Romero, que también se ha referido a la Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global que el Congreso de los diputados aprobó en España el pasado mes de febrero con el objetivo de “hacer más eficaz y transparente la cooperación española para responder a los nuevos retos globales”. En ese sentido, ha indicado la activista, “hacemos un llamamiento a los compromisos que tenemos”.
Entreculturas asegura en su informe que el déficit de financiación actual es de 39.000 millones de dólares por año para llegar a los 33,8 millones de niños, niñas y adolescentes que se encuentran fuera de la escuela en los países afectados por conflictos. Si bien la Ayuda Oficial para el Desarrollo (AOD) corresponde a menos del 3% del gasto total en educación, añade, “representa un importante 18% de la inversión en educación en los países de bajos ingresos” y recuerda que la proporción de esa ayuda ha disminuido durante la pandemia.
Agenda 2030
La ONG también destaca que el Gobierno de España, como Estado firmante de la Agenda 2030, debe cumplir con esa nueva ley “en la senda de recuperación de la inversión hacia el 0,7% del PIB”, así como alcanzar el 8% de esa Ayuda Oficial al Desarrollo bilateral, que deberá incluir programas y proyectos de educación inclusiva”.
También apunta que España debe “incrementar sus contribuciones con el porcentaje de ayuda humanitaria a la educación hasta al menos el 10%, poniendo un especial énfasis en los contextos en crisis”, por lo que resulta imprescindible, añade la ONG, que la Cooperación Española se comprometa con una “financiación flexible y plurianual para la educación en situaciones de emergencia teniendo en cuenta el acceso educativo en crisis prolongadas”.
Asimismo, Entreculturas reclama que se respeten los derechos humanos “en las acciones de gobernanza migratoria y en los procedimientos de protección internacional, incluido el derecho a la educación de todas las personas migradas y refugiadas, así como reforzar las vías legales y seguras de migración, el reasentamiento voluntario y la regularización”.