Mayores intereses, comisiones y sobreendeudamiento: el lado oscuro de la reunificación de deudas

Unir todos los préstamos en uno reduce y alarga la cuota mensual a pagar, y puede suponer un alivio para los que no llegan a fin de mes

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Reunificar deudas es una fórmula
Reunificar deudas es una fórmula cada vez más utilizada para evitar impagos. (Imagen ilustrativa Infobae)

La subida de la inflación y el encarecimiento de los préstamos producido tras la subida de los tipos de interés han hecho que a muchos ciudadanos les resulte cada vez más difícil llegar a fin de mes y pagar las deudas contraídas con el banco. Para estos perfiles, las entidades financieras ofrecen una alternativa: la reunificación de deudas.

Consiste en agrupar todos los préstamos e hipotecas en uno, con lo que se paga solo una cuota mensual, menor que las que se pagaban antes, pero durante más tiempo. Esto es debido a que esta operativa se articula a través de un préstamo hipotecario o personal, cuyo interés suele ser más bajo que el de otro tipo de créditos como las tarjetas, entre ellas la revolving, o los micropréstamos.

Estas características hacen que sea un mecanismo recomendado para personas con cuotas mensuales de sus deudas por encima del 35% de sus ingresos mensuales netos, que es la ratio de endeudamiento máxima recomendada por el Banco de España. También está indicado para los que no pueden eliminar gastos superfluos ni obtener ingresos por otras vías.

“Se trata de una fórmula muy válida para evitar impagos, ya que con ella no solo se logra juntar todas las deudas que tiene una persona, sino también, en muchos casos, se puede conseguir un tipo de interés menor que el que tenía”, señala Pedro Ruiz, portavoz de Finanzas Personales de Kelisto.

Un respiro que sale caro

Reunificar las deudas tiene un precio que a veces puede salir caro. Ello es debido a que incrementar el plazo para devolver el dinero implica pagar más en intereses. A este incremento hay que añadir, en muchos casos, el pago de “la comisión de apertura del préstamo que se contrate para agrupar las deudas y las posibles comisiones por amortización anticipada de los créditos que se cancelen para reunificarlos”, señala Mikel Riera, experto en finanzas de HelpMyCash.

Otro riesgo de utilizar este mecanismo es el sobreendeudamiento debido a que al reducirse la cuota a pagar el consumidor puede seguir contratando nuevos créditos que le lleven a entramparse más.

“En ocasiones, solventada la situación, se tiende de nuevo a pedir más financiación, con lo que se genera una deuda mayor, que si llega a una situación extrema le impedirá a esa persona conseguir una segunda reunificación de deuda”, advierte Antonio Gallardo, experto financiero de Banqmi.

Por ello recomienda “hacer una gestión inteligente de la reunificación, procurando pagar lo máximo posible para no solo conseguir eliminar problemas de pago, también reducir el endeudamiento”.

Además, esta operativa “genera un riesgo a la larga, ya que hay que pagar una cuota durante muchos más años de lo que esperábamos en un principio, lo que hipoteca nuestro futuro”, advierte Ruiz.

Valorar todas las alternativas

Para evitarlo, los expertos recomiendan a aquellos que tienen pocos créditos contratados, que antes de optar por esta fórmula intenten llegar a un acuerdo con los prestamistas para renegociar las condiciones de sus préstamos.

“Es aconsejable que el deudor analice su situación económica y valore si puede prescindir de gastos innecesarios que le impidan llegar bien a fin de mes, así como si puede conseguir ingresos extra para saldar alguna de sus deudas”, apunta Riera.

A pesar de sus claroscuros, Ruiz señala que reunificar deudas tiene “por lo general, más ventajas que inconvenientes porque es una vía de ayuda para gente que lo está pasando muy mal”. No obstante, recomienda utilizarla con “precaución”, ya que “un alivio momentáneo puede terminar convirtiéndose en un problema mucho mayor en el futuro”.

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