El gasto en pensiones ha tocado techo en agosto, con un desembolso de 12.039 millones de euros y más de nueve millones de beneficiarios. La Seguridad Social ha destinado casi tres cuartas partes de su presupuesto a la financiación de los subsidios correspondientes a la jubilación, que representan el 72,9% de la partida total. Todas las cuantías han crecido de forma progresiva desde el pasado mes de enero y sufrirán un nuevo impulso durante los próximos tres años gracias a la última reforma de las pensiones aprobada por el Gobierno de coalición.
Los beneficiarios, para tener acceso a las prestaciones de carácter contributivo, tienen que cumplir con una serie de requisitos, como tener cumplida la edad ordinaria de jubilación y haber cotizado el mínimo de años exigido. La cuantía dependerá de la categoría profesional de los solicitantes y de su base salarial, entre otros factores. Además, en el momento de la solicitud, los trabajadores tienen que presentar su documento de identificación y un certificado que acredite su estado civil y/o parentescos.
Los jubilados, una vez comienzan a recibir alguna de las pensiones del sistema de la Seguridad Social, se pueden despreocupar de prácticamente cualquier trámite. Las autoridades continuarán abonando los subsidios con normalidad sin que el beneficiario tenga que rendir cuentas ante la entidad gestora de las prestaciones, que suele ser el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). Sin embargo, en algunos casos, los pensionistas tienen que comunicar circunstancias extraordinarias, como un cambio de domicilio o el inicio de cualquier actividad laboral.
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Los beneficiarios también tendrán que poner en conocimiento de los organismos cualquier cambio económico que pueda afectar a sus ingresos, como la concesión de otras prestaciones o el cobro de alguna renta. Del mismo modo, un hipotético cambio del estado civil y las defunciones o nacimientos también deben ser correctamente informados. Los pensionistas que residen en el extranjero deben presentar además un justificante original de vivencia para mantener en orden la prestación.
¿Qué pasa con la pensión cuando fallece un pensionista?
Cuando un pensionista fallece, los familiares tienen que ponerse en contacto con la Seguridad Social para comunicar su pérdida. El primer paso no es otro que presentar el certificado de defunción de la persona titular del subsidio, un trámite que se puede realizar tanto online como a través de las oficinas físicas del organismo. Los ciudadanos que opten por hacerlo a través de la sede electrónica tendrán que disponer de certificado digital, DNI electrónico o Cl@ve Pin.
Los jubilados que residen en el extranjero tienen que notificar el fallecimiento ante la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) encargado de gestionar su pensión y, en su defecto, ante la Consejería Laboral de la Embajada de España en su lugar de residencia. Además, este grupo de pensionistas también tiene que presentar su fe de vida con el próximo 31 de marzo como fecha límite. Si los beneficiarios se olvidan de comunicar alguno de estos cambios, pueden perder su pensión y los trámites para recuperarla son bastante complicados.