El Partido Popular se abrió a una reunión con los independentistas hace ya dos semanas, una posición descartada por ellos mismos un mes atrás. La estrategia no ofrecía una lectura fácil o evidente: quizás dar falsas esperanzas de que la investidura de Feijóo era posible, o quizás distanciarse nuevamente de Vox. Pero lo cierto es que el plan del PP pasa por otros derroteros. Fuentes de la Dirección Nacional señalan que el objetivo es decirles “no” a la cara, rechazar la amnistía y el referéndum, algo que no hará Pedro Sánchez.
Es decir, pretenden diferenciarse del bloque de la izquierda, que ya ha iniciado conversaciones con Carles Puigdemont para buscar su apoyo a la investidura de Sánchez. Se trata de una reunión entre la líder de Sumar, Yolanda Díaz, y Puigdemont en Bruselas, que el PP critica con dureza, hasta el término de tildarla de “escándalo”. Fuentes del partido aseguran que para ellos sí es una “línea roja” reunirse con un “fugado de la justicia” como es Puigdemont, lo que desvinculan totalmente de un encuentro institucional en el Congreso de los Diputados.
Allí es donde ellos pretenden reunirse con la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, que hasta el momento no ha rechazado dicho encuentro. Para el PP, con ello cumplen con su obligación constitucional tras el encargo de la investidura a Feijóo por parte del rey Felipe VI, y también muestran a su electorado que Feijóo no está arrinconado y está activo políticamente, pese a las nulas opciones de salir victorioso en una investidura.
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En una eventual reunión con Junts, que de momento no cuenta con el sí de Junts, el PP les desglosará lo mismo que a Pedro Sánchez: el proyecto político de Feijóo. Por parte de los de Puigdemont, prevén que les expongan sus exigencias, entre ellas la amnistía y el referéndum de autodeterminación. Además, no descartan obtener información de valor de esa reunión privada. Con todo, lo que tienen claro es que, si de algo les va a servir, es para decir no a las dos mencionadas exigencias, y para constatar que las mismas están sobre la mesa en las negociaciones con el PSOE y Sumar.
Además, si se produce este encuentro, el PP rechazaría que el interlocutor fuese Carles Puigdemont, pese a que, hasta el momento, en los que se han celebrado con otras formaciones políticas, Feijóo se ha visto cara a cara con los presidentes de las mismas. Lo ha hecho con Pedro Sánchez y hará lo propio este martes con Santiago Abascal.
El PP también ha dejado patente que no confía en obtener el apoyo del PNV en la investidura, y tilda de “incompatible” la propuesta de los jeltzale, en este caso del lehendakari Iñigo Urkullu, de reinterpretar la Constitución.
Críticas internas al acercamiento con Junts
Aunque en la Dirección Nacional defienden esta estrategia de acercamiento con Junts, se van destapando las voces que están molestas con un acercamiento, del tipo que sea, con los independentistas. El primero en hacerlo público fue Alejandro Fernández, presidente del PP de Cataluña, que aseguró en un mensaje en la red social X (antes conocida como Twitter) que Junts sí era su rival.
JUNTS sí es mi RIVAL, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un Rey fascista, con el que se niegan a "hablar".
— Alejandro Fernández (@alejandroTGN) August 27, 2023
Que alguien me diga de qué hay que "hablar" con ellos...
La segunda en unirse al no a Junts ha sido la diputada del PP por Madrid Cayetana Álvarez de Toledo, ya conocida por plantar cara a la Dirección Nacional del partido en el caso de discrepar con la misma. A través de una tribuna publicada en El Mundo este lunes, Álvarez de Toledo ha expresado su rechazo a que los populares busquen pactos con el PNV o con Junts.
De hecho, ha señalado que el acercamiento a los de Carles Puigdemont le parece un “suicidio” y un “crimen”, porque entiende que blanquean a un prófugo y legitiman las cesiones de Pedro Sánchez. En cuanto al PNV, también lo ve incompatible con la “igualdad” entre españoles de la que habla su partido, además de con Vox, de quienes dependen los 33 apoyos para la investidura de Feijóo, además de varios gobiernos autonómicos y municipales.
Al respecto, el PP respeta las opiniones de todos sus dirigentes, aunque no las comparte, y asevera que su formación no es una “secta”, de lo que, además, se enorgullece. “No se les pasa la guillotina, y todas las opiniones son escuchadas. Estoy de acuerdo en estar en un partido que no es una secta”, aseveró este lunes en una rueda de prensa el portavoz de la formación, Borja Sémper.