Alma Mahler, la musa rebelde que luchó contra la misoginia de su época

Se estrena un biopic sobre una figura silenciada que desafió con los convencionalismos patriarcales al mismo tiempo que mantuvo un tórrido romance con el pintor expresionista Oskar Kokoschka

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Retrato de Alma Mahler (Shutterstock)
Retrato de Alma Mahler (Shutterstock)

En los últimos tiempos hemos asistido a una reverberación de películas que se han encargado de reivindicar a mujeres cuyo talento había sido menospreciado por la sociedad patriarcal de su época o cuya figura se había ocultado por ser la pareja de algún hombre célebre. En definitiva, mujeres eclipsadas o sometidas al ostracismo histórico.

Es el caso de Alma Mahler, la que fuera esposa del célebre compositor Gustav Mahler y que tuvo que enfrentarse en su época al sexismo dentro del mundo de la música a pesar de sus capacidades por el hecho de ser mujer. Ella también era compositora e incluso tenía dotes para le dirección de orquesta, pero no pudo desarrollar ninguna de esas facetas por ser relegada siempre al papel de ‘esposa de’ o porque no se la tomaba lo suficientemente en serio a pesar de que tuvieran talento.

La película Alma Mahler, la pasión, intenta ahondar en la personalidad de una mujer que escapaba en todos los sentidos a ese calificativo y que a su manera luchó contra los convencionalismos del tiempo que le tocó vivir.

Una mujer adelantada a su tiempo lastrada por relaciones tóxicas

Alma Shindler formaba parte de la intelectualidad de la Viena del Imperio Austrohúngaro, ya que era hija del pintor Emil Jakob Schindler e hijastra del también pintor Carl Moll. Tenía 22 años cuando conoció a Mahler, que le doblaba la edad y que ya había tenido escándalos por mantener relaciones con chicas muy jóvenes. Sin embargo, a Alma le atraían los hombres con talento y pensaba que junto al célebre compositor podría desarrollar su propia carrera artística. Se equivocó. Aunque se reveló en numerosas ocasiones, su marido dictaminó que solo podía haber un compositor en la familia y que, obviamente, era él. Eso generó discrepancias que se fueron agravando con el tiempo.

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La película comienza precisamente al final de la relación entre ambos, cuando Mahler ya estaba enfermo del corazón y ella, que entonces contaba con 31 años, había comenzado a tener amantes. Tras su muerte, Alma se encargaría de gestionar la obra de su marido y se ocupó personalmente de estrenar la Novena Sinfonía que permanecía inédita.

Un fotograma de la película
Un fotograma de la película 'Alma Mahler, la pasión' (Ver Cine) en la que aparece uno de los cuadros de Oskar Kokoschka

Fue en esa época cuando conoció a Oskar Kokoschka, que en ese momento estaba agitando el panorama de la época con su modernidad en el terreno de las performance y la pintura de estirpe expresionista. Vivieron una tórrida historia de amor casi al borde de la locura. Alrededor de su romance al borde del delirio se centra esta película austriaca dirigida por Dieter Berner y protagonizada por Emily Cox y Valentir Postlmayr en la que, además se habla de la pasión por el arte, de la necesidad de crear casi como un impulso de supervivencia.

Alma Mahler se presenta como una mujer carismática, rebelde e independiente, que tuvo que renunciar a su trayectoria profesional para respaldar la de sus parejas, entre las que también están el arquitecto Walter Gropius y el escritor Franz Werfel. Se convirtió en musa de todos ellos, catalizador de sus respectivos genios, pero ella no pudo nunca expresar sus propias inquietudes creativas. A pesar de todo, no se mostró nunca sumisa tal y como se esperaría de una mujer de su época y su fuerte carácter nunca pasó desapercibido.

La perturbadora muñeca que encargó
La perturbadora muñeca que encargó hacerse Oskar Kokoschka a imagen y semejanza de Alma Mahler

En el biopic no se menciona que inspiró el cuadro de Gustav Klimt El beso, tampoco que algunos de los pasajes más célebres de las sinfonías de Mahler están dedicados a ella, como el Adagietto de la Quinta, tampoco las reuniones bohemias a las que asistía y en las que se encontraban los miembros más célebres de la Bauhaus. Sí que aparece el episodio en el que Kokoschka, después de la ruptura, se hizo construir una muñeca tamaño real idéntica a Alma (en alusión a la ópera Los cuentos de Hoffman) y la paseaba, ya enajenado, por los locales nocturnos. Se pueden recuperar las memorias de esta mujer adelantada a su tiempo gracias a su biografía, Alma Mahler, la novela del viento (Paidós).

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