Entrevista | Elena Martín Gimeno (’Creatura’): “ La educación sexual no es responsabilidad de una persona, es una cuestión cultural y de Estado”

La directora y actriz compone una obra absorbente, física y telúrica sobre el cuerpo de la mujer, los tabúes y los traumas asociados que participó en la pasada edición del Festival de Cannes en la Quincena de los Realizadores

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Elena Martín, directora de 'Creatura'
Elena Martín, directora de 'Creatura'

Conocimos a Elena Martín (Barcelona, 1992) en su faceta como actriz en la película Las amigas de Ágata, proyecto surgido de la Universidad Pompeu Fabra, donde estudió Comunicación Audiovisual. Pero pronto también se estrenó como directora con Julia Ist., que también protagonizaba y que estaba basada en su propia experiencia como estudiante de Erasmus en Berlín. Como intérprete la hemos visto en Con el viento, de Meritxell Colell, en Nosaltres no ens matarem amb pistoles, de Maria Ripoll o en Unicornios, de Álex Lora, también en la serie Veneno, de los Javis. Ha dirigido capítulos de Vida perfecta, de Leticia Dolera y el videoclip de Perra, de Rigoberta Bandini.

Hay un paso de gigante entre Julia Ist. su ópera prima, y Creatura. En muchos sentidos parece como si el corto que protagonizó, Suc de Síndria, de Irene Moray, fuera una clave intermedia. ¿Cómo surge esta película y cómo fue el trabajo de preparación para hacerla?

Pues sí, Suc de Síndria fue para mí un referente muy importante por la forma de trabajar de Irene Moray no solo con los actores, sino también a cómo se aproximaba al tema desde el guion y desde la dirección. Yo ya tenía la idea de Creatura en la cabeza, porque surgió hace mucho tiempo. Cuando terminé Julia Ist me sentí como seca de ideas y en ese momento estaba haciendo teatro y performance con un grupo de amigas. Comenzamos a hacer una investigación a puerta cerrada sobre el cuerpo y la identidad. Era una cosa muy radical, como de llevar el cuerpo al límite según qué casos. Pero en ese contexto comenzaron a surgir conversaciones entre nosotras a través de ejercicios de creación y compartimos experiencias de nuestra adolescencia e infancia, momentos que recordábamos con mucha vergüenza y culpa y sentimos que era la primera vez que los verbalizábamos. Somos parte de una generación que suele hablar mucho las cosas, y, en cambio, eso siempre lo habíamos callado, por ejemplo, las primeras masturbaciones.

De hecho es curioso que empezara como un ejercicio de performance y se haya convertido en una película con una estructura tan medida y férrea en tres tiempos y tres edades de la protagonista

Está totalmente pensada y milimetrada. Han sido seis años de versiones de guion en las que hemos ido sumando capas y capas. Al principio trataba de una cosa muy abstracta, la historia de una chica que siente que tiene una herida muy profunda dentro y que tiene miedo a mirarla hasta que lo hace y lo único que encuentra es su propio deseo. Así que tuvimos que bajar un poco a la tierra. Al principio no habían tres etapas, sino toda una vida, y poco a poco fuimos encontrando esa condensación que se concretó finalmente en el montaje que, como siempre, acabó de definir exactamente con qué nos quedábamos y llevarlo a lo cinematográfico.

Tráiler de 'Creatura', película de Elena Martín Gimeno premiada en la Quincena de Cineastas de Cannes

En la película Mila tiene un sarpullido que lo origina todo. Es como si la piel fuera lo primero y a partir de ahí se fuera rascando para acceder a capas más interiores a modo de psicoanálisis. ¿Cómo compaginaste el aspecto físico y el psicológico?

El hallazgo de la urticaria fue algo que nos sirvió mucho porque estábamos intentando encontrar la forma de que fuera visual ese concepto abstracto que sentía la protagonista, que no fueran solo preguntas en su cabeza, y que se pudiera sentir a través de la imagen. Y eso le dio sentido a todo, porque ese picor genera una barrera con los otros, o sea, no se te puede tocar, y en la película queríamos hablar de la imposibilidad de conectar con tu propio cuerpo y, por tanto, con la persona que amas. Qué barrera tan trágica la de la piel, ¿no? Es una herida que se hace visible y que a la propia protagonista le genera asco y rechazo a su propio cuerpo.

