Repleto de espectaculares bares y restaurantes, entre los que se encuentran algunos de los mejores de la región, Hondarribia, en el País Vasco, es uno de los pueblos más pintorescos del norte de España y, sin lugar a dudas, un excelente destino al que ir para quitarnos la nostalgia del verano que ya nos está dejando. Hondarribia viene experimentando desde hace ya unos años un auge en la escena culinaria debido a que una nueva generación de chefs, que han aprendido el oficio bajo las órdenes de las grandes leyendas de la cocina vasca, se han instalado en esta pequeña ciudad fronteriza con Francia.
De esta forma, las terrazas y los bares son un hervideros de amantes de los pintxos, esta fórmula desenfadada de comer, de alta calidad y gran diversidad como la que ofrecen sus cocineros. Sin embargo, además de su gran gastronomía, Hondarribia también puede presumir de su muy bien conservado Casco Viejo, el único de toda la provincia de Guipúzcoa que está rodeados por una muralla medieval.
Las casas de esta zona de la ciudad está repleta de preciosas casas de estilo vasco de paredes blancas en las que resaltan los balcones de madera pintados con un amplio abanico de colores: rojo, verde y azul, entre otros. La historia cuenta que los pescadores solían utilizar la pintura sobrante de sus embarcaciones para las alegar las fachadas de su casa y de ahí esta tradición.
Edificios barrocos
Uno debe dejarse llevar, y perderse, por las pequeñas calles adoquinadas del Casco Viejo y disfrutar de numerosos de edificios barrocos que añaden, si es eso posible, incluso mucho más encanto al pueblo. La arteria principal de esta zona es Kale Nagusia, de la que parten todo el resto de vías que trazan el casco antiguo.
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A través de esta calle se pueden apreciar, entre otros edificios históricos, la Casa Consistorial, la Casa Ladrón de Guevara o el Palacio Zuloaga. En esta arteria también se puede disfrutar de la Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano -erigida entre los siglos XV y XVI- de estilo gótico y recuerdos renacentistas.
Más allá del Casco Viejo, otra parte imperdible de esta más interesante es el barrio de la Marina, mucho más bullicioso. Es aquí donde se encuentra la mayor parte de los bares y restaurantes que han dado fama a la localidad. La calle principal que se extiende a lo largo del barrio es peatonal, está alineada con árboles y llena de hermosas casas y establecimientos en los que comer y deleitarse con el pescado de la bahía. Finalmente, la otra atracción turística es la playa, la cual se extiende a lo largo 800 metros, ofreciendo arena y tranquilas aguas tanto a locales como turistas.
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