Carlos Alcaraz prendió la llama y Alexander Zverev fue chamuscado. No por el calor sofocante de Nueva York, sino por el asfixiante tenis del español. En el horno neoyorquino, el español tuvo sangre fría y mentalidad de hielo para imponerse al alemán (6-3, 6-2, 6-4 ) antes de citarse con Medvedev en semifinales del US Open. “Estoy preparado para la batalla contra él”, afirmó Carlos una vez terminador el encuentro. Dominó un partido jugado a lo que él quiso y pasó por encima de un Zverev que el próximo lunes regresará al top 10 del ranking.
Salió eléctrico el renacido Alexander Zverev, pensando seguramente que tenía poco que perder y que ya se había llevado el premio que buscaba desde que analizó el cuadro al comienzo del torneo, que no era otro que medirse con Carlos Alcaraz para poner a prueba su resurgimiento. Lo comprobó rápidamente. Inició cómodo, jugando desde el fondo de la pista y teniendo agilidad suficiente para llegar a las dejadas de Alcaraz, imprecisas en primera instancia, pero certeras a medida que fue desarrollándose el partido.
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Alcaraz frena el resurgir de Zverev
El alemán tenía claro su plan. Aferrarse a su servicio y golpe de revés para contrarrestar el ímpetu del murciano. Así le ganó en Roland Garros hace un año y buscaba repetir misma fórmula en la Arthur Ashe. El español, con la lección aprendida de los ocurrido en la Philippe Chatrier, pasó a situarse más adelantado para restar y los problemas invadieron a Zverev.
Perdió efectividad en el primer saque y el partido se lo llevó Alcaraz donde sabía que podía hacer daño. Su muñeca entró en calor y como consecuencia, lo hicieron sus dejadas y sus golpes de derechas. Así cerró el primer set, forzando el error de Zverev tras un derechazo inapelable. Carlitos se sacudió la presión de encima y, con la confianza que da tener el marcador a favor, arrasó a Zverev. Le borró de la pista. Elevó tanto su nivel que el alemán tuvo que pedir tiempo médico después de perder la segunda manga ya que el ritmo imprimido por el murciano estaba siendo altísimo.
Las fatiga y el ritmo de Alcaraz hicieron mella en Zverev
A ello se sumaban dos factores que ahondaban en su fatiga. Por un lado, su partido de octavos ante Sinner que se fue hasta las casi cinco horas y cuyas consecuencias hicieron acto de presencia antes de arrancar la tercera manga. Y por otro, las altas temperaturas de la noche neoyorquina. Los más de 30 grados que asolan la Arthur Ashe han sido el centro de todas las críticas de los jugadores. Medveved afirmó que “un jugador va a morir algún día y entonces se darán cuenta”.
Una circunstancia ante la que Alcaraz ni se inmutó. Está preparado para todo y para todos. O, al menos, ese mensaje lanza de puertas para afuera: incluso expone, entre risas, que quizá la tierra batida haya pasado a ser la tercera superficie en importancia para él. La dura no se le da mal. Dirige los partidos, mueve a su rival y cuando lo ve claro, ataca. Carlos no conoce el miedo. Si el partido le pedía acabar un juego por la vía rápida, apretaba con su saque. Si por el contrario, el peloteo se alargaba, también salía victorioso.
Zverev no podía plantar cara. Aunque, curiosamente, cuando más lo hizo fue en la tercera manga. Se aferró a su saque cuando su forma física pedía una tregua. No obstante, Alcaraz no iba a dársela. El murciano es un martillo pilón, no deja de atacar y contrarrestar. Y cerró el partido en la primera oportunidad que tuvo.
No es casualidad que el vigente campeón firme el mejor arranque en la historia del torneo. De sus primeros 17 partidos, ha decantado 16 a su favor. Y el que perdió, en los cuartos de 2021 ante Felix Auger-Aliassime, fue por lesión. En el horizonte ya vislumbra a Medvedev, su último rival antes de la final.