En plenos Pirineos, Barcelona cuenta con uno de sus parajes más bellos, la comarca de Bergadá. Se trata de un enclave donde la naturaleza es la protagonista gracias a sus impresionantes valles, montañas y biodiversidad. Junto a esto, el territorio enmarca varios pueblos que parecen sacados de un cuento. Una de ellas es Pobla de Lillet, una bella localidad que se caracteriza por cautivar a uno de los artistas catalanes más ilustres: Antonio Gaudí.
Igualmente, la comarca se vertebra sobre el río Llobregat. Así, en el bello pueblo de Castellar de n’Hug es donde nace este caudal, conformando uno de los parajes más bellos de la provincia. La localidad se incrusta a casi 1.500 metros de altitud, dentro del Parque Natural del “Cadí-Moixeró”. Su trazado medieval y su encanto rural enamora a cualquiera que lo visite. De hecho, fue premiado en 1984 por el Ministerio de Turismo como uno de los pueblos más bonitos de España y referente turístico, tal y como señala el portal turístico de la villa.
Más de mil años de historia
Para saber el origen de Castellar de n’Hug, hay que remontarse al año 839, cuando el topónimo de Castellar es nombrado en el acta de consagración de Urgell. Probablemente, ya existía entonces la iglesia parroquial de Santa María, edificio que había sido sustituido hacia el siglo XI por el edificio románico que se ha conservado parcialmente hasta nuestros días. Justo encima, se ubicaba el castillo., el cual estaba alejado del pueblo y del que, actualmente, solo se pueden apreciar los restos.
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Con el paso del tiempo, los vecinos comenzaron a asentarse alrededor de la iglesia hasta introducir la fortaleza dentro del casco urbano y la villa pasó a formar parte de varios señores. Durante las guerras carlistas la localidad sufrió bastante, sobre todo durante la tercera, pues vivió en sus calles una de las batallas más importantes de la contienda. Ya a finales del siglo XIX principios del XX, la villa se dedicó a la principalmente ganadería, hasta la fundación de la fábrica cementera Asland por Eusebio Güell, en Pobla de Lillet.
Este hecho generó una colonia industrial en la región, pues de la mano de Gaudí se edificó el Chalet del Catllaràs, un refugio de montaña para los técnicos e ingenieros que trabajan en la mina de carbón, también propiedad de Güell. Esto convirtió a Pobla de Lillet y a sus alrededores, entre los que se encuentra Castellar de n’Hug, en uno de los centros industrializados más relevantes de Cataluña. De esta forma, a día de hoy constituye una de las villas más bonitas de España gracias a su espectacular trazado y esencia medieval.
Arquitectura popular y un increíble patrimonio natural
Castellar de n’Hug es uno de esos pueblos en los que hay que perderse. Con 176 habitantes (INE 2022) esta pequeña localidad ha sabido mantener con el paso del tiempo su arquitectura popular donde se puede apreciar el uso de materiales propios de la región. Un paseo por sus calles empedradas es tarea obligatoria, así se pueden descubrir monumentos como la iglesia parroquial de Santa María, del siglo XI. Presenta un estilo románico, aunque ha sufrido algunas reforma a lo largo de los años.
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A su vez, destaca la pequeña iglesia de Sant Joan de Cornudell y la ermita de Sant Vicenç de Rus. Por otro lado, uno de los vestigios más curiosos de la villa son los que se conocen como construcciones de Piedra Seca. Se trata, de barracas, biombos, padrones, cerrados o fuentes que servían de cobijo a los pastores durante largos días de travesía en la montaña.
Esto demuestra la importancia ganadera que tuvo la región, pues solo en las montañas que rodean la villa se pueden encontrar más de 300 construcciones de este tipo. Igualmente, uno no se puede ir sin visitar los restos del castillo y el Museo del Pastor.
Sin embargo, si por algo se caracteriza este pueblo es por ser el nacimiento del río Llobregat. A este paraje natural se le conoce como las Fuentes de Llobregat y se enclavan a uno 1.300 metros de altitud, justo debajo de la villa. Se trata de un espectáculo natural que ofrece un amplio abanico de diferentes tonalidades de colores al largo del año.
Es el eje natural sobre el que se vertebra Cataluña y desemboca en el Mediterráneo tras pasar por 28 municipios. La mejor forma de descubrir este paisaje es por medio de un sencillo sendero. El camino lleva tan solo 30 minutos y se puede hacer desde el mismo pueblo. No obstante, cabe destacar que aparte del nacimiento, el entorno que rodea al pueblo es ideal para los amantes de la naturaleza, pues cuenta con una rica biodiversidad y enclaves impresionantes.
Cómo llegar
Desde Barcelona, el viaje hasta Castellar de n’hug es de alrededor de 2 horas por la carretera C-16 (hay peajes). Por su parte, desde Girona el trayecto tiene una duración estimada de 1 hora y 55 minutos por la vía C-25.