La AIReF prevé un tercer trimestre de estancamiento económico compatible con que el PIB crezca en torno al 2% en 2023

La “fortaleza” de la economía española durante el primer semestre compensaría una segunda mitad del año con crecimientos muy cercanos al 0%. La demanda interna fue una sorpresa positiva en el segundo trimestre por un mayor consumo de los hogares y se espera que compense la caída del sector exterior

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Dos trabajadores en la fábrica
Dos trabajadores en la fábrica de Ford en Almussafes (Valencia), a 24 de octubre de 2022. (Rober Solsona, Europa Press)

Las predicciones de hace justo un año anticipaban un final de 2022 y un inicio de 2023 con un crecimiento estancado de la economía o incluso negativo en algún trimestre. Estas estimaciones se fueron modificando a medida que el INE revisaba al alza los datos de trimestres anteriores y los escenarios más adversos no se materializaban. Finalmente, 2022 terminó con un crecimiento del PIB mejor de lo esperado (5,5%) y la primera mitad de 2023 también ha sido más próspera, con avances del entorno de medio punto intertrimestral tanto en el primer como en el segundo trimestre.

Ahora, a las puertas del otoño, varios indicadores están arrojando datos peores de lo previsto que anticipan, según los economistas, un segundo semestre del año peor que el primero. Todas las estimaciones deben leerse con cautela, ya que el INE corrige el PIB trimestralmente e incluso lo revisa a tres años vista al incorporar nuevos datos que no se conocían con anterioridad, como la Encuesta de Presupuestos Familiares.

Los últimos indicadores económicos conocidos esta semana referentes al mes de julio, índice de producción industrial, ventas y retribuciones de las grandes empresas, han llevado a la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) a rebajar tres décimas su última previsión de crecimiento para el segundo trimestre del año, del 0,32% en comparación con el trimestre anterior al 0,04%. Si esta estimación no repunta con indicadores más positivos, el crecimiento entre julio y septiembre sería bastante inferior al de la primera mitad del año, pero todavía falta información para determinarlo: el modelo de predicción de la AIReF solo incorpora el 42,9% de los indicadores observables en el trimestre a fecha de 8 de septiembre.

Por otra parte, los indicadores de actividad del sector servicios y de la industria manufacturera publicados en las últimas semanas por S&P Global y Hamburg Comercial Bank han llevado a este organismo a anticipar que la economía española se contraerá un 0,1% en el tercer trimestre. En concreto, el índice PMI de agosto para el sector manufacturero se deterioró por el retroceso de los pedidos y cayó 1,3 puntos hasta situarse en 46,5 puntos, muy por debajo del umbral que marca crecimiento en el sector (50 puntos). El índice PMI para el sector servicios también descendió de manera significativa, 3,5 puntos, hasta situarse en los 49,3 puntos, la primera contracción de este índice desde octubre de 2022.

Pese al empeoramiento de las previsiones para el trimestre en curso, la AIReF mantiene un crecimiento interanual del PIB entre julio y septiembre bastante positivo, en el 1,4%, dato que junto con los avances de los trimestres anteriores (4,2% y 1,8% según la última actualización del INE), haría posible un crecimiento por encima del 2% en el conjunto de 2023. Por ello, la previsión de estancamiento económico a partir de julio no impediría que el PIB termine creciendo en el margen que proyectó el Gobierno en el Programa de Estabilidad enviado a la Comisión Europea en abril, donde estimó un crecimiento del 2,1% para este año.

De hecho, hay organismos que siguen elevando sus previsiones para 2023. El último ha sido CaixaBank Research el viernes 8 de septiembre, que suma tres décimas a su estimación y la sitúa en el 2,3% por la “fortaleza” de la economía durante el primer semestre. “El impacto de los buenos datos de la primera mitad del año domina sobre la ralentización que proyectamos para la segunda (...), aunque no descartamos revisar esta previsión a la baja en los próximos meses si la señal de los indicadores sigue deteriorándose”, explican.

Expectativas sobre el consumo de los hogares

Uno de los motivos de CaixaBank Research para prever una desaceleración en los próximos meses es que el crecimiento de los principales socios comerciales de España se está ralentizando. En este sentido, las señales que han llegado desde Europa en los últimos días no han sido alentadoras, ya que Eurostat corrigió en dos décimas a la baja el crecimiento de la eurozona en el segundo trimestre hasta situarlo en el 0,1%. No obstante, la eurozona logró esquivar la recesión técnica porque solo registró un dato ligeramente negativo (-0,1%) en el último trimestre de 2022.

A esta situación en Europa se suma que el endurecimiento de la política monetaria tendrá mayor impacto en los próximos meses y que el sector turístico moderará su ritmo de crecimiento al haber recuperado prácticamente sus cotas de actividad prepandemia, algo que empeorará las exportaciones. De hecho, el sector exterior ya se resintió en el segundo trimestre del año, cayendo un 4,1% respecto al trimestre anterior, según el INE. Esta caída se debe a una contracción de las exportaciones de bienes (–5,9%), compensada solo en parte por el crecimiento del 1,5% de los servicios turísticos.

La sorpresa positiva del segundo trimestre fue la demanda interna, que creció un 1,6% intertrimestral. Esto se debe a una mayor contribución del consumo de los hogares derivada del aumento de su tasa de ahorro en el último trimestre de 2022 y el primero de 2023. Según explicó el Banco de España en su informe de previsiones de junio, el inicio de la recuperación del consumo de los hogares se debe al empleo y a las ganancias de poder adquisitivo por las subidas salariales. Además, tener un trabajo indefinido genera más expectativas de gasto. Si las previsiones del supervisor bancario español se cumplen, esta senda de recuperación del consumo privado se acelerará en los próximos meses y el próximo año será el que tire del PIB ante el agotamiento de la demanda exterior.

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