‘20.000 especies de abejas’, la película que aborda la transexualidad en la infancia y que es candidata a representar a España en los Oscars 2024

La ópera prima de Estibaliz Urresola triunfó en la Berlinale, donde Sofía Otero, de tan solo nueve años, ganó el premio a la mejor actriz. Ahora se prepara para una posible representación española en Hollywood

Guardar
Sofía Otero en un momento
Sofía Otero en un momento de la película '20.000 especies de abejas'

Cerrar los ojos, La sociedad de la nieve y 20.000 especies de abejas. Esas han sido las tres películas preseleccionadas por la Academia de Cine para representar a España en la próxima edición de los Oscar. Víctor Erice, J.A. Bayona o Estibaliz Urresola. Tres propuestas completamente distintas que tendrán la oportunidad de mostrar sus virtudes ante el público de Hollywood.

La elección ha sido compleja, pues fuera se han quedado algunas propuestas muy potentes como Robot Dreams, de Pablo Berger, Un amor, la adaptación cinematográfica de la novela de Sara Mesa a cargo de Isabel Coixet, o Disparar al pianista, la nueva colaboración entre Fernando Trueba y Mariscal.

La Academia ha decidido apostar por el regreso de Erice 30 años después, por la particular visión de Bayona sobre la tragedia de los Andes y por el tratado emotivo de la transexualidad infantil en el filme de Urresola. Este último se ha convertido en una de las grandes revelaciones tras su paso por el Festival de Málaga (donde consiguió la Biznaga de Oro y el premio a la mejor interpretación femenina de reparto para Patricia López Arnáiz) y la Berlinale, donde su actriz protagonista, Sofía Otero, se alzó con el premio de mejor actriz con tan solo nueve años.

La opera prima de Urresola narra la historia de una niña que inicia una transformación en solitario hasta que consigue el respaldo de su familia, un relato que va al paso de los tiempos después de la aprobación de la ‘ley trans’ elaborada por el Ministerio de Igualdad. Además de la pequeña Otero y Arnáiz, completan el reparto Ane Gabarain e Itziar Lazcano.

Te puede interesar: Menores frente a la cámara, la eterna polémica: los casos de Sofía Otero y Carla Quílez

Patricia López Arnaiz y Sofía
Patricia López Arnaiz y Sofía Otero en una escena de '20.000 especies de abejas'

Sensibilidad y actualidad

El cine español vive un momento de notoriedad en los relatos elaborados por mujeres que se proyectan en la gran pantalla. Alauda Ruiz de Azúa, Carla Simón, Pilar Palomero o la propia Urresola son varios de los nombres que han trasladado a las salas las historias y relatos centrados en temáticas menos exploradas como el sexo, la infancia o la maternidad.

En 20.000 especies de abejas, Otero interpreta a Cocó, que no se identifica con el sexo con el que nació, pero no sabe cómo expresarlo a sus familiares. Su madre Ane (Patricia López Arnaiz) está en pleno proceso de separación y quiere retomar la faceta artística que abandonó en su juventud, por eso se trasladará a la casa de su infancia, en el entorno rural vasco, para tomar distancia. Cocó inicia, mientras, un paulatino proceso de reivindicación de su propia identidad.

Te puede interesar: Alma Mahler, la musa rebelde que luchó contra la misoginia de su época

“La primera pregunta que me vino a la cabeza fue: ¿Cómo pueden saber que no se identifican con su género de nacimiento desde tan pequeños? Y, sin embargo, todos ellos lo expresaban con total rotundidad” Estibaliz Urresola, en una entrevista con Infobae España

En una entrevista con Infobae España, la directora de la cinta declaraba que no sabía cómo el público español iba a acercarse a la cinta, pero esperaba que fuese desde la comprensión “y sin prejuicios”, pues para ella la cinta era “una oportunidad de crear un espacio de reflexión sobre el tema”. Urresola conforma este tratado sobre la identidad a raíz de una noticia que, afirma, le impresionó mucho: la de un niño trans que se quitó la vida y que escribió una carta en la que declaraba que su decisión fue para facilitarle el camino a los que vinieran después.

“Me conmovió profundamente, así que me acerqué a una de las asociaciones de menores, al principio tan solo con la intención de escuchar y aprender de los diferentes casos y realidades. La primera pregunta que me vino a la cabeza fue: ¿Cómo pueden saber que no se identifican con su género de nacimiento desde tan pequeños, incluso con tres años? Y, sin embargo, todos ellos lo expresaban con total rotundidad. Finalmente llegué a la conclusión de que, en realidad, el tránsito no lo emprendían ellos, sino la gente a su alrededor. Los niños y niñas trans siempre habían tenido clara su identidad, pero era la mirada ‘de los otros’ la que tenía que cambiar”, contó la directora a este medio.

Guardar