Pactos, negociaciones, coaliciones, conversaciones con otras formaciones... Muchos son los flecos (y no poco importantes) que quedan por cerrar de cara a la formación del próximo gobierno. Sin embargo, los consumidores parecen tenerlo claro tras las elecciones generales cebradas el pasado 23 de julio. Así, a la pregunta de si consideran que la situación de la economía española dentro de seis meses será mejor o peor que la actual, las respuestas son muy sorprendentes: el pesimismo se dispara entre los votantes del PP -partido más votado en los comicios- y de Vox, mientras las mejores perspectivas aumentan entre los que se decantaron por las formaciones de izquierdas.
La debacle del PSOE en las municipales del 28 de mayo precipitó la convocatoria de elecciones generales. Concretamente, un día después, Sánchez citaba a los españoles a las urnas. Dos días después de este anuncio, el Centro de Estudios Sociológicos (CIS) encuestaba a los españoles sobre diversas cuestiones, entre ellas, el devenir de la economía. Pese a que la situación de incertidumbre internacional y la espiral inflacionista que sufre toda Europa ensombrecía la confianza del 40% de los consumidores españoles, las perspectivas de mejora de la economía varían mucho en función de la formación política a la que votan.
Las respuestas sobre como los consumidores vaticinaban el futuro en nuestro país eran bastante dispares: el 52,8% de los votantes de Vox -los más pesimistas- preveía que la situación de la economía en España empeoraría en los próximos seis meses, mientras que esta afirmación la secundaban el 42,8% de los votantes del PP. En el lado contrario, los votantes de PSOE y Sumar, partidos que se integran en el Ejecutivo de coalición, eran los más optimistas: solo el 29,8% de lo los socialistas creían que la economía iba a ir a peor en el próximo semestre, el 30,1% en el caso de los votantes de Podemos.
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Sin embargo, esta situación ha dado un gran vuelco. El CIS ha publicado los resultados del Índice de Confianza del Consumidor, elaborado durante los días 24, 25 y 26 de julio, pocas horas después de conocerse los resultados de las elecciones generales. Pese a que el pesimismo se mantiene en esa cota del 40%, los porcentajes entre los votantes de las diferentes formaciones políticas ha sufrido un cambio drástico.
Concretamente, el PP, que llegaba a estos comicios con todas las encuestas a su favor -incluso con algunas aupándole por encima de la mayoría absoluta- se quedaba en los 137 escaños, lo que sumado a los 33 escaños conseguidos por su socio ideológico, Vox, le dejaba aún lejos de la mayoría absoluta, generando un resquicio para que las formaciones de izquierdas, junto con los independentistas y Bildu pudiesen formar una candidatura alternativa.
Pese a que a día de hoy, las negociaciones con la formación de Puigdemont -clave para la investidura de Sánchez- siguen activas, los consumidores asimilaron rápidamente quién era el ganador (y perdedor) de estas elecciones. Atendiendo a los resultados de la encuesta de Tezanos para el mes de julio, la confianza en la mejora de la economía durante los próximos seis meses se ha desplomado entre los votantes de derechas: el 68% de las personas que votaron a favor de Feijóo creen que la situación empeorará, porcentaje que se incrementa aún más en el caso de los simpatizantes de Vox, hasta el 81,4%.
Sin embargo, el optimismo se cierne sobre los votantes de Sánchez y Yolanda Díaz, que aumentan drásticamente su confianza en la economía española. El 55,4% de los votantes del PSOE cree que la situación mejorará en los próximos meses, frente al 42,4% de julio. Más optimistas son los simpatizantes de Sumar: mientras que en junio solo el 38,4% se mostraban favorables a esta mejora, tras los comicios esta cifra se dispara al 58,1%.
Pese a estas discrepancias, los motivos por los que creen que la economía va a empeorar confluyen entre las formaciones políticas: de manera generalizada, lo que más lastra a los votantes de PP, PSOE, Vox y Sumar es el alza imparable de los precios, seguido por el aumento del gasto mensual -que deriva de esta elevada inflación- así como el estancamiento de sus sueldos.