Quien esté habituado a las entrevistas políticas a primera hora en televisiones y radios sabrá que presencias del pasado como Felipe González o el presente como Emiliano García-Page no son meras entrevistas a un expresidente del Gobierno o un presidente de una comunidad autónoma, más cuando Pedro Sánchez tiene entre manos o acaba de tomar una decisión trascendente; más cuando esa decisión trascendente guarda relación con Cataluña. Es una secuencia. Sus voces, por tener el mismo carnet que Sánchez, se suponen más relevantes o noticiosas que las de la oposición formal. Esta semana, con la amnistía que exige Carles Puigdemont resonando, González ha estado en Onda Cero y García-Page en COPE. Este jueves, la secuencia ha seguido su curso con otro habitual, Alfonso Guerra, ante Carlos Herrera.
El exvicepresidente ha promocionado su nuevo libro, ‘La rosa y las espinas: El hombre detrás del político’, que presentará el 20 de septiembre en Madrid en un acto al que acudirá González, y aunque Herrera se lo ha mencionado en numerosas ocasiones, no han faltado, repartidas, las preguntas sobre la exigencia de Puigdemont a cambio de facilitar la investidura. Su interlocutor ha dicho lo que de él se esperaba: “Me rebelo”. Ha pedido a Sánchez que no tolere la amnistía, que ha calificado como “insoportable” porque supondría que “un grupo con un 1,6% de los votos -en referencia al resultado de Junts per Catalunya el pasado 23-J- somete al 100% de los españoles”. El histórico dirigente no duda de que más allá de cualquier otra consideración, lo que pretende el líder independentista huido “no cabe en la Constitución, no cabe en absoluto”.
También se ha referido al viaje de la vicepresidenta segunda en funciones, Yolanda Díaz, a Bélgica para reunirse con el prófugo: “Es una auténtica infamia porque pone patas arriba todo aquello en lo que cree un demócrata. Un señor que da un golpe de Estado y declara la independencia de un territorio; que crea según él una república en Cataluña; que cobardemente y como un gánster de época se mete en un maletero y se marcha a Waterloo a un palacio que seguramente hemos pagado entre todos. Que se marche a negociar con este tipo me parece una infamia. Y éstos son los de la nueva política, los que iban a regenerar”, se ha quejado ya en referencia a Sumar, la deriva de Podemos y otros partidos a la izquierda del PSOE hoy liderados por Díaz.
El PP, “un maremágnum”
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Preguntado por un pacto de Estado PSOE-PP que evite estos escenarios, Guerra ha recordado que “los partidos nacionalistas, todos juntos, suman un 6% de la cámara de diputados” por un 73% entre las dos grandes fuerzas. “Llámelo como quiera”, ha dicho, “pero deben ponerse de acuerdo”. En este punto, el exdirigente ha detenido sus críticas a Sánchez para dirigirlas al PP de Alberto Núñez Feijóo, donde no sabe “quién manda”. “No han facilitado las cosas, hay un maremágnum ahí, la presidenta de Madrid pellizca... Tienen que poner orden en esa casa”, ha dicho, para concluir que un pacto de Estado no lo quiere “ninguno de los dos”, por lo que no ve posibilidad.