En la película, a través de esa estructura de tres tiempos, hay como un crisol de rimas internas, de conexiones y espejos

Yo tenía muy claro que no quería cambiar el estilo de una temporalidad a otra, no quería generar el efecto flashback porque al final quería que las tres edades convivieran de una forma casi mágica. Para mí era muy importante que la asociación de ideas fuera atravesando las distintas temporalidades, pero como si tuviéramos la sensación de que el tiempo no existe, y que todos esos recuerdos estuvieran ahí, para después darte cuenta que el propio subconsciente los ordena como quiere, aunque no pasara realmente así.

Tengo la sensación de que esta película dialoga con una nueva generación de voces literarias que también están abordando esos temas

Pues me alegra que me lo preguntes, porque precisamente, porque he tenido más referentes literarios que cinematográficos, las lecturas me han acompañado muchísimo, desde más especializadas, como Infancia: La edad sagrada, de Evania Reichert que para mí ha sido como la Biblia. Y después me inspiró mucho Caliente, de Luna Miguel, porque me sentí muy identificada con cómo hace un estudio del deseo. También me obsesiona mucho Carmen María Machado y Su cuerpo y otras fiestas, que es una mezcla entre terror, feminismo, relato erótico que me chifla. Y bueno, todo Annie Ernaux, Diario de incesto y Anaïs Nin.

Más allá de las capas creo que es una película política sobre la mujer, el cuerpo, el deseo y todos los estigmas que hemos arrastrado

Totalmente. Para mí también hay algo político, hay una voluntad de análisis de un sistema. Al final estamos hablando de una cosa estructural, de la educación sexual, y eso no es responsabilidad de una persona, es una cuestión de Estado, es una cuestión cultural, es una cuestión también familiar. Por eso el lenguaje en la película es tan importante, y su crudeza. Más allá de que a veces pueda ser todo más poético o metafórico, había que plantear de cara ciertas cosas.

Elena Martín en el rodaje de 'Creatura', película que se presentó en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes 2023
Elena Martín en el rodaje de 'Creatura', película que se presentó en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes 2023

Como nombrar las cosas por su nombre, por ejemplo la palabra vulva.

Por ejemplo. Y enseñar lo que enseñamos en la infancia, la adolescencia y poner en la mesa las contradicciones en la pareja en la edad adulta. Y luego está la parte de empatizar con los personajes. Para mí hubiera sido muy fácil crear antagonistas claros, que el padre hubiera sido un castrador conservador católico o el novio un maltratado, pero eso no nos interesaba. Pero está claro que los tabúes, la manera de gestionar la sexualidad y el deseo culturalmente está condicionada por la amenaza del abuso. Y quizás para mí lo más político de la película sea la idea de que las mujeres por el miedo al abuso optamos por la castración. Pero nada está funcionando como debería, porque los números de violencia sexual son aterradores y en cambio, la educación sexual está en punto cero. No se ha puesto en la mesa como debería.

¿Qué piensas de movimiento que se ha generado alrededor del #SeAcabó?

Es muy importante. Llevamos tanto tiempo esperando, ¿no? Hay tantas cosas que se saben y no se dicen que cuando se destapan piensas: “Ya era hora”. A mí, por ejemplo, esta película me ha dado muchas herramientas a la hora de entender mi posición y me he dado cuenta de que no me gusta ni el blanco ni el negro y que los grises son mucho más políticos. Por mucho que genere incomodidad, hay que meterse en el barro y tener un sentido crítico. En este país hay violencia machista y abusos de poder, y eso se tiene que decir, sobre todo en un momento como este con el auge de la ultraderecha. Así que todo lo que está saliendo es clave para poder seguir avanzando. Hay que superar la cultura de la cancelación, porque no hay hombres cancelados en este país. Me parece un concepto muy dañino, porque es como demonizar algo que se soluciona básicamente poniendo límites y diciendo se acabó, hasta aquí hemos llegado. Porque el conservadurismo tiene mucho miedo. Ser tolerante implica mucho esfuerzo que no se está dispuesto a hacer.

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