Bruselas eleva al 2,2% su previsión de crecimiento de la economía española en 2023 pese a las señales de ralentización

El Ejecutivo comunitario pronostica que España será el estado miembro que más crezca en 2023 de las grandes economías de la UE. También rebaja su estimación de inflación hasta el 3,6% para el año en curso, por debajo de la media de la UE y de la eurozona

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FOTO DE ARCHIVO: La bandera
FOTO DE ARCHIVO: La bandera española y la bandera de la UE en la base aeronaval de Rota, cerca de Cádiz, sur de España, 29 de marzo de 2019. REUTERS/Jon Nazca

La Comisión Europea eleva su previsión de crecimiento de la economía española para este año y estima que avanzará un 2,2%, lo que supone tres décimas más respecto a sus estimaciones de primavera y situará a España como el país que más crezca de la UE en 2023. Según los cálculos del Ejecutivo comunitario, el PIB medio de los 27 y de la eurozona avanzará un 0,8%, menos de lo estimado en la previsión de mayo.

Bruselas se suma así a otros organismos que han revisado al alza las previsiones económicas para España en los últimos meses, entre ellos, el Banco de España y la AIReF, que en julio calcularon un crecimiento del 2,3% en 2023, por encima del 2,1% que el Gobierno fijó en el Programa de Estabilidad enviado en abril a la Comisión. No obstante, el organismo más optimista hasta el momento es el FMI, que pronosticó en julio un crecimiento del 2,5% del PIB español este año.

Cabe destacar que todas estas correcciones al alza se deben a la fortaleza de la economía española en los últimos meses de 2022 y en el primer semestre del año, mayor de la prevista, aunque los últimos indicadores de actividad del sector servicios y de la industria manufacturera, así como las ventas y retribuciones de las grandes empresas, dan señales de ralentización económica. Así lo recoge ya la AIReF en su modelo de estimación del PIB en tiempo real, que anticipa un crecimiento en el entorno del 0% en el tercer trimestre del año.

La segunda conclusión principal de las previsiones de verano publicadas este lunes desde Bruselas es una reducción de la inflación en España más acusada de lo estimado en mayo. En concreto, la Comisión Europea prevé que la inflación se sitúe en el 3,6% en 2023, cuatro décimas menos. Esta cifra se sitúa, además, por debajo del pronóstico comunitario de inflación, que se prevé que los precios asciendan un 6,5% en toda la Unión Europea en comparación con el año anterior y un 5,6% en la eurozona.

Para 2024, la Comisión pronostica que el PIB español avanzará un 1,9%, una décima menos de lo estimado en mayo como consecuencia de un debilitamiento de la actividad económica a finales de 2023 que se extenderá “al menos” hasta el primer semestre de 2024. La inflación descenderá hasta el 2,9%, dos décimas más que en la previsión de mayo y todavía por encima del 2% que el Banco Central Europeo marca como cifra óptima.

La inflación descenderá por la “continua desaceleración” de la inflación energética desde el tercer trimestre de 2022, cuando se puso en marcha la excepción ibérica, pero la Comisión eleva su previsión por el abandono gradual de las medidas gubernamentales de mitigación de la inflación, como la rebaja del IVA de los alimentos. No obstante, ambas cifras son mejores que las estimadas para el conjunto de la UE, que crecería un 1,4% y registraría una inflación del 3,2%.

Recuperación parcial del poder adquisitivo

Según explica el Ejecutivo comunitario en su informe, la expansión económica de España será más moderada en el segundo semestre de 2023 debido a varios factores: “desvanecimiento del impulso del sector turístico”; una actividad económica más débil en los principales socios comerciales; impacto de las condiciones financieras más estrictas en la demanda agregada y una dinámica “más débil del mercado laboral”.

Por otra parte, la Comisión considera que el poder adquisitivo de los hogares se beneficiará de la relajación sostenida de las presiones sobre los precios, junto con el “aumento de los salarios nominales”. Esto mitigará “parcialmente” los obstáculos al consumo privado, que tendrá que tirar del PIB en los próximos meses ante el agotamiento de la contribución del sector exterior. Por el momento, Bruselas aprecia efectos “limitados” de segunda ronda sobre los salarios, a pesar del “moderado repunte” en términos nominales y reales del primer semestre del año.

Por otra parte, el Ejecutivo comunitario cree que el menor apalancamiento del sector privado logrado en los últimos años y la resiliencia del sector bancario contribuirán a la mitigación de los riesgos financieros, mientras que se espera que la implementación del Plan de Recuperación y Resiliencia “siga apoyando el crecimiento de la inversión” durante el horizonte de previsión.

El PIB alemán retrocederá en 2023

La situación de España destaca en comparación con el escenario pronosticado para las seis principales economías europeas. Es el caso de Alemania, para la que la Comisión anticipa un decrecimiento del 0,4% en 2023, en contraste con el 0,2% de avance pronosticado en mayo. La previsión para Polonia y para Holanda es del 0,5%, para Italia el 0,9% y para Francia el 1%.

Según recuerda el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, la UE evitó una recesión el invierno pasado, “lo que no es poca cosa dada la magnitud de los shocks que hemos enfrentado”. Sin embargo, señala que “los múltiples obstáculos que enfrentan nuestras economías este año han llevado a un impulso de crecimiento más débil de lo que proyectamos en la primavera”.

La Comisión detalla que, en Alemania, las “pérdidas de salarios reales” continuaron afectando el consumo privado durante el primer semestre de 2023, a lo que se suma la disminución progresiva del gasto público relacionado con la COVID-19.

Además, la “débil dinámica” de la demanda externa provocó una moderación de las exportaciones. Esta está causada, principalmente, por el impacto de la crisis energética en este país dada su dependencia de Rusia. “Los niveles de precios de la energía se mantuvieron elevados en comparación con la producción en otros lugares, especialmente fuera de Europa, lo que impacta negativamente en la competitividad”, señala el informe de Bruselas.

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